donostia - Txema Indias, director deportivo de Primera División. Y lasartearra.

-Sí, eso es. Nací en Donostia, pero me crié en Lasarte, donde viví hasta los 17 años. Siempre jugué en el Michelin. Porque, pese a tener Zubieta a tiro de piedra, nunca formé parte de las categorías inferiores de la Real.

Una lástima para un seguidor txuri-urdin de pura cepa...

-Soy del Leganés. Y de la Real. De eso que no te quepa duda. Nací en 1971, así que aquella época de las Ligas y la Copa me cogió en una edad en la que lo vives todo al máximo. Te diré por ejemplo que me marcó, siendo un crío, el partido de Sevilla en el que se perdió la imbatibilidad. Aunque, solo un año después, pude disfrutar del recibimiento al equipo campeón. Soy de los que esperó horas y horas en Lasarte al autobús de la Real. Como tantos miles de aficionados.

Me explicaba antes que vivió por aquí hasta los 17 años...

-Sí. Me marché para jugar a fútbol. No era ni mayor de edad y el Real Jaén me ofrecía la posibilidad de debutar en Segunda B. Allí que me fui. Fueron mis inicios en categorías digamos que profesionales, igual que para el entrenador de aquel equipo, Gregorio Manzano, quien también estaba empezando. De Jaén pasé a la cantera del Atlético de Madrid, en cuyo filial llegué a militar. Y luego viví una carrera larga, en distintos clubes de Segunda B.

La mayoría fuera de Euskadi, ¿no?

-Llegué a volver a casa para jugar en Beasain, Barakaldo y Touring. Con los de Errenteria, aquel año en Segunda B, pude disputar el encuentro ante el Sanse en Anoeta. Me salió muy buen partido. Y luego el propio Gregorio Manzano me reclutó para el Talavera, de donde pasé al Avilés y al Novelda por este orden. Terminé mi trayectoria en distintos equipos de Tercera con aspiraciones de ascenso, el último el Roquetas, en Almería. Estando allí, en un día, en solo 24 horas, pasé de entrenarme con la plantilla a coger el coche y empezar a viajar para estudiar posibles fichajes.

¿Y eso?

-Tenía 34 años. Mi carrera tocaba a su fin. Y, llegado el mes de enero, el equipo no marchaba del todo bien. Me llamó el presidente para comentarme que, si surgía la opción de contratar a alguien en mi demarcación, iban a dar de baja mi ficha. Pero que contaban conmigo para ejercer de director deportivo.

¿Era un objetivo que tenía usted a medio o largo plazo?

-Como te comentaba, mi carrera tocaba a su fin. Y yo quería seguir ligado al mundo del fútbol. Pero, así como los futbolistas de Primera pueden tenerlo relativamente sencillo para vivir con una estabilidad económica cuando se retiran, jugadores de mi perfil se encuentran al dejarlo con una situación más complicada. En cualquier caso, no tuve casi ni tiempo de plantearme nada. Ocurrió todo de un día para otro.

¿Por qué le propusieron el cargo entonces?

-Así como hay futbolistas que solo se dedican a entrenarse y, cuando llega el domingo, casi ni saben contra quién van a jugar, yo siempre había mostrado cierta inquietud por seguir a antiguos compañeros, por mirar estadísticas, por conocer a los rivales... Es algo que palparon en el club, y me ofrecieron la dirección deportiva. En aquel momento dudé. Disfrutaba del fútbol en activo y no tenía por qué renunciar a, al menos, cinco meses más jugando. Pero menos mal que terminé dando el paso. Porque aquellos cinco meses de jugador no me habrían llevado a nada. Y en cambio como director deportivo...

Ha terminado en Primera.

-Año y medio después de acceder al cargo subimos a Segunda B. Seguí en el club dos cursos más, logrando en ambos casos la permanencia. Pero la crisis de la construcción en aquella zona empezó a afectar al equipo y me marché. Pasé un año en el paro viendo mucho fútbol, principalmente de la categoría de bronce. Hasta que me llamó el Toledo, donde estuve cuatro campañas en las que llegamos a pelear por ascender a Segunda. En junio de 2015, cuando ya estaba planificando mi quinta temporada allí, me llamaron del Leganés.

Oportunidad irrechazable.

-No pude decir que no. Siempre he defendido y defiendo que para los profesionales como yo, que no tenemos un nombre ni somos mediáticos, la vía más sencilla para dar un salto de categoría es subir con tu propio equipo. Por lo general, nadie va a venir a por ti. Así que, si estás en Segunda B y te llega una oferta de un club de Segunda, como entonces era el Leganés, tienes que aprovecharla.

