El fútbol se ha detenido, sí, pero solo en lo que respecta a los escenarios. Nadie corre sobre el césped. No se marcan goles en las porterías. Pero, entre bambalinas, la actividad continúa. Aumenta incluso. Porque, por mucho que el panorama actual resulte incierto, una realidad clara lo sobrevuela en términos de planificación. Tarde o temprano tocará arrancar la temporada 2020-21. Y el diseño de sus líneas maestras supone una labor que, de hecho, comenzaba a entrar en su recta final cuando el virus lo paralizó todo.

¿Y ahora qué? Que los clubes continúen trabajando desde los despachos, o desde los domicilios de sus respectivos técnicos, no significa que no hayan tenido que adaptarse a la nueva situación. No hay partidos, con lo que procede estudiar vídeos pasados. No se puede viajar, con lo que los ojeadores se quedan en casa y terminan accediendo, por una simple cuestión de tiempo, a más ligas y a más futbolistas. Y este último factor se ve agudizado por una tercera circunstancia. Con la competición detenida, los analistas de rivales y del equipo propio se han quedado sin buena parte de sus tareas, lo que muchas entidades han aprovechado para incorporarles a las secretarías técnicas.

En líneas muy generales, así se han reorganizado los clubes. Pero el panorama a nivel global no deja de depararles múltiples incógnitas. ¿Se recuperarán las jornadas? ¿Nos salvaremos? ¿Entraremos en la Champions? Preguntas de indirecta incidencia en la economía. ¿Cuánto dinero tendremos finalmente para fichar? Y cuyo encaje en el calendario aún permanece en el aire. ¿Hasta cuándo se prolongará el mercado? ¿Tocará tomar decisiones a la carrera? ¿O podremos tomarnos nuestro tiempo? Mientras los futbolistas tiran de acrobacias en sus jardines, la industria futbolística sigue trabajando en la sombra, con más incertidumbres que certezas.

¿Se adecua la normativa actual a las situaciones previstas?

No. Todavía no. Pero la FIFA trabaja en ello. El panorama sanitario a nivel global dice ahora mismo que finiquitar las competiciones de la presente temporada antes del 30 de junio supone poco menos que una quimera. Por ello, el ente prepara cambios en su legislación para que los contratos de los jugadores se prorroguen más allá de la mencionada fecha. Y tiene en cartera, igualmente, más novedades para adaptarse a la nueva realidad que se avecina.

¿Hasta cuándo se podrán realizar fichajes?

Parece obvio. Y justo también. Si la temporada 2019-20 se prolonga en el tiempo a efectos de calendario y de contratos, se retrasará a su vez el pistoletazo de salida al mercado estival de fichajes. No tendría sentido que, por ejemplo a tres jornadas del final de una liga, un club pudiera fichar un futbolista clave de un rival directo el 3 de julio. La ventana no se abrirá hasta que no concluya el actual curso, pero esto apunta a suceder con el 31 de agosto (fin de mercado a priori) prácticamente encima, sin casi margen de maniobra. La FIFA lo tiene en cuenta.

¿Cuáles son entonces las posibles fechas que se barajan?

De momento no hay noticias concretas ni nada confirmado. El ritmo aquí lo marcan la pandemia y su evolución. Pero si los planes de los distintos organismos y ligas pueden salir adelante, la FIFA actuará en consonancia con el nuevo panorama. Ya se han filtrado informaciones extraoficiales acerca de la intención de establecer una macroventana de fichajes que se abriría a la conclusión del actual curso y se prolongaría hasta el 31 de enero. Habría así más tiempo para confeccionar plantillas. Y recobrarían vigencia, por ejemplo, factores como el ya mencionado de los viajes de los ojeadores.

¿Afecta al mercado el no saber cuándo volverá a jugarse?

