“Me enganché de verdad a la Real cuando estaba de recogepelotas en Segunda”
Luca ya es uno más y así quiere que le vean ahora. Es tímido, le cuesta abrirse, pero transmite ilusión, ambición, competitividad y, sobre todo, humanidad
-Ha sido una primera vuelta rara, con diferentes resultados y al final no terminamos del todo bien. En este nuevo año hemos conseguido dos victorias seguidas, luego un empate, no hemos perdido todavía pese a la eliminación en la Copa, y creo que esta es la línea a seguir para mirar arriba, que es lo que queremos.
A tiempo de todo en la Liga.
-Está muy apretada: si te descuidas, miras para abajo; y si ganas, miras para arriba. Lo importante es encadenar bastantes victorias consecutivas, que nos darían ese plus para mantenernos mirando más hacia arriba. Con el trabajo que estamos haciendo con Imanol, que nos está dando ese plus de confianza, de ambición y de agresividad, creo que los resultados van a llegar. En casa tenemos que hacernos más fuertes.
Empatan en Vallecas y nos enfadamos. Queremos más.
-Está todo muy igualado, todos los equipos están dando un muy buen nivel y cada partido, cada punto va a costar muchísimo. Ya se vio el otro día, que nos hicieron dos goles. La gente tiene mucha calidad y lo importante es que el equipo demostró una personalidad muy buena, supo igualar el partido y hay que estar orgullosos de todo el trabajo que se hizo.
Huesca y Athletic en casa.
-Son dos partidos muy importantes delante de nuestra afición, que nos va a apoyar a tope. Si conseguimos la victoria, sería un paso adelante para pensar en cosas importantes. Pero el Huesca parece que está empezando a despertar.
¿Contra el Athletic repetimos el once de Bilbao?
-No (risas). Hay alguna lesión, también hemos recuperado jugadores importantes que van a estar peleando por esa titularidad. Aquello fue un partido muy especial, con mucha gente de la casa, joven, pero el salto de calidad que traen los fichajes que tenemos, que tienen tanta calidad a nivel internacional, nos ayuda muchísimo en todos los partidos?
¿Se conjuraron antes del derbi?
-No se me va a olvidar nunca. Había un poco ese miedo de que el equipo tenía muchas bajas y éramos los jóvenes los que teníamos que salir al campo, pero por suerte salió un partido bastante bueno y conseguimos tres goles, que en ese campo es muy complicado. Salió todo bien, pero ya es pasado y ganar un derbi siempre es complicado.
¿Algo que le impactó de ese día?
-En el primer gol, cuando veo que Mikel va señalando el escudo, miré a la grada y vi mucha afición haciéndonos gestos. Pensé: joé, esta gente? Y también entrar al vestuario, que estaba Merquelanz, que le tengo mucho aprecio y paso mucho tiempo con él, que estuviese apoyándonos. Y luego la celebración con todos los compañeros.
La eliminación de Copa escoció.
-Probablemente, fue el día más triste en este vestuario que he vivido yo. Pero creo que se vio que el equipo peleó en todo momento, no dejó de creer a pesar de que nos pusimos perdiendo, conseguimos darle la vuelta? Pero ellos también juegan. Es importante que no perdiésemos ningún partido, estuvimos metidos hasta el final y esperemos que podamos dar más ilusión a la afición, que la necesita.
¿Cómo vivió el relevo en el banco?
-Personalmente, me dio bastante pena. Garitano fue el que confió en mí desde el principio, desde la pretemporada, dándome minutos, confianza y, gracias a él, estoy aquí en el primer equipo. Estoy muy agradecido por ello. Pero en un club como la Real los resultados son los que te marcan. Ahora hay que pensar que tenemos un nuevo entrenador, que nos está exigiendo un montón, que nos está dando la confianza que nos faltaba y que de momento están saliendo bien las cosas.
Nunca había vivido algo así.
-No. El primer nivel es competición pura y estas cosas pasan. Los entrenadores no suelen durar mucho. Yo lo viví sin intentar involucrarme mucho, quedándome un poco al margen y deseándole toda la suerte a Asier, que me dio la confianza para estar en el primer equipo. Y ahora con Imanol a seguir dándolo todo. Me tengo que centrar en seguir mejorando porque todavía me quedan muchos años en este club y quiero ser mejor.