¿Qué se enccontró en Butarque?

-Para empezar, un equipo que había ascendido el verano anterior, ya con Asier Garitano. Y que, en su primer año en Segunda, se había salvado con holgura. En cuanto a club, me encontré con una entidad muy familiar.

Una entidad muy familiar que no tenía director deportivo.

-Es que hablamos de un club familiar en sentido casi literal. La madre es la presidenta, el padre es consejero, el hijo trabaja conmigo en la secretaría técnica... Y, efectivamente, hasta mi llegada no había un director deportivo. Tras una temporada en Segunda, se dieron cuenta de que el fútbol profesional exige la existencia de un cargo así para controlar el mercado.

Para usted fue llegar y besar el santo. ¿Hasta qué punto supuso una sorpresa ascender a Primera?

-Fue una sorpresa, eso está claro. El objetivo a mi llegada era mejorar la temporada anterior, en la que el equipo había sido décimo, e ir asentándonos poco a poco en la categoría. Pero de ahí a subir de forma directa... Recuerdo que, al empezar la segunda vuelta, le ganamos al Alavés en casa y todo el mundo empezó a creérselo de verdad, sin perder nunca la humildad ni el trabajo que nos habían llevado hasta esa situación.

“Humildad y trabajo”. ¿Es esa la receta del éxito del Leganés?

-Humildad, trabajo y hambre. Buscamos jugadores humildes, trabajadores y que tengan hambre. Son las pautas que nos hemos marcado Asier Garitano y yo durante estos tres años. Sin esas características en la plantilla, un club como el Leganés lo va a tener difícil.

¿Cómo de complicado resultó confeccionar la plantilla para debutar en Primera?

-Era verano de 2016, hace año y medio, y nos encontramos con otro mundo, un mercado nuevo para todos nosotros. Pasamos prácticamente de negociar con responsables de canteras a hacerlo con direcciones deportivas de clubes importantes. Y claro, pagamos la novatada. Recuerdo por ejemplo que me ilusioné con incorporar a ciertos jugadores cuyos fichajes soy consciente ahora de que eran imposibles para el Leganés. Y perdí tiempo así para contratar a otros futbolistas cuya llegada se quedó en el camino. Es ley de vida, un aprendizaje constante. El día a día de estos últimos 18 meses ha supuesto para mí una especie de máster en dirección deportiva.

El equipo arrancó muy bien la Liga 2016-17. Luego empezó a caer. Pero los buenos refuerzos de enero (Tito, Siovas, El Zhar, Alberto Bueno...) ayudaron en el logro de la posterior permanencia.

-Describimos esa trayectoria que comentas, es cierto. Fuimos de más a menos durante la primera mitad de la temporada. Pero nos llegó para alcanzar el parón invernal en una situación general buena, teniendo en cuenta quiénes somos. Y resultó clave conseguirlo, porque si en aquel enero de 2017 hubiéramos ocupado la 19ª o la 20ª plaza no habría venido ninguno de los futbolistas que incorporamos. Durante el verano previo, en el mercado se nos observaba con ciertas dudas. Todo el mundo pensaba que éramos clarísimos candidatos al descenso. Sin embargo, pasados cuatro meses, ya teníamos otra categoría. Habíamos pasado a ser uno de los equipos que luchaba por no bajar, así que se nos abrieron puertas que poco antes teníamos cerradas.

¿Continuó la tendencia este pasado verano?

-Sí, sí. Claro. No somos un club que busque futbolistas de renombre. Pero, dentro del perfil de nuestro jugador objetivo, este pasado verano pudimos conseguir refuerzos que solo un año antes resultaban imposibles para nosotros.

Hábleme de ese perfil del jugador buscado, más allá de “humildad, trabajo y hambre”. ¿Qué pretenden en lo futbolístico? ¿Quiénes se amoldan mejor a la idea de juego de Asier Garitano?

-Esa es una pregunta que me hacen muchos representantes. “¿Con qué sistema jugáis?”, por ejemplo. Yo no sé contestarles. Porque, por suerte y por virtud, Asier Garitano es un técnico capaz de adaptarse a las circunstancias de cada fin de semana para sacar el máximo provecho posible a la plantilla. Más allá de todo esto, sí tenemos claro qué futbolistas queremos. Yo, para fichar un jugador, por mucho que a mí me guste, trato de verlo con los ojos de nuestro entrenador. Y sé qué hay gente que con Asier no va a tener cabida nunca en el equipo. ¿A qué clase de futbolista me refiero? Digamos que a aquel que venga a Leganés a pasearse no le va a ir precisamente bien.

