En el campo el Barça goleó, pero en la grada ganó la afición txuri-urdin, que nunca falla. Dejó su sello en Granada y lo ha hecho también en Salamanca. Ya hora y media antes del inicio de la final, un centenar de seguidores realistas esperaron la llegada del autobús del equipo para brindar a las jugadoras los primeros ánimos del día. Y el autobús del Barcelona, que llegó un par de minutos después, fue recibido al grito de Barça entzun Reala txapeldun.

Al no haber viaje organizado y comprar todos entradas por libre, la afición estuvo algo desperdigada por el graderío, aunque el grueso de los seguidores txuri-urdin se situaron en el fondo en el que la Real encajó los seis primeros goles. No había dado tiempo casi ni a calentar las gargantas cuando el Barça se puso con 0-2, pero la afición trató de animar a las suyas al grito de Real, Real. Sin embargo, los goles seguían cayendo uno tras otro. Los seguidores guipuzcoanos, que esperaban vivir otro día histórico, aunque eran conscientes de la dificultad del reto, se encontraron con una goleada en contra que, pese a todo, no evitó que sus ánimos fueran los que más se escucharan en El Helmántico.

En la segunda parte los alrededor de 500 seguidores txuri-urdin al menos pudieron celebrar el tanto de Manu Lareo y se animaron con algún acercamiento de su equipo, mientras asistían incrédulos a la exhibición rival. Al acabar el choque, la plantilla al completo se acercó a saludar a sus aficionados. Luego las jugadoras y los técnicos hicieron piña en el terreno de juego para volver a agradecer con aplausos el ánimo de sus seguidores. Una vez más, la Real, tanto en el campo como en la grada, ha dejado su sello.