Incompetente: que no tiene la capacidad suficiente para hacer cierta cosa, especialmente un trabajo, o para ocupar un determinado puesto. Melero López es un árbitro incompetente. Lo reconoce hasta la RAE. Pero, aparte de eso, es malicioso, de los que guardan en su disco duro las jugadas en las que mete la pata, sobre todo dependiendo del adversario. Si se equivoca a favor de los grandes, se le olvida rápido porque ha comprobado que no pasa nada. En las oficinas de Anoeta le conocen bien. Le consideran como uno de los peores, sobre todo si te lo encuentras a domicilio. De los cobardes caseretes. Antes de la visita al Bernabéu del curso pasado, los realistas ya éramos plenamente conscientes de que era un trencilla a evitar. Pero la cosa se agravó después de que el comité arbitral hiciera el ridículo y pusiera en evidencia tanto al andaluz, que ese día estaba en el VAR, como a Martínez Munuera. Pese a que su actuación fue notable, sin cometer apenas errores y sin haber fallado en el famoso supuesto penalti que no fue de Rulli a Vinicius -ahí salió López Nieto, que no tenemos ni idea de lo que hace aunque nos acordamos de los pernicioso que era dirigiendo, siempre beneficiando al poderoso, y Velasco Carballo, el presidente de los colegiados, a los que se entiende que debería defender siempre-. A Martínez Munuera no le afectó en exceso la angustiosa presión de la caverna blanca, lo que habla muy bien de él. Pero a Melero López, que era quien estaba en el VAR y a quien le sacaron los colores al escucharse su ya famoso "Todo OK, José Luis", que el periódico que más vende de España lo puso en grande en portada para intensificar la persecución a los dos trencillas para que no se volviera a repetir, le debió a hacer mucho daño. Desde ese momento, siempre ha perjudicado sin disimulo a la Real. El año pasado expulsó a Willian en Vigo en una acción ridícula y contra el Levante este curso soliviantó a Anoeta. Al parecer, todavía guardaba rencor dentro, que le pega todo, o simplemente cada vez se supera a sí mismo y lo hace peor.

A la media hora de partido, cuando ya había cosido con continuas faltitas a la Real, Guevara metió un balón en largo al que llegó antes Januzaj que Silva y este, muy patoso, metió la pierna, le golpeó y le pisó derribándole. Penalti de cajón, imposible no verlo. Salvo si eres Melero López y su asistente, situado en línea y sin nada que dificultara su visión. Ni la persona que estaba sentada más lejos en Butarque discutía la acción, el silencio de la grada era revelador. Insisto, un penalti como un piano. Las imágenes no solo confirmaron la pena máxima y, es más, incluso confirmaban que el zaguero pepinero merecía, además, una amonestación por su entrada. Después de cuatro interminables minutos en los que no se puede entender lo que estaba haciendo Jaime Latre -imaginamos que justo le llamó su esposa-, porque con solo una repetición valía para corregir el error mayúsculo inicial, Melero López ordenó seguir. Lo hizo sin ir a ver la acción, es decir la responsabilidad de este "Todo OK, José Luis" era de Latre. Pero el andaluz decretó que continuase el juego con gesto tímido, con lo exhibicionista y chuleta que acostumbra a ser él de vez en cuando. Tenía cargo de conciencia. Una vergüenza. El VAR no sirve para nada, es un método viciado y corrupto como lo ha sido siempre nuestro fútbol. La única diferencia es que ahora estamos en manos de dos colegiados muy malos en lugar de solo uno. Y como se ve, se superan a sí mismos. Seguirán beneficiando al poderoso, a quien no les monta escándalos que les cuesta la salud de lunes a viernes. No le pitan esa pena máxima al Madrid o al Barcelona y sale el ejército a las calles. Ya está bien. Estamos muy cansados. A algunos les perjudican sí o sí como a la Real, y a otros, ya sabemos muy bien quiénes, les benefician siempre. Y el jueves vamos a la central mundial de los atracos. Que Dios nos coja confesados.

Alguno pensará, cómo se puede consumir tanto de una crónica deportiva refiriéndose al colegiado. Solo es una realidad. No se puede analizar el encuentro de ayer sin partir del robo a mano armada que sufrió la Real a la media hora, que, de haber materializado el penalti (no estaban Oyarzabal ni Willian José), hubiese dejado casi sentenciado el duelo. A partir de ahí, ya comenzó otra historia. Distinta. Que es la que vamos a contar. Pero al menos que para nosotros no quede en el recuerdo que a la Real no le señalaron una pena máxima que tenía visos de ser decisiva. Ahora comenzamos a hablar del partido, porque el duelo se jugó con cartas marcadas y no pasará nada. Todos calladitos, para no molestar a nadie.

El Leganés derrotó a la Real con justicia (insisto, si no se tiene en cuenta la acción de Januzaj, que de por sí fue una enorme injusticia). Los pepineros dominaron a los realistas como pocas veces se ha visto este año y merecieron ponerse por delante y después remontar. La verdad es que el gol de la victoria, llegó fuera de tiempo y cuando mejor estaba la Real, que en ese momento contaba con un equipo plagado de titulares. Pero no se puede discutir que jugaron mejor, atacaron más y desarbolaron a un irreconocible cuadro txuri-urdin. Lo peor, lo más grave e hiriente, es que los locales plantearon una batalla por su supervivencia en forma de guerrillas en cada lance y en cada duelo durante el choque y salieron vencedores en el 95%. Regresó la Real débil y frágil, sin carácter ni personalidad, no solo para hacer frente a un firme candidato al descenso sino también para rebelarse a su inferioridad cuando no le salían las cosas (lo de no comerse al árbitro por la jugada clave del duelo mejor lo olvidamos). Para la estadística queda la quinta remontada que sufre esta campaña. Lamentable.

