- Su gran éxito: elevar a la Real a otra dimensión, a un estado muy próximo a la zona noble y más cotizada de la Liga. Este salto de calidad del equipo lo ha impulsado desde un despacho de Zubieta, su centro de operaciones. El trabajo de Roberto Olabe en la sombra sigue dando sus frutos al devolver al equipo txuri-urdin a la lucha por los títulos, algo que no hacía desde que en la campaña 2002-03 pugnara hasta la última jornada por el de la Liga.

Olabe también ha disfrutado de diferentes etapas en el club. Lleva en la Real desde que en abril de 2018 asumiera todo el poder en el área deportiva tras la destitución de Loren como director deportivo, aunque antes ya ejerció durante ocho meses en 2016 como director de fútbol, junto al propio director deportivo Loren (una relación abocada al fracaso desde el inicio), y durante tres cursos, desde 2002 hasta 2005 (cuando tuvo lugar la temporada mencionada del subcampeonato con Denoueix de técnico), como director deportivo. Y, al igual que Imanol, militó en la Real, de portero, cuatro ejercicios (disputó seis partidos) y también fue técnico en las últimas nueve jornadas de la 2001-02 para salvar al equipo del descenso.

Ese logro que alcanzó la formación realista hace 18 años, rozando un título en una temporada que encandiló a la hinchada txuri-urdin, lo ha vuelto a conseguir ahora al situar al equipo, tras confeccionar una plantilla competitiva con fichajes que marcan la diferencia y jugadores salidos de su vivero con un gran presente y futuro, en un nivel superior en el que las hazañas que ilustran la historia de un club están más cerca.

Es así como Olabe gestiona, desde su laboratorio de Zubieta, el crecimiento de una Real que no ha perdido un ápice de su esencia y su filosofía de cantera para tratar de alcanzar una cota que desde hace mucho no se veía por estos lares.