donostia - Jugó Zubeldia como titular. También Illarramendi. No es noticia esta temporada. Ni con Garitano, ni con Imanol. El azkoitiarra y el de Mutriku formaron doble pivote en múltiples ocasiones, cuando a la Real le entrenaba su anterior técnico. Y en el 4-3-3 del actual preparador también tienen cabida ambos, aunque ahora la diferencia de alturas, por simple cuestión de estructura, resulta más evidente. El oriotarra ha dirigido ocho partidos durante su presente andadura. Y en cuatro de ellos ha apostado por incluir en el equipo inicial a los dos centrocampistas en cuestión. Ayer en Mestalla, sin embargo, deparó con su planteamiento una novedad importante. Zubeldia actuó como pivote de referencia por delante de la zaga. Illarramendi, escorado a la izquierda y más adelantado, ocupó la posición de interior.
Parece obvio que Imanol priorizó contar con Zubeldia en el carril central, ejerciendo de tapón, con el objetivo de cortar así el inicio de los contragolpes valencianistas. La Real salió al campo dispuesta a ejercer una presión bastante elevada, y esto propició situaciones de riesgo en determinadas parcelas del campo, precisamente las que ocupó el propio Zubeldia. Si un punta che caía a la zona de la mediapunta, recibía y lograba darse la vuelta, los de Marcelino iban a poder explotar todas sus virtudes. Si uno de los pivotes rivales hacía lo propio desde su sector, también iba a genera un contexto de alerta roja para la retaguardia txuri-urin. Así que en esas se tuvo que ver el azkoitiarra, quien completó una notable labor.
Funcionó como pantalla a la hora de evitar intervenciones de Santi Mina y Gameiro. E interpretó muy bien los momentos en que tocaba saltar a la presión de Parejo o Kondogbia. Debía hacerlo cuando Merino apretaba al central Roncaglia. Y mientras al navarro le dio para protagonizar tal despliegue, Zubeldia acompañó a la perfección. Sufrió luego la Real, cuando se vio encerrada durante casi toda la segunda parte. Y en ese contexto la labor del de Azkoitia perdió efectividad, no tanto por culpa de su rendimiento individual como debido al panorama general. Terminó prácticamente como un zaguero más, achicando agua, y dejando que fueran Illarra y Sangalli, atentos a cazar rechaces en la zona de pivotes, quienes iniciaran los contragolpes que trató de engarzar el equipo en los minutos finales del encuentro.
otro illarra Si resultó significativo que Imanol situara a Zubeldia como pivote fue, entre otras cosas, porque combinó esta apuesta con una actitud de riesgo en la salida de balón, incrustando constantemente al azkoitiarra entre los centrales. Sobre el papel, Illarramendi cuenta con mayor destreza y visión de juego, si se trata de ejercer esa función. Y sin embargo el oriotarra optó por escorarle. Le colocó como interior zurdo, buscando recibir en los pasillos interiores que pudiera generar la retaguardia de tres con la que la Real iniciaba sus ataques. Hubo fases en las que pudo entrar en juego. Pero, en líneas generales, las ofensivas más importantes de los txuri-urdin se produjeron tras acciones más verticales que mascadas, más directas que elaboradas.
Desde esta posición, el de Mutriku puede aportar mucho en contextos de ataques más pausados. Brilló así, por ejemplo, en la segunda jornada, en Leganés. Pero ayer se dio un duelo más abierto, poco propicio, a priori, para sus características. El partido tuvo sus fases. Y la apuesta de Imanol, sus luces y sus sombras.