Con Imanol sigue jugando en casa.
-Sí, con Imanol he vivido cuatro años en el filial, sé perfectamente lo que quiere y pide a cada jugador y yo se lo intento dar para que me dé la oportunidad. Desde que ha llegado no me puedo quejar porque me ha dado bastantes minutos, bastantes titularidades y eso es una cosa que va a costar mucho porque en este equipo hay mucha competencia .
¿Son muy diferentes?
-Un poco sí. Creo que los dos tienen una cosa común: que piden mucha intensidad, mucho trabajo, mucho sacrificio, pero tienen una manera diferente de ver el fútbol. Son las dos igual de válidas, pero cuando los resultados no ayudan parece que uno es el malo. Otros años hemos visto que el Leganés ha completado temporadas maravillosas. Al final, cuando funciona parece que está bien.
¿Y qué piensa cuando oye que le han hecho la cama?
-Me choca. Incluso me preguntan mis amigos? Yo no tengo ni idea de cómo se hace eso. Cada jugador quiere lo mejor para él y no concibo que pueda dar menos de sí o pueda quedar retratado para conseguir echar al entrenador. Me da pena, sobre todo por los capitanes. Notaba a Asier (Illarramendi) muy afectado las jornadas que perdíamos, no le veía que había hecho ningún tipo de cama. Ahora que va todo mejor, el vestuario está más animado, más contento y es importante para que luego en el campo salgan las cosas mejor.
El objetivo será Europa, ¿no?
-El objetivo del club tiene que ser entrar en Europa el mayor número de veces posibles y este año, tal y como está la clasificación, tenemos la oportunidad de encadenar un par de victorias seguidas y ponernos en esas posiciones para pelear por algo importante al final de Liga y mantenernos toda la temporada enchufados.
¿Cansado de repetir lo de su ictus?
-Intento darle naturalidad. Es una cosa que ha pasado y no lo tengo que ocultar. Lo importante es que he conseguido salir, recuperarme, estoy jugando y tengo que intentar que se empiece a hablar de mí más por méritos deportivos que por lo que pasó, de lo que intento alejarme.
¿Recuerda bien como sucedió?
-Estaba haciendo un examen a las 6.30 horas porque luego tenía entrenamiento. Eso me vino bien porque esto pasa cuando pasa, no tiene ninguna conexión con que estuviese haciendo nada. Si me hubiese pillado dormido habría sido peor porque no me hubiera dado cuenta tan rápido. Estaba solo en una sala y la profesora se encontraba en la sala de profesores. Empecé a notar la visión con destellos mientras leía un ejercicio, como estrellitas. Fueron en aumento, me empezó a doler la cabeza muchísimo, el brazo como que no lo podía mover? Intenté salir de clase, pero no conseguía ni mover la manilla de la puerta y toqué un poco la puerta, me la abrieron y los profesores me dijeron que estuviera tranquilo. Me bajaron a la sala de primeros auxilios de la uni. Cuando pasó ya un rato que no me recuperaba llamé a Barrera, médico del club, que vino enseguida y ya empecé a vomitar y me dijo: Vamos para arriba, que esto es algo serio. Enseguida vino la ambulancia y me llevaron a urgencias. Me hicieron las pruebas y ya estaba normal.
¿Cuándo fue la primera vez que escuchó la palabra ictus?
-Fui a urgencias, me hicieron un escáner, un angiotac, me llevaron a planta y cuando estaba en el pasillo vi que ponía Unidad de Ictus. Yo iba en la camilla sin saber lo que había pasado y me dijeron: Te traemos aquí solo para tenerte vigilado? Y luego ya me lo dijeron.
A partir de ahí, la evolución siempre ha sido muy buena.
-Cuando llegué a planta ya me hicieron las pruebas neurológicas y vieron que no había secuelas. A partir de ahí me tuvieron que hacer pruebas, que fueron bastantes, para saber la causa, porque en una persona joven la causa es más rebuscada. Pero consiguieron localizar la razón, la solución y me dijeron que, una vez realizado el tratamiento pertinente, iba a poder volver a hacer vida normal y jugar a fútbol porque no implicaba más riesgo de que volviese a pasar. En ese momento sentí bastante alivio y tranquilidad. A partir de ahí la recuperación ha sido muy rápida porque no había lesión ni impedimento para poder entrenar. Y así, cuando he tenido el alta ya estaba al nivel físico.
