La Real Sociedad estará el próximo miércoles 7 de enero en el sorteo de los octavos de final de la Copa del Rey, tras una sufrida victoria en el campo del Eldense (1-2). Dentro de un encuentro poco brillante en líneas generales, el equipo txuri-urdin completó una primera parte de mayor nivel que la segunda, en el debut en su banquillo del técnico interino Jon Ansotegi. Un cambio táctico del entrenador rival (Claudio Barragán) poco después del descanso cambió un encuentro que los guipuzcoanos, dentro ya de un contexto de sufrimiento, solventaron en el descuento gracias a un gol de Pablo Marín.
1- Contra defensa de cinco
El análisis previo que Jon Ansotegi hubiera hecho del Eldense se vio modificado en parte con la alineación inicial de los locales. Claudio Barragán apostó por un dibujo 5-4-1 que contrastó con la estructura que habitualmente emplea en liga (zaga de cuatro). Así, la Real tuvo que medirse de inicio a un adversario cuyo único punta sufría para incomodar los primeros pases txuri-urdin en cada ataque, pero que poblaba su retaguardia y defendía todo el ancho del campo.
El conjunto guipuzcoano no firmó, ni mucho menos, una gran primera mitad. Pero el mencionado esquema rival fue poco a poco hundiendo al Eldense en su campo. Y las ocasiones de la Real acabaron llegando por mera inercia, durante los minutos inmediatamente previos al descanso. Los locales pagaron el hecho de tener que defender tan cerca de su área.
Lo cierto es que los primeros 45 minutos se ajustaron a lo que podía esperarse de un encuentro de estas características. Aunque carente de profundidad, la Real dominó el esférico con cierta tranquilidad, y además impidió que Marrero fuera comprometido por el Eldense. Logró esto último mediante una presión a pares bien ajustada y que, ante un adversario que con el balón dibujaba una zaga de cuatro, le implicaba a Aihen Muñoz saltar muy arriba a por su teórico carrilero.
2- El ajuste rival
En el minuto 55, el entrenador del Eldense movió ficha mediante una sustitución clave y que en un principio pareció significar un cambio hombre por hombre: el carrilero izquierdo David Ruiz, amonestado, dejó su sitio a Clemente. Pero el propio Clemente saltó al campo para ejercer de extremo puro y duro, más allá de que en algunas jugadas tuvo que hundirse hasta la línea defensiva. Esto, unido al cambio de ubicación de Borja Calvo, quien abandonó la banda para actuar de segundo punta, llevó a los locales a dibujar un 4-4-2 o 4-4-1-1 en la presión. Así incomodaron en mayor medida los inicios ofensivos de la Real en la zona de centrales (Jon Martín y Zubeldia).
A la Real se le presentó así una buena oportunidad para, mostrándose acertada y fina con balón, hacer daño por dentro a un Eldense que quedaba en inferioridad numérica en la sala de máquinas (sus dos pivotes contra Gorrotxa, Brais y Soler). Sin embargo, los txuri-urdin no completaron este propósito, y vieron además cómo su rival sí conseguía algo similar ante el 4-4-2 defensivo que pasó a diseñar Ansotegi.
Incomodada con balón por el paso adelante que dio el Eldense a la hora de defender, y sufridora sin el esférico ante un rival con jugadores de calidad y que encontraban a compañeros entre línes, la Real completó una segunda mitad peor que la primera. Y sin embargo, terminó llevándose la victoria. ¿Cómo?
3- El gol de Marín
Durante la primera parte, los txuri-urdin habían demostrado tener trabajado un movimiento con el que cargaron la banda izquierda: Soler se retrasaba a la posición de lateral, Aihen se proyectaba al puesto de extremo y Zakharyan, teórico atacante por la izquierda, se centraba para recibir entre líneas. Sin embargo, el hecho de que el Eldense actuara con tres centrales permitió a los alicantinos ocuparse del movimiento interior del ruso, de quien pasaba a encargarse el central derecho.
Dentro de un contexto de sufrimiento y de inferioridad, la Real insistió hasta el final con la variante, con más razón aún tras el cambio de dibujo por parte del Eldense. En cuanto a juego, a los locales les sentó muy bien el paso adelante que dieron en el tramo inicial del segundo tiempo. Pero, curiosamente, terminaron pagando esa valentía con la jugada del segundo gol txuri-urdin, en la que el equipo de Ansotegi sí encontró esa pretendida conexión con el movimiento interior del extremo.
La Real regresó de Elda con el objetivo cumplido, pero con la sensación de que su momento en cuanto a juego resulta pobre. Fue comprensible el modo en que a los txuri-urdin les costó meter mano antes del descanso a una defensa poblada. Pero significó mucho, respecto a la fase complicada que atraviesan, la manera en que los de Ansotegi sufrieron cuando un rival como el Eldense apostó por el atrevimiento tanto en ataque como en defensa. Durante un largo perídodo de la segunda mitad, los alicantinos se mostraron superiores a una escuadra blanquiazul que necesita mejorar mucho este sábado contra el Levante.