- El dato parece una mera anécdota pero sin duda resulta significativo. La titularidad de Álex Remiro en el partido de Valladolid provocó que la Real iniciase con un portero distinto las últimas tres ligas. El curso pasado fue Miguel Ángel Moyá el que arrancó en el empate de los realistas en Mestalla y en el anterior, el que empezó en el triunfo, curiosamente, en Vila-real, fue Rulli. También son sorprendentes los movimientos que se han producido a lo largo de los dos campeonatos anteriores en el arco realista. En la 2018-19 el que finalizó como casi irrebatible fue Moyá, que se había incorporado a la disciplina txuri-urdin tras la lesión de Rulli en Salzburgo y el posterior ninguneo a Toño Ramírez. La temporada anterior, Remiro disputó muchos más partidos que el balear, pero sin embargo ni empezó ni acabó en las alineaciones. Entre otras cosas, si el de Cascante no se estrenó desde el primer partido fue casi por protegerle, ya que el destino quiso fijar su regreso a San Mamés en la tercera jornada, pero Imanol fue dándole entrada para confirmar que se trata de la gran apuesta para la portería del club. Lo cierto es que Moyá perdió su plaza sin motivo aparente y en el sprint final posconfinamiento la recuperó e incluso acabó siendo clave con esa parada en el último minuto al sevillista Ocampos.

Todos estos movimientos certifican que la Real todavía no ha encontrado estabilidad en su portería. Después de la época de Rulli, que fue el último que se hizo con el cartel de indiscutible al ser el titular durante cinco campañas seguidas, y sobre todo después de la llegada de Moyá, se ha abierto una etapa repleta de bandazos y de cambios. Lo cierto es que el primer paso para dotar de continuidad a una demarcación vital en un equipo es reforzar la confianza en los que están. Y es lo que ha hecho este verano la Real. La dirección deportiva ha decidido que siguiesen Remiro, que tiene contrato hasta 2023, ha renovado a Moyá por una temporada más, y a Zubiaurre todavía le queda otro año. En principio, es posible que el de Ordizia busque una salida, al considerar que podría estancarse si se pasa otro curso más casi en blanco.

La decisión de que comenzase Remiro era más o menos la esperada, sobre todo si se tiene en cuenta que fue quien disputó el ensayo general ante Osasuna de la semana pasada en Anoeta. En teoría el de Cascante se perfila como el portero para esta y las siguientes temporadas. Uno de los objetivos que se había marcado Luis Llopis era convertirle en uno de los mejores de la Liga, al considerar que cuenta con nivel y con un margen de mejora para estar cerca incluso de la selección absoluta.

Por si fuera poco, Moyá es un guardameta de plenas garantías, que siempre ha estado a la altura cuando el equipo le ha necesitado y cuya experiencia le viene muy bien tanto a Remiro, con el que mantiene una excelente relación, como en un vestuario muy joven en el que ejerce de capitán sin brazalete. La demostración de que todavía se encuentra a un gran nivel es que este verano contaba con grandes ofertas, no solo en la Liga, sino también en el extranjero. Incluida una del Atlético, como manifestó en Radio Marca.

En un inicio de temporada extraño e imprevisible, en el que las lesiones están condicionando el arranque del equipo, y tras la esperada salida de un Rulli que estaba sentenciado desde el verano anterior, la portería txuri-urdin transmite seguridad y son muy pocas las voces que han reclamado cambios para esta Liga.

El club se ha desprendido de un Rulli ya sentenciado y ha querido dotar de estabilidad a su portería, aunque puede que Zubiaurre se marche