n la rueda de prensa previa al partido con el Granada, Imanol valoró con un 9 el trabajo de los jugadores, la actitud ante la exigencia, el comportamiento sobre el césped y esas cosas que los entrenadores cuentan y que los humanos no entendemos. Por tanto, una formidable calificación en toda la extensión de la palabra. Una vez también conseguí esa nota en un examen de física. Lo recuerdo como si fuera hoy. Estaba en cuarto de bachiller y esa asignatura, que se complementaba con química, la aborrecía. Aquello de las valencias, los experimentos y esas cosas me entretenían, pero a la física le tenía un paquete tan grande, o mayor, que los que militan y compiten en las plantillas de muchos clubes.

Nos examinaban todas las semanas y los sábados nos entregaban un boletín con las notas. Eso de las evaluaciones trimestrales fue un invento posterior y relajante para los alumnos que pudieron vivir esa experiencia. Una de aquellas semanas, harto de la asignatura, no pegué ni clavo. Llegó la hora del examen y abrí el libro sobre mis muslos en la página en la que venía el tema en cuestión. Me pegué una copiada de tomo y lomo, sin que me pillara aquel religioso aragonés que nos daba clase. Total, saqué un cuatro y medio sobre cinco. Unida esa nota a la de química, un nueve en total. Es decir, hay muchos caminos para lograr el sobresaliente.

El nueve aparece también en una canción de Joan Báez, El preso número 9. Ya no se escucha, pero en su tiempo fue una obra de éxito por su música y por la letra, cuando se refiere "a mirar a su amor en brazos de su rival. Ardió en el pecho el rencor y no se pudo aguantar". Podría seguir hablando de dicha cifra, que corresponde con los meses de duración de un embarazo, pero no soy especialista en partos.

Aparece en muchas partes, pero ninguna como la que se relaciona con el delantero centro, con el goleador, con el pichichi, con el killer, con el trabucaire€ con Satrustegi, Kodro, Kovacevic, los que queráis más, y el caballero de Usurbil, Agirretxe. Ayer, de salida, con Willian José la apuesta titular de un partido clave para la suerte final del equipo en la presente temporada. ¡Ánimo chavales que solo quedan tres!

Se nos está haciendo larguísimo. Los futbolistas se van rompiendo poco a poco y las enfermerías de los clubes están más animadas que los puestos de sujetadores y calzoncillos en época de rebajas. Da pena ver a la gente salir en camilla, romperse, tal y como estaba previsto y calculado por quienes, encargados de la preparación física de los jugadores, anunciaban que lo que están afrontando era una monstruosidad.

Como los días de descanso y recuperación entre partido y partido no son los recomendables, a los entrenadores les toca dar vueltas a la sesera para gestionar cambios y rotaciones sin que, en teoría, el equipo se descomponga.

Entra dentro de lo probable que la alineación titular de ayer no se le hubiera ocurrido a ninguno de nosotros. Entre otras cosas porque no manejamos la información real sobre el estado de forma de los componentes de la plantilla. Sin Odegaard, ni Isak, ni otros€ Afrontó el partido con seis jugadores marca Zubieta. Sin contar el añadido posterior de los cambios: Näis, Roberto López y Gorosabel.

Siguiendo con el argumento traineril que Imanol usó en rueda de prensa, el largo de ida nos pilló sin palca y entró más agua de la esperada. Primero una ola lateral y luego una frontal nos hicieron llegar bastante retrasados a la maniobra en las balizas exteriores. Para cuando nos dieron el tiempo, los rivales llevaban bastante tramo del largo de vuelta.

No es la primera vez que nos pasa. Errores que se repiten y facturas que pagamos. Encajar tres tantos en casa es sinónimo de fracaso. Hace tiempo que escribí en esta sección que nos faltaba consistencia defensiva. Las famosas jugadas puntuales, los centros laterales, los remates de cabeza€ Gol en contra más o menos fácil y obligación de remontar por partida doble después del descanso.

Los que manejan datos nos recordaban que este año al conjunto nazarí nadie ha sido capaz de superarle cuando cobra ventaja. A esta hora añade una muesca a la estadística. Entre otras cosas, esta vez, con la suerte aliada de su parte porque los postes evitaron que los remates de Ander Barrenetxea subieran al marcador como merecían. Estuvo activo, entonado y fue de los destacados.

En el largo de vuelta, la trainera cogió dos buenas olas. No fue el 9 sino el 8 y el 10 quienes materializaban un empate que parecía imposible. Cuando lo más difícil se había conseguido, otra vez vuelta a las mismas andadas. Otro gol en contra y muy pocos minutos para la dichosa remontada.

El Granada se terminó de atrincherar con tres centrales y con la moral que supone llevar el partido con ventaja. El equipo de Los Cármenes se lleva tres puntos y alimenta opciones europeas. Se hablaba de un partido decisivo y se pierde una oportunidad, porque la derrota lo complica todo aún más de lo que estaba. Afirmar que el partido del lunes en Villarreal es de ruleta rusa no supone ningún mérito. Quedan tres partidos, nueve puntos en disputa. Poco sitio para cálculos y especulaciones.