aixo afición txuri-urdin! No me gusta dirigirme a vosotros en términos negativos. Pero debemos asumirlo. Mi experiencia en la Real no resultó nada satisfactoria. Cuando las cosas arrancan torcidas, se hace difícil enderezarlas. Y eso que hubo un momento durante aquella temporada en el que las circunstancias parecieron sonreírme, con el cambio de entrenador. Al final, sin embargo, todo siguió para mí más o menos como estaba antes. Mejoraron las relaciones personales. Pasé a sentirme muy a gusto trabajando en Zubieta. Pero el protagonismo sobre el campo fue el mismo. Una cosa testimonial.

Recuerdo especialmente las horas previas a aquel partido. Qué casualidad que justo nos tocara jugarlo allí, en ese estadio y contra ese club. Veníamos de perder en Anoeta. Y tras la derrota el entrenador había manifestado abiertamente que no le había gustado mi actuación. Apenas tres días después, todo llegó a apuntar a que me iba a cortar la cabeza, en sentido figurado. Aunque finalmente no lo hizo. Menos mal. La temporada acababa de arrancar y cualquier otra decisión habría envenenado el ambiente aún más. Como os decía al principio, las cosas a este respecto mejoraron con los cambios posteriores. Lástima que estos no me supusieran más oportunidades para competir. Solo lo haría ya en una eliminatoria copera de infausto recuerdo, y en un encuentro de Liga, durante el tramo final del campeonato, que nos supuso también otro buen disgusto.

Todas estas circunstancias contrastan con la grandeza de las experiencias vividas durante el arranque de mi trayectoria. Ahora continúo en activo, en un club de Primera División, de regreso a la ciudad en la que crecí como futbolista. Peleo por jugar y por seguir acumulando un buen bagaje profesional. Pero, cuando ponga punto final a mi carrera, difícilmente habré vuelto a verme en historias semejantes a aquella. Yo solo era un chaval de la cantera. Pero contaba con la confianza del míster, que me conocía muy bien. Y me ejercitaba casi a diario con una de las mejores plantillas que se recuerdan. Técnicamente, es posible que mi palmarés en cuanto a títulos de clubes (selecciones al margen) resulte el mejor de cualquier jugador de la Real a lo largo de sus 110 años de historia. El dato, sin embargo, tiene sus matices.