Goleada y liderato. Una Real magnífica, capaz de todo, madura, preparada para alcanzar grandes gestas y con una calidad indiscutible, con potencial para golear a domicilio a un rival directo para entrar en Europa, se convirtió en el nuevo líder de Primera División. Y no es casualidad. No es flor de un día. Esta campaña inusual apunta a que puede deparar muchas sorpresas y los blanquiazules están ahí, bien colocados, en la cima, el mejor argumento para soñar con las cotas más altas. No, no es poca cosa en la jornada 6. Ganar 0-3 en el campo del Betis, que tiene una plantilla edificada para regresar a Europa, con un presupuesto altísimo. Los de Imanol se presentaron en su estadio conscientes de que se miraban en el espejo, con un adversario tan exigente como incómodo, y poco a poco fueron imponiendo su mayor nivel para acabar venciendo por 0-3 en un triunfo inolvidable, de los que se recuerdan por mucho tiempo.

Lo mejor de todo, lo más importante, es que futbolistas como Oyarzabal o Silva van poco a poco alcanzando su mejor estado de forma, lo que sin duda les va a permitir estar mucho más cerca de decidir los encuentros, además de, cómo no, destacar que la zaga volvió a mostrarse inexpugnable y ratificó los motivos por los que solo ha encajado dos goles en seis partidos. A ver si al final tenían razón con el tema del central...

Un gol de Portu en la primera parte y otros dos de Oyarzabal, de penalti, y de Januzaj en la segunda parte decidieron un encuentro en el que los blanquiazules siempre fueron mejores y estuvieron mucho más cerca de la victoria. Y la merecieron, sin ninguna duda. La Real tenía una atractiva motivación visitando al Betis, ya que si ganaba se convertía en el líder de la categoría, empatado a puntos con el Villarreal y con mejor gol-average. Pero su misión no era sencilla. El conjunto verdiblanco es un equipo de su misma categoría que, aunque el año pasado no logró meterse en la pelea por los retos ilusionantes, su presupuesto y sus aspiraciones son las mismas que las de los donostiarras. Este año, con nuevo entrenador, de máximo prestigio como Pellegrini, ha arrancado con fuerza hasta el punto de que se presentaba en la jornada 6 con muchos jugadores revalorizados y con la posibilidad de erigirse también en el primero del campeonato si derrotaba a la Real en su estadio. Todo lo contrario que el año pasado con Rubí, cuando le costó tanto arrancar que le acabó lastrando toda la temporada.

Imanol apostó por un once reconocible, basado en los futbolistas que han trabajado estas dos semanas a sus órdenes en Zubieta en una especie de segunda pretemporada. Los únicos de los cinco internacionales que entraron en el once fueron los incombustibles Mikel Oyarzabal y Mikel Merino. El resto descansó a la espera del estreno europeo, con la entrada de Guevara en lugar de Zubimendi, en una clara demostración de que el oriotarra quería depositar un voto de confianza en los jugadores que ha tenido a sus órdenes estas dos semanas en Zubieta. Por cierto, a los que ha exprimido, como han reconocido varios de ellos.

Y en punta Willian José. El fútbol es así, una constante noria en movimiento con aciertos y errores. Eso sí, no es cuestión de perdonarle un pecado capital, pero tiene que darse cuenta de que, primero, nunca va a encontrar una afición más comprensiva que la de la Real; y segundo, al margen de posibles salidas a otros clubes, que no se le olvide que no puede dejar escapar más trenes y que como pierda el de esta temporada quizá ya no vuelva a ser el mismo. Se lo recordamos una vez más, en ningún sitio va a estar mejor que aquí. Ahora que lo valore, lo disfrute y demuestre lo buen 9 que es. Que eso nunca se ha puesto en duda por estos lares.

El encuentro pronto se convirtió en una equilibrada batalla entre dos equipos similares, con la misma propuesta y del mismo nivel, con futbolistas capaces de decantar partidos en una sola jugada. Es complicado analizar si uno de ellos se impuso antes del entreacto, pero lo cierto es que la Real salió valiente, comenzó mejor y, sobre todo, acabó siendo muy superior con dos acciones extraordinarias que acabaron con el primer gol del duelo. Ambos conjuntos presionaban muy arriba buscando el error del rival, algo que provocaron los dos, con pérdidas muy peligrosas tanto de los sevillanos como de los guipuzcoanos en la salida de balón. Esto no se tradujo en ocasiones claras en las áreas. A los siete minutos, Oyarzabal no llegó por muy poco a un centro de Willian y el posterior remate de Gorosabel no lo engatilló Portu. Hubiese sido un gol que habría allanado el camino para una victoria vital. Casi a continuación, en una acción que nos recordó la exigencia del reto, Tello probó suerte con la zurda y Remiro despejó a córner. Tras el mejor arranque txuri-urdin, el Betis se fue haciendo poco a poco con el dominio y el control, y Tello, de nuevo, tras robarle la espalda a Gorosabel, y un buen centro de Aitor que atrapó Remiro pusieron el corazón en un puño a los blanquiazules. Pero la Real, siempre valiente y con mucha personalidad, no se fue del partido, y a los 38 minutos, haciendo caso a Imanol, que no paraba de repetir desde la banda que tocaran y tocaran, hilvanó una jugada maravillosa desde su línea de fondo que acabó con una asistencia de Silva a Willian dentro del área, pero su disparo se le escapó fuera por centímetros. Una pena. La Real ya estaba mucho mejor, se sentía poderosa y en una internada de Oyarzabal, siempre él, el que no hace nada para algunos, puso un centro espléndido en plena carrera que convirtió en gol Portu. Un detalle importante, porque el inicio de temporada del murciano está siendo sencillamente espectacular. Ya lleva tres goles, más todo lo que aporta, que es muchísimo. Un jugador extraordinario y uno de los mejores fichajes de los últimos años.

El VAR acaparó protagonismo en la reanudación, con una gol anulado a Sanabria por supuesto fuera de juego, que no parecía, cuando a Silva le habían hecho falta antes. Y en un discutible penalti de Le Normand que no señaló, a pesar de verlo Estrada en la pantalla, al comprobar que le habían sujetado del brazo antes.

Tras los dos sustos y con los cambios de Imanol, Silva buscó y encontró a Isak, que fue derribado con claridad en el área. La pena máxima la transformó, como siempre, Oyarzabal. Y poco después, en una rápida contra, Januzaj firmó el tercero al definir desde dentro del área una buena combinación con Merino e Isak.

Y punto final. La vida puede ser maravillosa. La Real es líder de Primera y el jueves estrena su andadura en Europa. Y lo hace con un triunfo de mérito. De los que se recuerdan. De los que merecen la pena. De los que confirman que nos encontramos ante un equipo al que le cuesta encontrar límites. Quizá el liderato sea demasiado. Pero lo bonito que es verle tan arriba y, sobre todo, que no nos llame mucho la atención. Y no siente vértigo en las alturas porque la Real es grande y lo será siempre. Y porque no siente vértigo en unas alturas que ha conocido en repetidas ocasiones a lo largo de su historia. Cuidado con el tiburón...

Portu abrió el marcador al rematar un centro de Oyarzabal antes del descanso, cuando la Real se rehizo de un mal momento

En la reanudación, Oyarzabal, de penalti, y Januzaj sentenciaron el triunfo en un partido marcado por las decisiones del árbitro y el VAR