Donostia Los números no engañan. La segunda semifinal de la Copa, la que sobre el papel parece más desigual, enfrenta a los dos mejores equipos del torneo hasta el momento. Son los únicos que han eliminado a tres Primeras. La Real, al Espanyol, Osasuna y al Madrid, en su estadio, en una gesta, esta última, que perdurará para siempre. Y el Mirandés a Celta, Sevilla y Villarreal. Ojito, que su balance es extraordinario, porque dos aspirantes a regresar a Europa, como los sevillanos y los amarillos, han doblado la rodilla cuando se presentaron en Anduva avisados del peligro que corrían pese a que el anfitrión compite en una categoría inferior.

El envite cambia ahora de formato. Semifinal a doble partido, lo que siempre invita a pensar que da más garantías al, a priori, favorito. Si acudimos al histórico, constatamos que a los blanquiazules les ha ido mejor jugando el primer duelo ante su afición, cuando lo normal suele ser lo contrario y casi todos prefieren disputar la vuelta en su guarida. Eso sí, la Real tiene un precedente malo ante un Segunda, ya que en 1980, la temporada de la imbatibilidad, sucumbió en cuartos de final ante el Castilla que posteriormente disputó una surrealista final ante el Madrid. Eso si nos ceñimos a ediciones ilusionantes, porque los precedentes a lo largo de la mancha negra ante Segundas y Segundas B ha resultado dramático.

Este equipo de la Real siempre ha querido desvincularse de la mala racha de resultados que ha encadenado durante casi tres décadas. Esa historia no va con ellos. Desde el primer momento han sentido que eran capaces de hacer algo grande, con el convencimiento de Imanol, que se ha tomado el torneo con la máxima seriedad desde su estreno ante el modesto Becerril. Ahora solo les queda un paso para alcanzar la gran final 32 años después, en una oportunidad que no pueden dejar escapar. La ilusión es máxima en Gipuzkoa, lo que debería igualar la motivación del meritorio Mirandés, y ni el posible interés del Barça por llevarse a Willian José ha eclipsado ni lo más mínimo un duelo que va a llevar a las gradas de Anoeta a más de mil burgaleses.

El oriotarra va a tener que elegir porque ninguno de sus jugadores se lo quiere perder. Odegaard y Oyarzabal, sus dos grandes estrellas, han entrenado con normalidad y están en plenas condiciones físicas. Lo normal es que en defensa siga Zaldua, al estar sancionado Gorosabel, que brilló en el Bernabéu, y vuelva Monreal, con Aritz de nuevo en el eje como pareja de Le Normand, pese a estar ya recuperado Llorente. Zubeldia, Merino y Odegaard sería la media de lujo; con Portu y Oyarzabal, que es duda al no entrenarse ayer por estar indispuesto, como escuderos del gran Isak. Barrenetxea también tiene opciones.

El Mirandés de Andoni Iraola ya ha hecho historia. Es un equipo valiente, que suele marcar siempre a domicilio. La presencia de los cedidos Merquelanz, su referencia ofensiva, y Guridi, dotan al duelo de un componente morboso añadido. Se espera una gran semifinal.