ra verano de 2012. Y el proyecto txuri-urdin de Philippe Montanier se disponía a iniciar su segunda temporada. La campaña anterior no había resultado redonda. Pero sus últimos partidos sí habían dejado entrever cosas positivas. Los Iñigo, Illarra, Griezmann o Vela habían madurado sobre la marcha. Y solo cabía apuntalar el plantel con un par de retoques. La Real se aseguró la continuidad del propio Vela. Obtuvo la cesión de José Ángel para crearle competencia a De la Bella. Y consiguió incorporar libre a Chory Castro, cuyo contrato con el Mallorca acababa de expirar. El uruguayo nunca fue titular indiscutible, pero sí se convirtió en el duodécimo hombre de un equipo que obtuvo el billete para la Champions.

Volvió así a pescar la Real en el club balear. De él habían llegado solo unos años antes Víctor Casadesús y Emilio Nsue, ambos cedidos, cuando los txuri-urdin militaban en Segunda. Chory, mientras, aterrizó en propiedad y perteneció a la entidad guipuzcoana durante tres temporadas y media, antes de poner rumbo al Málaga. Durante el verano de 2018, finalmente, dejó la Costa del Sol y regresó a su país para volver a jugar en el club que le formó como futbolista, Nacional de Montevideo. A sus 35 años, continúa en activo y es uno de los referentes de la hinchada, algo de lo que también puede presumir su hermana Juliana, que integra la plantilla femenina de la institución. Juega como delantera y es la máxima anotadora histórica del club.

Ella tiene 28 años. Es siete menor que Chory, cuya carrera vive su etapa final. Muy atrás queda ya el aterrizaje en Europa, a los 23. Sucedió en verano de 2007, cuando el extremo llegó a un Mallorca del que se convirtió ipso facto en uno de los exponentes más jóvenes. Compartió tal honor con Miguel Ángel Moyá, uno de sus amigos en el actual vestuario txuri-urdin. Y eso que no coincidieron como realistas. Castro solo lo hizo con Zaldua, Aritz, Illarramendi, Zurutuza y Oyarzabal. También con Diego Llorente en el Málaga.

Hasta este obligado parón, Chory seguía desde la distancia a sus antiguos equipos mientras competía en dos frentes con Nacional. No había arrancado bien la liga uruguaya, con dos empates y una derrota en tres partidos. Pero el inicio en la liguilla de la Copa Libertadores era perfecto: dos victorias en dos encuentros.

El uruguayo, que continúa en activo en su país con Nacional, militó en la Real durante tres temporadas y media; llegó del Mallorca y se fue al Málaga