También le han hecho una pequeña operación, ¿no?
-Sí. Tenía una cosa en el corazón que se podía dejar abierto o cerrado, decidieron cerrarlo y con eso se eliminaba totalmente el riesgo. Además, como todos los enfermos de ictus, estoy medicado con aspirina, que diluye la sangre para evitar el riesgo y me permite hacer mi actividad deportiva perfectamente.
¿Temió que le dijeran que no iba a poder jugar más?
-Como estaba en el hospital pero me encontraba perfectamente decía: Yo salgo y me pongo a correr. Ahí sí que me dijeron, con buen criterio, que era una cosa grave y que tenía que ir con tranquilidad y calma, pero que en unos meses podía volver a jugar. Mucha felicidad por eso.
¿Sorprendido por los mensajes?
-A mis padres les escribieron desde todas partes del mundo. Los clubes de Primera me han hecho llegar muchas cartas y mensajes de apoyo. Estoy sorprendido y agradecido.
Incluso el Villamarín le ovacionó.
-Sí. Que un campo así te ovacione es muy emocionante y en el momento me sorprendió. Ahí es cuando se ve que el aficionado medio es capaz de aplaudir estos detalles y esto es lo bonito del fútbol.
Su afición se volcó con usted.
-Salí del hospital y al día siguiente fui con mis compañeros al partido contra el Sevilla, al palco que tenemos. Cuando sacaron la pancarta y corearon mi nombre me emocioné mucho. Estoy muy agradecido a todos los aficionados de la Real.
Pero la más bonita fue la dedicatoria de su hermano Marco.
-El peor momento que pasé en el hospital fue cuando vino mi hermano. Viajó desde Madrid con mi novia, en el mismo día, y me contaba que en el coche venían los dos llorando como magdalenas. Cuando llegó también, porque es bastante sensible. Y el día del Sevilla yo estaba allí y me mandó un vídeo la familia con la jugada del gol de Marco. Llevaba no sé cuántos años sin marcar un gol en casa y justo tenía que meter en ese partido, que tenía la camiseta preparada. Había pedido jugar con mi camiseta, pero no le habían dejado por falta de tiempo para hacer los cambios. Fue muy emocionante que marcase, se acordase de mí con la camiseta y con la cara emocionada que se le veía. Mi prima estaba en el campo y también emocionadísima.
¿Qué supone para usted su hermano, ambos tan futboleros?
-Siempre hemos estado juntos, jugando a fútbol. Como era el mayor me hacía rabiar, me ganaba siempre y me picaba mucho. Le he seguido un montón, le tengo muchísimo cariño y ahora que está en Madrid, aunque han bajado un poco, están haciendo una muy buena temporada y le sigo todos los encuentros. Los vemos en casa mi padre y yo. Le apoyamos a muerte. Yo creo que va a dar un paso adelante.
No se parecen mucho.
-Marco es más Fuentes y yo más Sangalli. No nos parecemos casi nada.
¿Sufrió mucho cuando tuvo que dejar la Real?
-Sí, un poco. El año anterior había estado a punto de dar el salto y no pudo conseguirlo. Después del partido aquel en Barcelona bajó un poco y tuvo que irse. Fue una pena porque a mí me hubiese gustado que se quedara aquí y haber podido compartir equipo con él. Pero en el fútbol es muy difícil llegar a la elite y más mantenerse. No hay un solo camino para llegar al primer equipo y él ahora está haciendo el suyo y le está yendo bien. Esperemos que algún día pueda volver.
Su familia es muy futbolera. Creo que su abuelo italiano celebró un Mundial con cohetes.
-Pero fue por ser italiano a tope. Era más futbolero el padre de mi madre.
Con él hablo algo en italiano, pero no mucho y con mi padre siempre en castellano. Llegó con un año aquí.
¿De qué equipo son sus abuelos?
-Mi abuelo es del Milan y mi abuela del Inter? (risas). Los hijos le han salido todos del Milan y los nietos, también.
Su tío, Miguel Fuentes, fue futbolista. ¿Solían ir a verle?
