"¡Ay, hija, no digas qué!". "El cantarillo en la fuente, madre qué se creía usted...". Esta jota de Almadén se presta a mil conjeturas y seguro que más de uno puede leer otra cosa entre líneas. El cántaro cae al suelo y se hace añicos en mil pedazos. Más o menos cómo la semana que acabamos de pasar y no sé si la que empieza. Vivimos la realidad txuri-urdin hecha jirones, con un entrenador al que además de preparar partidos, analizar rivales, diseñar estrategias€ le toca poner en orden al personal y sentenciar a quien quiere ir por libre. El juego y la actitud del equipo en el encuentro ante el Mallorca le refuerzan. Victoria fetén.

Cuando Loren fichó a Willian José y lo trajo por un precio razonable, la afición depositó en él la confianza y la esperanza. El chico se alineó con sus compañeros y fue un referente ofensivo de primer nivel. Nadie cuestionó nunca su capacidad y su compromiso. Marcaba goles decisivos, la afición le jaleaba y de vez en cuando se pegaba un festín de txitxarros como aquellos cuatro que marcó al Vardar en Skopje. Era un idilio de amor. Sucede desde hace tiempo que a los futbolistas se les protege en exceso, se les aparta del mundanal ruido, y se les deja en compañía de sus perros y gatos. En muchos casos, horriblemente asesorados.

Como disponen de mucho tiempo libre, habitan entre el aburrimiento y la nostalgia, entre el conformismo y la aventura. Todo, hasta que alguien toca el timbre de la puerta y les ofrece una montonada, una Arcadia feliz. Empieza el lío. Como los niños pequeños, se ponen a hacer pucheritos, tratando de romper, sin disimulos, la baraja. Es el momento en que se da rienda suelta a la especulación de las cifras. Aturde leer y escuchar lo que la gente sabe sobre las cantidades que se manejan. Que si esto, que si millones, que si Maldonado y los fondos de inversión, que nos parece una mierda de oferta, que la presión€ Lo que hacen falta son pantalones. Los que tuvo Miguel Fuentes, por ejemplo, en la defensa de los intereses del club en el asunto Zubiaurre. Estamos muy entretenidos a la espera de saber cómo acaba el culebrón y a quién le cae el cántaro en la cabeza, porque a alguien le va a caer seguro. Y si se queda a ver cómo se gestiona la vuelta al redil.

Es mucho más gratificante escribir sobre Markel Bergara. Persona ejemplar antes que futbolista. ¡No cambies, Markel! Pertenece a una de las mejores generaciones de la Real de las últimas décadas. Le está llegando la fecha de caducidad. Los Agirretxe, Ansotegi, Xabi Prieto, Gorka Elustondo, Mikel González, Zurutuza, De la Bella, Carlos Martínez€ jugadores sin doblez a la hora de comprometerse con el proyecto al que pertenecían y la camiseta que defendían. Además de compañeros, son amigos. Markel es querido por todos. No ha hecho falta más que comprobar la respuesta en las redes sociales de sus antiguos y actuales colegas para captar la dimensión de los valores del elgoibartarra. Incluso, Asier Illarramendi buscó una foto en su colección de recuerdos. Encontró una en la que a su espalda figura Markel junto a otros jugadores. La recortó y la colgó en su cuenta. Lo resumió todo en cinco palabras: Haundixa zea Txelete!! Un señor.

El capitán, contra lo que es su costumbre, sacó los pies de las alforjas y protestó el señalamiento del partido de Copa frente a Osasuna el martes, menos de cuarenta y ocho horas después del encuentro de ayer. El club hizo lo mismo, aunque por el camino de los despachos. Reacción casi inmediata y cambio al jueves, para terminar jugándose el miércoles a las nueve de la noche. Podían haberlo puesto un par de horas antes para que los niños pudieran asistir con un bollito de pan y un lingotín para merendar. O un bocadillo de chorizo de Pamplona. La gente se mete con Tebas, pues anda que el otro... Tres horarios diferentes para un partido. ¡Solo podemos mejorar!

Nos quedaba el Mallorca. Cuando se anuncia que un equipo lleva sin ganar no sé cuánto, que si fuera de casa no rasca bola, lo normal es ajustarse los tirantes. La Real lo hizo cum laude. Pocas cosas cabe reprocharle por el partido ante los baleares. Desgastó en el primer tiempo, se resguardó un poco más que en ocasiones precedentes y esperó sin titubear. Llegó la jugada del primer gol. Un monumento al primer toque y a la resolución final. El tanto fue decisivo y sirvió para premiar el trabajo sin desmayo del delantero sueco. Isak no se hizo el ídem, sino que dio la cara en todo momento. ¡Como el resto!

Luego, llegaron el segundo y el tercero con autorías diferentes. Incluso la vuelta de Januzaj al césped supo a dulce. El equipo se gustaba. Abrió el álbum del buen juego y pegó los cromos de los protagonistas. Uno tras otro. Desde Remiro hasta Guevara, pasando por Aihen Muñoz al que hace algunas jornadas le dieron caña y que ayer elevó el tono y el rendimiento sin el menor error. La victoria además de conceder tres puntos de valor, añade la buena imagen del equipo y corta esa racha de desánimo de los últimos partidos ligueros. Ahora, vuelta a la carga. Si no hay novedades, el miércoles y con el cántaro bien cogido por las asas. Llega Osasuna sin el Chimy Ávila, tristemente roto para tiempo. A veces, toca convivir con lo inesperado y lo imprevisible.