ace dos semanas, en tres días, el primer equipo juvenil de la Real perdió 6-3 en Lezama y 1-5 en casa ante el Athletic. Vamos a ver, esto puede pasar. A veces las generaciones por los motivos que sean son muy diferentes. Pero según me cuentan, lo peor no fue la paliza sino la sensación de pasotismo de muchos de los jugadores. Saliendo del vestuario enganchados al móvil, como si hubiesen perdido un partido corriente. Alguno de los técnicos tuvo que hacer control mental para suavizar el calentón que llevaba. Chavales, que os ha metido el Athletic 6 y 5 goles en muy pocas horas. Me recordó a la famosa crítica de Gattuso, entrenador del Nápoles, sobre los futbolistas actuales: "Cuando yo perdía un partido iba a los casilleros y golpeaba todo por la frustración. Hoy, cuando los jugadores pierden un encuentro, se hacen un selfi y lo suben a redes sociales. Me dan asco".

Llevo tiempo recibiendo malas referencias de dicha generación. Lo curioso del caso es que nadie ha cogido el toro por los cuernos y ha hecho una limpia en un equipo que en verano disputó un amistoso contra el Easo, el segundo equipo juvenil, y acabó derrotado. Y mira que me extraña, porque en este sentido Olabe suele ser implacable. Lo más decepcionante de todo es que, a pesar de todos los numeritos y el control digitalizado individual de cada jugador como si fuese la NASA, fueron varios los deportistas que tuvieron que abandonar el campo sin poder andar por problemas musculares o calambres. En el Athletic, en cambio, ninguno. En cada entrenamiento siempre hay algún jugador que se queda en la camilla sin saltar al verde por pequeñas molestias. Si les viesen los Gorriz y Gajate les daría un mal€ Alguien debería contarles que desde que está en Zubieta, Zubeldia jamás se ha perdido un entrenamiento por un masaje y Oyarzabal, un par de veces como mucho. Esos sí que son unos buenos espejos en los que mirarse.

La verdad es que me sorprende. Zubieta es una buena fábrica de futbolistas, pero también debería serlo de entrenadores. Sin desmerecer al técnico del juvenil, a quien conozco y me consta que está cualificado, y tampoco tiene mucha culpa por haber heredado un grupo con demasiados vicios, lo que me cuesta entender es imaginarme a Jon Mikel Arrieta analizando vídeos cuando demostró con creces (ahí están los resultados) que es un entrenador muy válido. No comprendo cómo un técnico que ha ido escalando peldaños y del que no he encontrado a nadie en Zubieta que me hable mal de él, cuando ha consumido su etapa en el División de Honor, desaparece del mapa para hacer un trabajo casi de oficinista que, en teoría y al menos para mí (seguro que alguno pensará que hablo sin saber), debería estar reservado para los que empiezan. No ha sido exjugador, pero eso no te garantiza nada, por mucho que en el club se empeñe en darles puestos de privilegio a algunos sin tener ni idea de si están realmente capacitados.

