donostia - Sevillano de Gerena. Padre de familia. Y de profesión, entrenador, aunque José Juan Romero asegura que no sabe si lo suyo en los banquillos es trabajo o pura devoción futbolística. El técnico del Ceuta, incómodo si sale a la palestra el apodo que le compara con Pep Guardiola, se abre luego cuando la conversación se acerca a la esencia del juego. Quiere que sus futbolistas se diviertan sobre el campo. También mañana contra la Real. "Es la mejor manera de acercarse a la victoria". Toda una declaración de intenciones.

¿Es una semana especial?

-Sí. Estamos disfrutando de una fiesta, esperando ya a la que se avecina con el partido de Copa.

Una fiesta que también es competición, ¿no?

-Sí, sí. Me refería a lo que se está viviendo en la ciudad. Al final, nosotros preparamos un partido con la máxima intención y con todas las de la ley. Vamos a intentar superar la eliminatoria.

Las opciones son las que son, pero existen.

-Claro que existen. Tenemos menos posibilidades de ganar que en cualquier partido de liga, pero esto es fútbol y puede pasar cualquier cosa. Ante la Real contaremos con nuestras opciones, y trataremos de explotarlas. Sabemos que será complicadísimo, porque nos enfrentaremos a un equipo de Primera División que está mostrando en la elite un extraordinario nivel. Pero esto convertiría en mucho más meritoria una hipotética victoria.

Usted empezó a entrenar como puro 'hobby'.

-Yo no tenía intención ninguna de ser entrenador. De hecho, no sé si me considero entrenador profesional o un mero amante de este deporte, un enfermo del fútbol. Cuando dejé de jugar, en mi pueblo, Gerena, no había equipo. Pero yo veía a los chavales practicar fútbol sala y percibía que existía nivel suficiente para intentar hacer algo. Me metí en la aventura de iniciar un proyecto y las cosas fueron saliendo bien.

¿A qué se dedicaba entonces?

-Teníamos una empresa familiar y trabajaba en ella, como he hecho durante casi toda mi vida.

Lo que ocurre es que ese proyecto futbolístico fue creciendo y creciendo?

-Con el Gerena llegamos en 2015 a la eliminatoria final de ascenso a Segunda B, en la que nos enfrentamos a La Pobla de Mafumet (el filial del Nàstic de Tarragona). Perdimos en la tanda de penaltis. En el último lanzamiento. Creo que, si llegamos a subir, no habríamos podido permitirnos competir en la categoría de bronce. El caso es que, tras aquello, di por concluido un ciclo y meses después pude empezar a dedicarme profesionalmente a esto, dirigiendo al Betis B.

"El Guardiola de Gerena". ¿Le gusta el apodo? ¿Le incomoda?

-Nunca me ha gustado, porque es infame. El Barça de Guardiola me encantaba. Como me encanta ahora la Real de Imanol o el Liverpool de Klopp. O como me encantó en su día el Milan de Arrigo Sacchi. Me agrada el buen fútbol. Pero no me agrada que me etiqueten así, porque además Guardiola empezó a entrenar más tarde que yo. Mi Gerena, en 2006 y sobre un campo de tierra, compitiendo en la categoría regional más baja, ya jugaba con un estilo propio, para nada copiado de nadie. Yo soy un entrenador autodidacta. Nunca he tratado de imitar a compañeros.

Me habla de hace catorce años. ¿Ha evolucionado desde entonces ese sello que trata de imprimir a sus equipos?

-Evidentemente, ha evolucionado. Pero siempre dentro de la misma idea que me hizo empezar en esto.

Defíname esa idea.

-La idea consiste, principalmente, en que mis futbolistas disfruten jugando. Y ganando, claro. Porque yo no propongo esto para divertir a nadie. Yo quiero jugar así porque entiendo que se trata del camino que más me acerca a la victoria. Si luego la gente que paga la entrada o se planta delante de la tele disfruta viendo al equipo, pues mejor que mejor.

Le preguntaba ahora si su idea ha evolucionado. ¿Lo ha hecho también el fútbol? Los equipos de transiciones rápidas y ritmos altos parecen estar imponiéndose últimamente.

-Bueno? Todo depende del punto de vista desde el que se mire. Yo creo que difícilmente volveremos a ver un equipo tan perfecto como aquel Barcelona de Guardiola. Pero no porque el fútbol haya cambiado, ni porque los rivales hayan dado con antídotos ni nada parecido. Si el Barcelona de Guardiola regresara ahora a escena, volvería a ser el mejor, no me cabe ninguna duda. Tenía futbolistas, como Xavi e Iniesta, que cada vez salen en menor medida. Y claro, por esto mismo, porque ya se producen menos jugadores de esas características, los equipos tienden a ser más dinámicos y verticales. ¿Que el fútbol evoluciona? Pues sí, evoluciona. E igual dentro de un tiempo pensaremos que se juega de nuevo como diez años atrás. Esto es cíclico, como todo.

