Osasuna es el equipo que mejor conoce a la Real de la Liga. Sus dos entrenadores, Arrasate y Alkiza, reconocen que son fieles seguidores txuri-urdin, por lo que no es de extrañar que vean casi más encuentros de los de Imanol que del resto de clubes. Los realistas habían ganado los dos partidos de competición oficial, uno en Liga y otro en Copa, y, para ser sinceros, no suele ser habitual encadenar tres victorias seguidas. Los comienzos de competiciones importantes nunca fueron sencillos. Y los rojillos no son precisamente un adversario propicio para una cita desconcertante como la de ayer. ¿El resultado? Lo que tampoco sorprendió a muchos. Los navarros por fin encontraron la fórmula para anular a la Real y fueron más y mejores que unos desconocidos blanquiazules que decepcionaron como hacía tiempo que no lo hacían. En la primera parte sucumbieron 0-1, después de no conseguir imponer su superioridad en ningún momento, y tras empatar, cuando parecía que la cosa podía resolverse con lógica normalidad dada la supuesta diferencia de nivel, fueron incapaces de generar una ocasión para llevarse los tres puntos. Es más, un punto y gracias, porque en los minutos finales los rojillos rozaron el gol en un taconazo de Brasanac. La decepción y, sobre todo, la desagradable sorpresa fueron un mal regalo de vuelta de la competición.

Michael Robinson, ex de Osasuna y siempre cariñoso con la Real, dejó una magnífica explicación en una entrevista cuando le preguntaron que por qué era tan especial el fútbol: "La maravilla en el fútbol es la incertidumbre. Un partido dura como una película. En las de antaño, desde los primeros minutos estableces quién es el bueno y el malo y nos damos cuenta de con qué chica va a casarse el bueno. Sabes cómo va a terminar. En el fútbol es relativo, nunca se sabe bien quién es el bueno y quién el malo. Y, por supuesto, nunca sabemos con quién se va a casar la chica". Ver un partido de la Real es como volver a una película en blanco y negro. Siempre piensas en que si tiene que haber un bueno en el duelo, ese es el equipo txuri-urdin. Propone más, arriesga más, ataca más€ No tiene miedo, tiene mucha personalidad y cree como nadie en sus posibilidades. Aunque muchas veces no consiga casarse con la guapa, porque esto es un juego, la mayoría coincidimos en que por lo menos la mayor parte de las veces se lo merecería por su propuesta.

Imanol no sorprendió a nadie en el once. Tenía tres dudas y las solucionó con sentido común. En la zaga reservó a Llorente. En el extremo optó por la labor oscura e insistente de Portu y en la punta de ataque entró Willian en lugar de Isak, se supone que para evitar la agresiva presión adelantada de Osasuna. Arrasate cambió su planteamiento en busca de desconcertar a los realistas, como ya hizo en la Copa, y optó por sacar tres centrales, entre los que estaba incluido el exrealista Raúl Navas.

Osasuna llegaba con bajas. No tiene nombres especialmente rimbombantes, pero, como te apriete, te empiece a ganar todos los duelos, se empiece a crecer y a gustar con el balón, la situación puede convertirse en muy problemática. Los navarros completaron unos primeros 45 minutos extraordinarios en Anoeta, plenos de coraje y decisión, y con las ideas muy claras. Por el contrario, la Real no se enteró de nada. Y eso que estaba avisada de los enfrentamientos contra los rojillos. Como le gusta a Imanol, trataron de mantener la posesión con paciencia para desgastar y buscar huecos en la férrea y bien situada zaga rojilla. No es que fuese una cuestión de imponer su distinto estilo de juego, ya que esperaron a la Real sin presionar arriba, sino que incluso se mostraron mucho más acertados con la pelota. Algo difícil de comprender con la extraordinaria calidad que atesoran los blanquiazules.

Osasuna se asentó con comodidad en el campo y fue creciendo a partir de que anulase el juego de los locales, que no fueron capaces de generar casi ocasiones en toda la primera parte. Su plan lo tenía muy claro, en cuanto podían buscaban la incorporación por la izquierda de Estupiñán, que fue un peligro constante para los locales. La primera ocasión navarra llegó en un centro de Adrián que cortó Le Normand. Algo no funcionaba bien en la Real cuando hubo que esperar hasta el minuto 20 para encontrar un remate de Portu alto, pese a que le habían pitado fuera de juego, y poco después el murciano habilitó a Aritz, cuyo disparo cruzado lo salvó con apuros Rubén. Y nada más de la Real. Demasiado poco. Casi a la media hora, Le Normand metió la pata cortando con el brazo un centro y el penalti lo transformó Adrián. La cosa se ponía peliaguda. Y la mejor demostración es que la Real no logró reaccionar.

En la reanudación sí que compareció la Real de esta temporada. Con mucha más profundidad y veneno en todas sus combinaciones. No tardó en pisar área con peligro en un buen pase de Oyarzabal a Portu que chutó flojo y, sobre todo, en un servicio largo de Aritz que desaprovechó de forma incomprensible el capitán con todo a favor y en posición correcta, pese a que le señalaron fuera de juego.

Fue un cuarto de hora de máximo dominio de los blanquiazules, en los que por fin provocaron que su rival se sintiera incómodo y superado, sin encontrar soluciones. Los rojillos dispusieron de una gran opción para sentenciar el duelo, en un balón peinado que Brasanac remató fuera tras un grave error de Aritz. Willian no aprovechó un buen centro de Zaldua en un remate de cabeza que se escapó por poco. Pero la Real era otra y se sentía cerca del empate que llegó en una gran carrera de Willian, que sirvió a Oyarzabal para que este definiera con precisión por bajo.

El partido estaba donde la Real quería, como le gustaba decir a Arrasate, pero, incomprensiblemente, los donostiarras fueron incapaces de generar más oportunidades cuando Osasuna estaba patas arriba y acobardado. Es más, los cambios no mejoraron nada a los realistas, incluida la variación de sistema de Imanol, que no se entendió demasiado bien, y en los últimos minutos se pudo dar por bueno el empate, ya que Osasuna fue mejor, dominó más, se lo creyó y rozó la victoria con un taconazo de Brasanac que se marchó lamiendo el palo.

Una pena. Esto podía pasar. La Real no fue la misma. Nos la han cambiado. No solo a ella, también a varios de sus jugadores. La carrera por Europa va a ser dura y se van a necesitar triunfos en escenarios complicados después del empate de ayer. Era vital empezar bien, pero la Real decepcionó como nunca esta campaña. Estaban como motos... pero Osasuna mereció la victoria. Mal.

Osasuna entró mucho mejor en el partido y anuló por completo a la Real, que apenas generó ocasiones de peligro

Adrián, al transformar un penalti por mano clara de Le Normand, adelantó a los rojillos en una primera parte desconcertante

La Real reaccionó en el primer cuarto de hora de la reanudación y Oyarzabal empató al aprovechar una gran asistencia de Willian