Rotaciones Por fin llegaron las rotaciones. Las de verdad. Las que provocan que salgas de forma premeditada con un equipo inferior para reservar a varios titulares. No se puede discutir que esta vez era más que justificado. La Real jugará el partido de la temporada el jueves en el Bernabéu, en el que necesita tener a todos sus efectivos a pleno rendimiento para creer y firmar una gesta histórica. Por si fuera poco, y sin apenas tiempo para descansar, los blanquiazules tendrán que encarar un derbi al más puro estilo de los athleticzales más talibanes, como si se tratara de un partido secundario, que es lo que es esta semana.

Con Merino tocado por un golpe, los que descansaron fueron Odegaard y Oyarzabal. La noticia no era la mejor para intentar asaltar una plaza siempre complicada como Butarque, pero si lo pensamos bien, la presencia en el banco de las dos estrellas refuerza su candidatura a quemar Madrid el jueves. Y la Real se siente capaz de dar el mayor golpe en la mesa desde hace muchos años. Para ganar cosas grandes, hay que derrotar a los más grandes. No hay más. Todo esto es teoría. Luego la práctica y tal...

Imanol dio la titularidad a Aritz Elustondo, que no jugaba de inicio desde el duelo ante el Eibar y firmó con una pareja de pivotes formada por Zubeldia y Guevara (ayer actuó más adelantado). Una dupla que se conoce de sobra, al haber actuado juntos durante años en categorías inferiores, por cierto, con Oyarzabal de mediapunta por delante y Aihen en el extremo izquierdo. Januzaj y Portu, que arrancó en la izquierda y estaba apercibido de suspensión, eran los encargados de abastecer a Isak. En definitiva, un once competitivo, con seis canteranos, capaz de tomar Butarque, pero que también podía dar la de cal y acabar patas arriba. Es el peligro de las rotaciones.

Y sucedió lo que muchos temíamos. Lo que solía pasar durante años cuando la Real se presentaba a competir en la Copa con habituales reservas. Se repitió la historia pese a que este año nos jactamos de que ha subido el nivel medio de la plantilla y hay competencia en todos los puestos. Aguirre ha sido capaz de conseguir que la Real deje de sumar cinco puntos ante su equipo. Máximo respeto hacia él y su trabajo, porque las estadísticas decían que era uno de los conjuntos que más atacaba, pero ahora también muerde y compite como ninguno. Además de jugar en un fortín histérico y muy ruidoso, del que muchos de sus seguidores se marcharon pensando sinceramente que el colegiado les había perjudicado. De no creer.

El Leganés salió fuerte y a los seis minutos Remiro, en una parada portentosa, salvó un disparo con el pie de Braithwaite. En el saque de esquina, Silva remató desviado en el segundo palo. Sin que la Real diera tres pases seguidos y después de una acción en la que Isak se perdió en mil regates, los realistas se pusieron por delante. Zubeldia envió un balón en largo a Portu, quien, pese a no llegar, corrió para presionar, Soriano despejó mal, Sangalli recibió de cara, pero no se atrevió a chutar, y al final pasó forzado al sueco, que, como aún estaba dándole vueltas a la acción anterior, enchufó casi sin cargar un magnífico disparo cruzado que se convirtió en el 0-1. Diez minutos después llegó el penalti más grande que el Big Ben y, antes del descanso, el Leganés, que continuó mandando, solo se acercó en un remate lejano de Kevin, su mejor hombre hasta ese momento.

En la reanudación, a los tres minutos, los madrileños hicieron justicia al empatar, en una jugada en la que encerraron a los vascos y que finalizó Omeruo con un tiro colocado. Sin apenas ocasiones, pero con los pepineros amenazando más, a la Real se le escaparon tres buenas opciones. Aritz cabeceó forzado una falta, Guevara no llegó a un servicio de Januzaj y, en la mejor combinación del encuentro, Willian le quitó la pelota a Odegaard cuando iba a empujarla a la red. Una pena. En el último minuto, tras un susto en un centro de Silva, Guevara metió la pata, hizo justo lo que no tenía que hacer, y Óscar demostró su calidad en el golpeo alojando el esférico en la escuadra.

No parece la mejor manera de empezar la semana más atractiva de la temporada. Con las derrotas llegan las dudas y con las injusticias arbitrales se crispa todo y no se habla de lo que más le interesa a esta Real, que es el fútbol. Pero lo que no puede ser es que le frenen a base de atropellos, sobre todo cuando son tan claros y al árbitro se le ve venir de lejos. ¿El aspirante a heredero de González González? ¿Saldrán López Nieto y Velasco Carballo esta semana a lapidar al andaluz y a Latre por su escandaloso error? Tranquilos, solo era un chiste, no hace falta que se rían. Es que además no tiene ninguna gracia. Como la Real de ayer en Leganés.