Qué quieren que les diga. Para muchos será una tontería, pero a mí me duele ver que el Athletic juvenil ha humillado a la Real. Y estoy convencido de que en Zubieta hay al menos una persona que me empata o incluso me supera en su malestar. Me refiero a Imanol, el que se metía en su habitación a llorar cuando era crío y perdía la Real. Aunque parezca increíble para algunos (a mí hace ya mucho tiempo que no me sorprende nada en el fútbol), las malas lenguas, esas que se aparecen en cuanto el enfermo tiene mal color, se atreven a aventurarse con que la guillotina le espera afilándose si la cosa no mejora en los próximos dos-tres partidos (Villarreal fuera, Cádiz en Anoeta y Getafe a domicilio). Ya veremos. Aparte de que confío plenamente en la reacción de un equipo que tiene menos puntos y menos goles de los que en realidad ha merecido (no me refiero a fortuna si no a justicia deportiva), me parecería un absoluto despropósito. Aunque es evidente que ha consumido el comodín de la buena imagen y ahora solo le salvarán los resultados. Yo llevo tiempo defendiendo que a día de hoy, el 90% de los entrenadores que trabajan en la elite están preparados tácticamente para hacerlo y que no existe demasiada diferencia entre ellos, salvo los gustos y los estilos de juego que implantan. Como es normal, cada maestro tiene su librillo. Ha llegado un momento en el que, aparte de que me gusta que la Real juegue y compita bien, como es lógico, me convencen y me estimulan otro tipo de argumentos en el banquillo. La pasión, la ilusión, el sentimiento, el carácter, la cercanía, el verte reflejado en sus reacciones, la forma de transmitir, el sentido de pertenencia, la fortaleza de hacer equipo y el fomentar la identidad. En todo esto, que me seduce mucho más, la directiva txuri-urdin ha encontrado simplemente al mejor del mundo. Y lo ha hecho sin irse muy lejos, lo tenía en casa al rico grito de exigencia diario por los campos de sus instalaciones.

Yo hace tiempo que tengo muy claro que Imanol es el entrenador ideal para la Real. No tengo ni idea de si en otro equipo en el que no sienta el escudo triunfaría su fórmula, pero la realidad es que no tengo necesidad de comprobarlo porque donde quiero que esté es aquí. Es uno de los patrimonios actuales más importantes del club y haríamos muy mal si no fuésemos conscientes de ello. El día que se marche, porque es ley de vida, y pasará, su relevo lo tendrá complicado. No pasará mucho tiempo hasta que empecemos a echarle de menos.

Lo sorprendente de la profecía es que la lanzó el propio Imanol en la previa a la visita del AZ Alkmaar cuando veía la vie en rose aunque todavía seguía enfurruñado con los medios locales por la polémica Maradona: "Quién dice que en 15 partidos, depende de cómo vayan los resultados, alguno esté pidiendo mi dimisión". Se ha cumplido con exactitud. Es cierto que en otros clubes, la racha de dos victorias de 16 le pondría en la diana y su puesto correría serio peligro. Pero también lo es que el mayor motivo de frustración del aficionado txuri-urdin tiene su origen en el comienzo de la temporada cuando hasta llegamos a soñar con lograr el título de Liga por lo bien que jugaban y competían. En aquel momento todos pensábamos que el equipo era una obra de autor y la clave que hacía encajar sus piezas era su entrenador. Para Imanol esta temporada está siendo un viaje a lo desconocido. Nunca había afrontado una campaña, sin apenas preparación estival, y con partidos cada tres días. Tiene que tomar un sinfín de decisiones y les garantizo que pocos tienen un porcentaje de acierto tan alto. Vale, de acuerdo, en los dos últimos partidos ha estado nervioso y se ha equivocado. Una crisis de resultados causa estragos en la confianza de todos. En la del técnico también. Es normal. Para mí sus dos verdaderos errores han sido arriesgar en exceso sin darle descanso a Silva (entiendo que siempre cueste quitar al mejor) y que, al contrario de Simeone, ha entrado en una dinámica en la que piensa demasiado en el siguiente partido. Y eso no puede ser. Vamos a ganar el que tenemos entre manos y después ya pensaremos en preparar el próximo. Y tiene que estar preocupado, como yo lo estoy, porque la realidad es que nunca ha sido el preferido de la dirección deportiva. El elegido de Olabe está en A Coruña ahora y el del presidente dirige al filial. No tiene tanta protección y ya le quedan pocas vidas para el Game Over. Los vikingos tenían una máxima en la batalla: "Nunca pelees si no crees que la suerte está de tu lado". Sigo pensando que la Real estará mucho más cerca de la gloria que del fracaso mientras su entrenador sea Imanol. El proclamado por su propia gente como el mejor entrenador posible para este proyecto. ¡A por ellos!