aixo afición txuri-urdin! ¿Está bien escrito el saludo? Espero que sí. Disculpadme si he cometido algún error. Nunca he vivido en Donostia. Apenas he escuchado hablar euskera. Y no he jugado en la Real. Os preguntaréis, entonces, qué pinto aquí. Me he colado en este espacio para que no os aburráis y para que no recordéis solo a protagonistas propios, sino también a rivales que han dado que hablar. Yo pertenezco a este segundo grupo, aunque tampoco os confundáis. Mis partidos contra vuestro equipo no pertenecen a la historia del fútbol. ¿O sí? Dejémoslo en que pasarán siempre desapercibidos para el gran público. Pero os han implicado disgustos importantes. Sobre todo uno.

Quizás fue vuestra derrota más dolorosa. Esa que lleváis grabada a fuego y que bajo ningún concepto deseáis que se repita. Tranquilos. Ahora mismo quedáis muy lejos de aquello. Yo mismo también lo estoy, preparándome como me preparo para disputar una atractiva eliminatoria si la crisis del coronavirus lo permite. El caso es que nos vimos las caras por primera vez una tarde de septiembre. Y la alegría que en ella me llevé fue inversamente proporcional a vuestro cabreo. Mi gol supuso una especie de carta de presentación. Porque dos temporadas después volví a visitaros. Vestía ya otra camiseta. Pero os fastidié de nuevo, acabando con una muy buena racha que ahora estáis en camino de superar y de igualar.

¡Ojo! No he marcado en Anoeta con solo dos elásticas distintas. Lo he hecho con tres. Y ya se me han escapado varias oportunidades para anotar allí con una cuarta, la que defiendo actualmente. ¿Se me presentarán más opciones? Sí en cuanto a partidos. Soy veterano, pero sigo rindiendo y apunto a continuar en activo el próximo curso. Otra cosa son los minutos de los que disfrute sobre vuestro césped, porque en el futuro tenderé a jugar menos. Resulta lógico a mis treintaymuchos. Además, en el club han incorporado recientemente a un nuevo atacante. La competencia, grande de por sí, ha crecido. Así que me va a tocar rascar cada vez más banquillo. De este barco, en cualquier caso, no pienso bajarme. Ya os digo que, cuando salgo al campo, continúo haciéndolo muy bien. O eso comentan. Y el porvenir del proyecto resulta demasiado goloso a corto plazo como para pensar en colgar las botas. ¡Nos vemos en Donostia la temporada que viene!