La temporada ha alcanzado su ecuador y el balance es...

-Volvimos a empezar de forma muy positiva, superando las expectativas. Y luego atravesamos una mala racha, coincidiendo con un tramo exigente de calendario. Pero, por encima de todo, nos sentimos orgullosos de que el equipo compita todos los fines de semana, independientemente del resultado que obtenga. Esa es la línea que tenemos que seguir.

¿Es el Eibar un espejo para el Leganés?

-Sí. Conozco su historia, y cómo han ido creciendo a base de hacer bien las cosas. Existen similitudes. Puede ser un espejo para nosotros. Es cierto.

Se lo pregunto porque en Ipurua se marcaron en su día la meta de empezar a construir plantillas más estables y duraderas, con contratos más largos. ¿Se trata de su siguiente objetivo?

-Vienes de Segunda B y Segunda, categorías en cuyos mercados hay muchos jugadores libres. Miras en ellos y encuentras muchas opciones. Pero la cosa cambia una vez que buscas continuidad en Primera, más aún a medida que vas cumpliendo temporadas en la categoría. Si en nuestro primer verano tras el ascenso hubiéramos llegado a plantearnos traer solo futbolistas en propiedad, no habría querido venir nadie. Así que tiras más de cesiones. Pero poco a poco, como han hecho en el Eibar, sí vamos a intentar hacer contratos más largos, porque los cambios constantes en las plantillas no son buenos.

La Real llega mañana a Butarque.

-Va a ser un partido difícil, con el recuerdo presente además del que jugamos aquí la pasada temporada. En el año y medio que llevamos en Primera, nadie nos ha superado como lo hizo la Real aquel día (los txuri-urdin ganaron 0-2 en octubre de 2016). No nos dejaron hacer nada. Seguro que esta temporada vuelven a pelear por entrar en Europa. Pero mañana en Leganés van a tener que pelear mucho para llevarse los puntos.

No juega el sancionado Amrabat, una ausencia clave para ustedes.

-Se trata de una baja importante, es verdad. Y eso que aquí lo que prima es el colectivo. Pero Amrabat nos da muchas cosas.

¿Y qué les da Joseba Zaldua?

-Lo que esperábamos de él. Creo que ni nosotros ni la propia Real hemos tenido nunca dudas sobre la clase de futbolista que es. Ha llegado a un club en el que tiene tranquilidad, sin la presión a la que podía verse sometido en Donostia. Y creo que en media temporada ha jugado ya tantos minutos como en la pasada campaña entera. Está aportando un muy buen rendimiento.

¿Se le unirá Rubén Pardo durante las próximas semanas?

-Prácticamente, entre el parón navideño y el partido de Copa del jueves, no he tenido tiempo de sentarme tranquilo con Asier Garitano. Se ha marchado Erik Morán al AEK Atenas, y existe una necesidad en el centro del campo. Pero queda por ver qué características busca el propio Asier en el sustituto, y si Rubén Pardo termina saliendo de la Real. El año pasado en invierno ya hablamos con él, y lo reconocimos públicamente.

La relación entre clubes es buena...

-Sí. Medio en broma medio en serio, le comenté a Jokin Aperribay durante una comida que a ver si, después de tantas cesiones pactadas entre Leganés y Athletic en las últimas campañas, establecíamos una relación similar con la Real. Y de momento ya está aquí Joseba Zaldua.

De director deportivo a director deportivo. ¿Cómo valora el trabajo de Loren?

-Hay un dato que lo dice todo. Tal y como está el mundo del fútbol, con los movimientos constantes que se dan en todos los estamentos de los clubes, el hecho de llevar nueve años en el cargo implica que su labor está siendo magnífica. Además, dentro de un club como la Real en el que la exigencia es alta. La trayectoria deportiva del equipo en todo este período, que arrancó en Segunda División, habla por sí sola. Y digo yo que Loren algo de culpa tendrá.

Me comentaba al iniciar la entrevista que, como jugador, no llegó nunca a integrar la cantera de la Real. ¿Aspira a quitarse esa espina en los despachos del club?

-Estoy muy contento en el Leganés, muy agradecido a la oportunidad que me dio el club en su día. Por otra parte, soy de la Real, quiero que le vaya bien, y ahora mismo su dirección deportiva está en buenas manos.

Termina contrato...

-Este 30 de junio. Pero lo importante es conseguir la permanencia.