-Yo era muy pequeño cuando jugaba, pero sí me acuerdo de ir al campo a verle algunas veces. En ese momento no tenía ni idea de lo que era. Una anécdota de mi hermano, en su primer día de cole, al volver a casa le dijo a mi madre: He estado jugando a fútbol en el patio. ¿Me has visto en la tele? Estábamos acostumbrados por mi tío a que todos los partidos los echaban en la tele y se pensaba que todo el fútbol se veía por ahí (risas).
¿Les regalaba camisetas?
-Siempre hemos tenido muchas en casa. El día que se retiró fuimos toda la familia a Anoeta y nos sacamos fotos. Para nosotros Anoeta era ? buff. Estuvimos echando unos tiros ahí y fue increíble.
De presidente ya no fue tan agradable. ¿Ya estaba en la Real?
-Sí, fue muy duro.
De pequeño jugaba en el Aldapeta con un equipo impresionante.
-En la misma clase estábamos cuatro que fuimos a la Real alevín a jugar los torneos: Álvaro Odriozola, Javier Moral y Mikele Colombo, que era portero, y yo. También jugaba Ignacio Aperribay. En la playa ganamos los dos años que competimos.
Dicen de usted los que le quieren que es un competidor nato.
-Sí, siempre he sido muy competitivo, sobre todo de pequeño. No me gustaba perder y me ponía a llorar, no podía soportarlo. Con los años he ido viendo las cosas más en perspectiva y sabiendo que a veces toca perder, pero eso no quita para que siga intentando mejorar para la siguiente vez ganar yo. Ahora creo que estoy retomando ese gen competitivo que tenía de pequeño y creo que está bien para un deporte como el fútbol, que es muy competitivo y más en Primera.
Es un superviviente que ha ido superando todos los obstáculos.
-He conocido a muchos jugadores que eran muy buenos pero que por diversas circunstancias no han podido llegar cuando parecía que lo iban a conseguir muy fácil y otros como yo, más normalitos, que con constancia y trabajo hemos logrado superar a los demás. Cualquiera de los que están abajo tienen las condiciones para llegar, pero lo que marca la diferencia es su trabajo en el día a día y su mejora para subir al primer equipo. Solo puedo decir que trabajen en sus equipos día a día como si estuviesen en el primer equipo, ya que va a ser lo que te permita llegar hasta aquí. Yo siempre me he caracterizado por la constancia, por no dejar de intentarlo nunca, por seguir igual pasase lo que pasase. Eso es lo que puedo aconsejar a todos los que han estado conmigo en el Sanse. Por mucho que ahora sean mejores que los demás, si no te esfuerzas ni progresas, que es lo importante, te quedas.
¿Le agobia el tema de la estatura o que le repitan que es bajito?
-Siempre he sido el más bajito de la clase o del equipo y no me ha molestado nada. El fútbol se juega por abajo y si bien la altura a veces te da ventaja para el juego aéreo, tener el centro de gravedad bajo te permite aguantar mejor los apoyos, ir mejor al choque o tener mayor arrancada, y al final lo que te da una cosa te la quita por el otro lado. Jugadores más altos te pueden dar otras cosas y yo, con mis características, doy cosas que con más altura igual no daría. No me preocupa mucho.
¿Nunca le dijo algún técnico que con su altura sería difícil llegar?
-No, no, para nada.
¿En qué momento se da cuenta que puede llegar? ¿En aquel gol que marcó en la Youth League?
-No. Aquel año ganamos la Liga Juvenil y juego perdimos en la final estatal contra el Real Madrid. En la Youth League hicimos un muy buen papel y en la Copa también. Pero ese año solo pensaba en que llegase el final de la temporada y me dijeran que subía al Sanse. Los días anteriores estaba muy nervioso porque era un paso muy importante. Se dio así y en ese momento no pensaba en el primer equipo. Ya había visto con mi hermano lo difícil que es dar el salto del Sanse al primer equipo. Llegar al Sanse para mí era muy importante y lo conseguí.
¿Se le han hecho largos los cuatro años en el Sanse?
-No, no, al final cada jugador es como es y le llega el momento cuando le llega. Unos tienen que pasar más tiempo, otros menos, pero yo tenía claro, cuando tuviese mi oportunidad la iba a aprovechar. La pretemporada pasada no pudo ser, pero esta pretemporada no había otra opción, lo di todo para quedarme, lo logré y muy contento.
