Punto final al sainete. La Federación Española y la Junta de Andalucía plegaron velas en su intención de permitir la entrada de público en la final de la Copa del Rey entre la Real y el Athletic. Pero no crean que sus intentos se van a acabar aquí, porque ahora su nuevo objetivo es tratar de lograr que haya público en la segunda final que disputarán los de Marcelino contra el Barcelona el día 17 en el mismo escenario. Definitivamente, algunos no han entendido nada en este último año.

En el colmo de la hipocresía, fue la propia Federación la que sentenció definitivamente que no habrá aficionados sevillanos, los únicos que podían entrar, en las gradas de La Cartuja. Lo hizo a través de comunicado emitido al mediodía en el que acató la contundente desautorización del Gobierno central y anunció que no iba a abrir las puertas del estadio. La decisión llegó apenas 24 horas después de que la propia entidad que preside Luis Rubiales filtrara que su objetivo es que hubiera algo más de 10.000 aficionados en las gradas del estadio de La Cartuja, algo que, como era de esperar conociendo su catadura, no reconoció que era su intención en el escrito: “La situación epidémica actual y las medidas establecidas que suponen el cierre perimetral de la movilidad, tanto para la comunidad autónoma de Andalucía, como de la provincia de Sevilla, hacen inviable que aficionados no residentes en la provincia puedan acudir a presenciar dicho encuentro”. Asimismo especificó que tanto Real como el Athletic habían “comunicado que acatarían cualquier decisión de la RFEF”.

No tenía ningún sentido plantear el introducir público sin que pudiesen viajar las aficiones de los dos clubes vascos: “Se ha valorado el hecho de que las hinchadas no puedan desplazarse y acudir al estadio de La Cartuja, acordando la Consejería de Salud y Familias de la Junta de Andalucía y la RFEF”, y se ha llegado a la conclusión de que “dicho partido se desarrolle sin la asistencia de público en las gradas del estadio de La Cartuja”.

Pero por si fuera poco, trató de limpiarse las manos para eludir el sonrojante ridículo de su filtración para tantear un poco las respuestas de todas las partes que le han ido cerrando la boca con argumentos tangibles y categóricos: “La RFEF ha trabajado siempre dentro del más estricto marco de cumplimiento a las decisiones de las autoridades sanitarias, siendo siempre sensibles a sus recomendaciones. Ante las diferentes informaciones difundidas, la Consejería de Salud y Familias y la RFEF ponen de manifiesto que ésta es la única comunicación oficial por parte de ambas”.

Lo más curioso de todo es que todo este compendio de declaraciones, de comunicados e informaciones interesadas motivaron que estuviese todo el pescado vendido antes de la reunión ordinaria prevista entre los presidentes de los clubes, la RFEF, una delegación de la Junta de Andalucía y una representación del Consejo Superior de Deportes (CSD).

Al término del encuentro, Alfredo Olivares, director de Competiciones de la RFEF, se alineó con su comunicado: “El máximo anhelo de los clubes y de la Federación ha sido que esta final se dispute con público. Se ha esperado hasta el momento en que podíamos entender que podíamos tener esta asistencia, pero creo que se ha adoptado una decisión responsable atendiendo a los indicadores sociosanitarios y de la epidemia y, sobre todo, las últimas medidas del confinamiento perimetral que evitaban que la afición pudiera desplazarse”.

Jokin Aperribay defendió que no era el momento: “Ambos equipos estamos para ayudar y comprendemos la situación actual de la pandemia. Ya hemos aprendido todos los ciudadanos del mundo las dificultades existentes y lo que tenemos que hacer es como siempre cumplir con los consejos y las recomendaciones de las autoridades sanitarias y por lo tanto la Real lo que quiere es manifestar la máxima colaboración con la decisión adoptada. Esperemos estar presentes en muchas finales y que la afición pueda estar en otras finales”.

Aitor Elizegi tampoco puso ningún reparo a lo acordado: “Era el momento de seguir siendo responsables, más todavía en una situación sociosanitaria que todos pensamos que necesitamos colaborar para contenerla, y quizás sea la final más importante que estamos jugando, y ahí sí que estamos unidos y solo tiene que haber un vencendor”.