e han juntado las dos como si fueran pareja de mus. Por supuesto, se hacen señas, guiños, levantan las cejas, diseñan muecas, mueven el morro y derrotan a quien se les ponga por delante. No se entera nadie del modo que juegan las partidas. Están disfrutando una barbaridad viendo lo que joden (con perdón) al personal. Cuentan los amarrekos por paladas y los perjuicios por arrobas. Es lo que hay en este comienzo de año, en el que las vacunas van lentas y los camiones quitanieves no llegan.

Hablaba ayer con un balonmanista que acaba de competir en Moscú. Quiere llegar a casa como sea, porque después de Catar viajaron a la capital de Rusia y no han catado ni el jamón, ni los camarones, ni el turrón, ni txakoli. Para viajar desde las proximidades del teatro Boltsoi hasta el domicilio familiar, debían hacer escala en Moscú, dirigirse a Madrid pasando por Estambul y enlazar un vuelo a Bilbao. Luego, trasladarse a su domicilio, saludar a la familia, pegarle un muxu tibio a su pareja, comerse una tortilla de patatas con cebolla y dormir como un lirón a pierna suelta. A esta hora siguen en Turquía, en un hotel, ignorantes de lo que hoy les pueda suceder. Se suben por las paredes.

Les sugerí que, para no aburrirse, jugasen a los vasos, cantando aquello de "Desde Córdoba a Sevilla han construido una gran pared, pared, pared. Por la pared va la vía y por la vía pasa el tren, tren, tren. En el tren va una señora y un caballero también, también, también€". Así hasta que alguien cae y se le juntan todos los vasos en su posición. Cabría decirles lo mismo a los realistas, que, de hecho, se van a pasar unos cuantos días entre Córdoba y Sevilla, aunque parece que sin nevadas de monumento. No les afectará Filomena Elurra, pero Maritxu no se toma un respiro. Desconcierta hasta tal punto que los aficionados pueden asistir a los partidos de Copa y no a los de Liga. Que viene a ser lo mismo que si los fieles que acuden a misa los domingos pudieran cantar los situados en la parte izquierda del altar mayor y se lo prohibieran a los de la derecha. ¿De locos, verdad? Así están las cosas, si así os parece. Y como además las casas están heladas y no se calientan, salvo que tengas los radiadores encendidos todo el día, van y suben las tarifas de la luz, no el IPC sino un escándalo que nos va a tocar las maracas en plena cuesta de enero para que no nos falte de nada.

Hablar de partidos de fútbol en medio de este paisaje y con semejante paisanaje da un poco de vergüenza. Y encima a las dos de la tarde, que plantea siempre un par de dudas, si comer a la hora del desayuno o hacerlo en el turno de merienda. Cosas del reparto del horario televisivo y de los euros que llegan a las depauperadas arcas de los clubes que afrontan el mercado de invierno con cuatro cartas tan malas que para el envite solo cuentan con la jugada de Perete (cuatro, cinco, seis y siete). Así no vas a ninguna parte. Quizás por ahí se entienda que Imanol dispone alineaciones que dejan claros los niveles de eficacia en el rendimiento. Forzado por las lesiones, monta equipos a la remanguillé. No sé si por el aumento del precio de la luz o del consumo de energía, lo cierto es que el equipo saltó al Pizjuán muy desenchufado. Encajar dos goles en tan pocos minutos, aunque luego niveles, no habla bien del concepto defensivo. Menos aún si los tantos de la derrota corresponden a la autoría del mismo futbolista. En-Nesyri es un buen jugador que atraviesa un momento estupendo de forma, pero no te debe marcar tres goles. A este tipo de delanteros hay que atarles en corto, como los demás hacen con los nuestros. Casi lo mismo que te muestren tres amarillas en nueve minutos. ¿Ansiedad? No me gusta personalizar, pero desde que Aritz Elustondo no juega, y no puede poner orden atrás, nos ha costado una barbaridad levantar cabeza. A ver si se recupera él, y otros jugadores decisivos que otorguen consistencia al equipo para que todo vuelva a ser más racional. Que en los últimos diez partidos hayamos sumado tan poquitos puntos no es casualidad. Lo sabe Imanol, su equipo de ayudantes y quienes conocen los entresijos del plantel.

Lo cual no quiere decir que este miércoles no le puedan ganar al Barcelona en la semifinal de la Supercopa, siempre y cuando la popular pareja de mus no nos haga una de las suyas y todo pueda desarrollarse con normalidad. Compartimos un calendario tan variopinto que es muy difícil meterle mano, convivir con el desorden en el que llevamos sumidos desde marzo. Después de perder con el Sevilla, recibí la llamada de un entrenador catalán. Acaba de terminar su experiencia en una de esas ligas lejanas. Comentamos el partido y quiso que valorara lo que supone para los futbolistas competir en la dinámica en la que se mueven. Valoró muy por alto lo que está haciendo Imanol con su plantilla y calificó de locura la vigente fórmula de fechas, horarios y competición. Me quedé con esa copla y con el frío ensordecedor que soporto mientras escribo este comentario.

Comentaba el técnico oriotarra que él no había pedido ningún refuerzo y no hay por qué no creerle. Defiende a su gente como pocos. Sin embargo, hay ruido alrededor. Entradas y salidas que obligarán a estar despiertos en todo momento. Ignoro si el club se plantea apuntalar una línea en la que no sobran los efectivos, pero desde antes de empezar la competición existía un déficit que, lejos de superarse, se acrecienta con las lesiones y ausencias. Pese a la racha tan prolongada sin triunfos (excepto San Mamés) el equipo sigue ocupando puesto europeo. Queda una vuelta entera en la que puede pasar de todo. La lista de nombres que pululan alrededor de la entidad aumenta en la medida que hay gente muy interesada en que se mueva el mercado. Eso sí, nadie dispone de euros para invertir y los clubes quieren jugadores prestados, que supongan un mínimo desembolso. Las secretarías técnicas quieren por un duro un barco y eso no es posible, ni fácil.