Otro año en el Sanse no podía ser.
-Sabía que no podía ser por condiciones de edad. Porque si jugaba en el primer equipo no podía volver. Por suerte aproveché la oportunidad.
Es usted muy de la Real. Siempre ha sentido mucho esta camiseta?
-Sí, siempre he sido muy de la Real. Sobre todo, a partir de cuando estaba en Segunda y empecé a ver todos los partidos de recogepelotas. No me perdía ni uno. Ahí empecé a sentir de verdad lo que es la Real Sociedad. Luego los años de Primera y en la Champions para mí fueron increíbles.
Que le enganche la Real en Segunda, siendo de la ‘Generación Perdida’ de la Copa, tiene mérito.
-Sí, sin duda. Antes era más pequeño y no era tan consciente.
Aihen, Oyarzabal, Zubeldia? todos hablan de la Real como un sentimiento; eso es ver frutos. La estela de Xabi Prieto ha reivindicado mucho el sentimiento txuri-urdin.
-Para mí, es un valor añadido muy importante, que los jugadores sientan los colores, que sean de la casa, que hayan crecido sintiendo a la Real Sociedad y se tiene que notar. Jugadores de mucho nivel que deciden pasar toda su carrera en la Real Sociedad, como Xabi Prieto, son un ejemplo a seguir. Ahora hay muchos canteranos que sienten eso muy profundamente y lo considero vital para el club.
¿Cree que se ha visto ya al verdadero Luca Sangalli?
-Creo que no, espero que todavía no. He tenido minutos, he jugado partidos, he hecho algún partido importante, pero todavía no, espero que aún pueda llegar a salir el Luca del año pasado. Ya sé que en esta categoría es mucho más difícil, pero yo voy a seguir peleando, intentando llegar a tener ese nivel para tratar de mantenerlo muchos años.
¿Cuál es su posición ideal?
-Mi preferida, donde estoy jugando ahora. Tres en el centro, como le gusta a Imanol, en tres alturas distintas, un pivote, uno más adelantado y otro un poco más. Ahí, en esa tercera altura, es donde me gusta para enganchar con los de arriba y llegar al área para intentar hacer algún gol.
¿Qué le queda por mejorar?
-Yo creo que mucho. Es mi primer año en Primera, soy un recién llegado y tengo mucho que mejorar. A nivel físico, siempre he estado un poco por debajo de los demás por mis características, ahí tengo que mejorar un poco ahora que el ritmo es mayor y todo va más rápido. Técnicamente, también tengo que mejorar bastante, perder menos balones, mejorar los pases. Progresar tácticamente, que eso va un poco mejor.
¿Cómo puede ser que entrene en camiseta corta siempre, haga el tiempo que haga?
-Los compañeros me vacilan y me dicen que me ponga algo. No es por el frío, sino porque no me gusta llevar mucha ropa y me agobia. Prefiero pasar un poco de frío al principio, luego ya entro pronto en calor.
Visualice lo que sería una carrera deportiva perfecta para usted.
-Para mí, lo perfecto sería tener una muy buena carrera en la Real, de muchos años y, si se puede, conseguir algún título, que es lo que llevamos buscando desde hace mucho tiempo.
Es ingeniero industrial, está estudiando un máster. Es un loco de los drones, ha fabricado su propia bicicleta, que suele utilizar...
-Estoy acabando un máster especializado en Materiales y Procesos y después ya decidiré. No descarto seguir estudiando porque no puedo compaginar un trabajo con mi carrera. Me gusta ese mundo, me abstrae de lo que es el fútbol y me ayuda a estar metido en otras cosas. Y también para no aburrirme, porque si no no hago nada y me paso el día tirado. Para mí, ir a la universidad y estar con mis compañeros es muy importante y no quiero dejarlo en ningún momento. La ingeniería y la mecánica son mi otra gran pasión y me gustaría dedicarme a ello cuando acabe mi carrera.
¿Dónde vive?
-En casa de mis aitas todavía. Mi novia está acabando un máster en Madrid. A ver si en unos años puedo iniciar mi andadura en solitario.