Todo factor enumerado en esta página tienen su incidencia en los demás. Si hay menos dinero pero más ojos analizando vídeos y ligas, parece obvio que la imaginación y el intentar hilar fino estarán a la orden del día durante el próximo mercado de fichajes. Pero la ausencia actual de calendario competitivo supone aquí otra variable a tener muy en cuenta. El caso que nos toca más de cerca, el de la Real, puede servir de perfecto ejemplo. El club manejará a estas alturas una hoja de ruta en cuanto a planificación deportiva. Contará también con fiables estimaciones de lo que esta situación va a implicar a nivel financiero. Pero a finales de mayo no sabrá aún si está clasificado para la próxima Liga de Campeones. Como el Eibar tampoco sabrá si ha logrado la permanencia. Se trata de circunstancias clave a la hora de mirar al futuro y cuya confirmación apunta a verse solapada en el tiempo con la rápida necesidad de tomar decisiones. No es lo mismo clasificarte para la Champions el 24 de mayo que el 15 de julio.

¿Cuál es la situación actual en cuanto a posibles calendarios?

Las noticias más fiables en este sentido han llegado esta semana desde Italia, cuya prensa está bien informada al ser el presidente de la Juventus el presidente de la ECA (Asociación de Clubes Europeos). Las noticias procedentes del país transalpino hablan de luz verde por parte de la UEFA a la siguiente opción. Las doce ligas representadas ahora mismo en la Champions y la Europa League contarían con un calendario paralelo, a completarse entre principios de junio y mediados de julio. Se retomarían luego, hasta finales de agosto, los dos torneos continentales. Y, tras un parón general de unos diez días, las ligas en cuestión iniciarían el curso 2020-21 a mediados de septiembre. La evolución del coronavirus, sin embargo, será la que termine marcando la agenda.

¿Va a afectar la crisis sanitaria a las arcas de los clubes?

Parece claro que sí, aunque ahora mismo resulta complicado vaticinar en qué medida terminará haciéndolo. Todo dependerá de si se reanudan finalmente las competiciones, sobre todo las ligas nacionales. Y también de en qué circunstancias se recuperan, si se recuperan, las jornadas pendientes. Los ERTE que están declarando ya diversas entidades e iniciativas como la protagonizada en Alemania por los cuatro equipos del país que han jugado la última Champions demuestran que el coronavirus va a tener su impacto económico en el fútbol. En la Bundesliga, lo han intentado paliar Bayern, Dortmund, Leverkusen y Leipzig ofreciendo una bolsa de 20 millones de euros al resto de equipos de primera y segunda división.

¿Por qué tanto interés en terminar las ligas?

En medio de una situación socio-sanitaria muy delicada y de trágicas estadísticas, ha podido parecer frívola la insistencia de organismos federativos y de determinados clubes a la hora de trabajar calendarios futuros para concluir las competiciones. Los motivos de tales actitudes resultan meramente económicos. Y es que los presupuestos de la entidades dependen en grandísima medida de la partida concerniente a los ingresos por derechos de televisión, un guarismo que se vería muy mermado en caso de suspensión definitiva. Lo estará en menor medida si las jornadas terminan recuperándose, aunque sea a puerta cerrada y en fechas distintas a las previstas.

¿Cómo afectará la coyuntura económica al mercado de fichajes?

Habrá menos traspasos millonarios, más cesiones e incluso más trueques. Además, el mayor acceso a ligas secundarias (comentado en este artículo) facilitará las contrataciones de coste más moderado.

¿Qué implica la imposibilidad de que los ojeadores viajen?

Normalmente, cuando el integrante de una secretaría técnica viaja para ver jugar in situ a un futbolista, este ha superado ya varias cribas en cuanto a seguimiento a través de vídeo e incluso en cuanto a filtrado de datos estadísticos, vara de medir esta última que la tecnología ha introducido en el mundillo durante las últimas temporadas. El actual parón llega en marzo. Es decir, alcanzada esa fase de la temporada en la que el desplazamiento de turno de un ojeador contribuye ya a dar luz verde a una tentativa de fichaje. Quizás se termine reanudando la competición. ¿Pero cuándo? Los partidos se han detenido, no así el tiempo. Y adelantarse a otros clubes a la hora de contratar a un determinado futbolista puede pasar ahora por lanzarse a por él sin haberle visto en directo.

¿En qué otras circunstancias se traduce esta situación?

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