Ahora que me habla de la importancia de los futbolistas y de sus características? ¿Se puede jugar a lo que usted propone en categorías modestas como la Tercera División?

-A mí no me ha ido nada mal haciéndolo. Al final, en una liga o en otra, de lo que se trata principalmente es de que el futbolista esté convencido de lo que tú le propones. Llevo mucho tiempo escuchando aquello de que "es imposible jugar así" en esta o en aquella categoría, y demostrando luego lo contrario. De hecho, cada vez hay más equipos que apuestan por nuestro tipo de modelo. Equipos de Segunda B y de Tercera. Con el Gerena estuvimos a punto de ascender "jugando así". Con el filial del Betis subimos. Y ahora en el Ceuta nos va muy bien.

Les va muy bien porque son cuartos. Pero, atendiendo solo a méritos deportivos, serían líderes.

-Sí, porque tenemos ahí unos puntos pendientes, de un partido que en un principio nos dieron por perdido (supuesta alineación indebida) pero que hemos recurrido. Si esa victoria terminara computando, ahora mismo ocuparíamos la primera posición, siendo el equipo menos goleado del grupo y a solo un tanto del conjunto más realizador.

Hábleme del césped artificial del Alfonso Murube. ¿Tan mal está?

-No es el mejor para ejecutar propuestas como la nuestra. Existe un proyecto para cambiarlo, quizás incluso a hierba natural, este próximo verano. Al fin y al cabo, los principales perjudicados por todo esto somos nosotros. No porque el césped sea sintético, sino porque está muy desgastado. Hablamos de un estadio muy bonito, de un campo con unas dimensiones extraordinarias. Pero la hierba es vieja y no está bien. A nosotros no nos beneficia, pero a este respecto siempre digo lo mismo: el bueno lo es sobre césped natural y sobre cemento. Así que la superficie tampoco tiene que suponer ninguna excusa. Ni para nosotros en la liga ni para la Real en la Copa.

¿Veremos mañana a un Ceuta fiel a su estilo?

-Sí, sí. No vamos a renunciar a lo que proponemos habitualmente. En la anterior ronda, contra el Numancia, salimos a jugar como siempre y fuimos infinitamente superiores durante todo el partido. Ni siquiera tenía que haberse llegado a la prórroga (el Ceuta ganó en los penaltis tras empatar 1-1). Ahora contra la Real, más de lo mismo. Siendo conscientes, eso sí, de que aumenta el nivel de dificultad. Trataremos de practicar nuestro fútbol, sabiendo que sufriremos en la faceta defensiva y que no podremos dominar como sí hacemos en casi todos los partidos de liga. Pero también estoy convencido de que, igualmente, habrá fases en las que la Real lo pasará mal.

Ya me ha dicho durante la entrevista que le gusta el equipo de Imanol.

-Muchísimo. Es de esos conjuntos que, cuando llega un domingo y te dan varios partidos por la tele, preguntas a qué hora juega para poder verle. Recuerdo su victoria contra el Betis, su gran partido en el Pizjuán pese a la derrota? Se trata de un equipo que hace que este espectáculo sea como es.

¿Volvería a abrir con un lanzamiento de su portero una hipotética tanda de penaltis?

-Sí. Casi seguro que sí.

Tiene su historia la cosa. ¿Me la puede contar?

-Hablábamos hace un rato sobre si el fútbol es evolución? Mira, el fútbol es también aprendizaje continuo. En aquella promoción con el Gerena, contra La Pobla de Mafumet, inauguró la tanda el portero de ellos y clavó su penalti en la escuadra, con una suficiencia terrible. Después se pondría bajo palos y pararía el lanzamiento decisivo. Solo detuvo ese. Pero es que nuestro portero no detuvo ninguno. Y eso que era un gran guardameta. Aquel día no estuvo, le pudo la presión. El del rival, en cambio, creo que ganó la serie con ese gol por la escuadra.

Aplicó usted la fórmula contra el Numancia, hace unas semanas.

-Sí. Y salió bien. Aunque tampoco voy a salir aquí a decir que ganamos por eso.

¿Firma otra tanda mañana contra la Real?

-Evidentemente. Uno tiene mucha fe en su equipo y en el trabajo. Pero sabemos que donde nosotros necesitamos 30 a ellos solo les hace falta una. Las diferencias son grandes. Por eso la Real juega en Primera División y va quinta. En cualquier caso, nosotros lo vamos a intentar. ¿Por qué no? A ver si el alumno le gana al maestro.