aixo afición txuri-urdin! Había pensado en presentarme indicando en la introducción de esta carta cuántos años pasé en el primer equipo de la Real. Pero, a la hora de hacer el cálculo, debía tener en cuenta tantos matices que mejor lo vamos a dejar. Que si una cesión aquí. Que si otra allá. Dejémoslo en que, entre que subí a la plantilla profesional y dejé el club pasaron un total de siete temporadas, tiempo durante el que defendí la camiseta txuri-urdin, obvio, pero también otras tres distintas. Una corresponde a un club de aquí cerca. Otra, a un equipo cuya sede no está tan próxima pero tampoco lejana. La tercera cesión, mientras, resultó más extraña y me obligó a completar un trayecto más largo.

Jugué en este último equipo durante medio curso, menos de un lustro después de darme a conocer ante el gran público. Lo hice en las filas de una selección que hizo historia y cuyos integrantes prometíamos todos. Como suele suceder en estos casos, sin embargo, pocos de aquellos futbolistas terminaron alcanzando la cima. Simplificándolo todo al máximo, diría que solo dos lo hicieron. Se convirtieron ambos en jugadores de primerísimo nivel mundial. Y, lo que es la vida, tuvieron entre ellos sus más y sus menos. Aunque ellos mismos se encargaron de solucionarlo. Yo, por mi parte, no me puedo quejar. No adquirí el estatus de los excompañeros a los que me acabo de referir. Pero hubo otros de los que poco más se supo. Ni siquiera hicieron trayectoria en el fútbol profesional, cosa de la que un servidor sí puede presumir.

La máxima de que a uno le cuesta ser profeta en su tierra se pensó en su día para ilustrar mi caso. Porque me costó triunfar con la Real. De hecho, no lo conseguí. Dejé el club ya con 27 años para dar un paso atrás. Pero, como suele decirse, este me sirvió para coger impulso. No es que me saliera del mapa a las primeras de cambio. Pero, poco a poco, mis actuaciones en Segunda fueron llamando la atención en la máxima categoría. Y en ella llegué a ser uno de los destacados, aunque esto ocurriera solo durante dos campañas y me pillara ya en el tramo final de mi carrera. Tarde y también a tiempo, ojo. Porque en mi penúltima campaña como profesional pude disfrutar de una preciosa experiencia europea.