rimer y segundo apellido. Como se ha hecho toda la vida. Así deben conformarse los nombres artísticos de los árbitros, propiciando combinaciones a menudo pintorescas, impensables para profesionales de cualquier otro gremio. Cuando el aficionado al fútbol escucha Teixeira Vitienes, solo puede asociar tal denominación al mundo de los colegiados, en este caso a una saga de trencillas cántabros, Fernando y José Antonio, que coincidieron en la elite durante unas cuantas temporadas. Al mayor, a José Antonio, le costó más alcanzar la cima. Y esto provocó que la Real le conociera en Segunda División, durante tres años de travesía en los que las trayectorias de equipo txuri-urdin y árbitro santanderino resultaron paralelas.

Teixeira Vitienes fue el colegiado encargado de dirigir el recordado partido de Mendizorroza que terminó con un 3-2 favorable a los babazorros y dejó a la Real sin ascenso. También estuvo presente en una de las tardes más importantes de la historia reciente del club, solo unos meses después. Sucedió el 20 de diciembre de 2008, cuando arbitró un 1-0 contra el Salamanca, previo a la Junta de Accionistas que implicó la llegada de Jokin Aperribay y su Consejo a la directiva. Y durante la temporada siguiente fue el colegiado designado para el Real-Celta que implicó el ascenso txuri-urdin. Ganaron los de Martín Lasarte y Teixeira no tuvo ninguna influencia en el marcador, aunque posiblemente Xabi Prieto maldijera su decisión de hacer repetir el penalti que significó el momentáneo 1-0. Anotó el donostiarra. Pero no valió su gol. Anotó de nuevo el 10, esta vez con todas las de la ley, sin paradinha. Y comenzó entonces una celebración en la que Prieto saltó la valla publicitaria y se produjo una lesión en el tobillo al pisar el tartán.

Subió la Real a Primera. Y el ascenso coincidió con el del propio José Antonio Teixeira Vitienes, quien a partir de la temporada siguiente arbitró en la máxima categoría. Sus coincidencias en ella con la escuadra guipuzcoana no depararon nada digno de mención y, como dictamina la normativa arbitral, el cántabro colgó el silbato en 2015, con 45 años. Lo hizo en el Santiago Bernabéu, en un Real Madrid-Getafe de última jornada que concluyó 7-3.

El acceso txuri-urdin a la máxima categoría coincidió con el del propio Teixeira, el hermano mayor de la saga de colegiados cántabros