donostia - En noviembre de 2015, la peña Aurrera Mutilak de Astigarraga se disponía a celebrar su celebración anual con una pequeña esperanza de entregar durante el festejo a Carlos Vela el trofeo al mejor jugador de la anterior temporada. “Pedimos al club que viniera, pero pensábamos sinceramente que no ocurriría así”, recuerda Luis Calvo, presidente de este colectivo de aficionados. Del trato personal con el mexicano aquella lluviosa tarde le sorprendió lo mismo que de Mikel Aranburu unos años antes. “Para nosotros son personajes públicos. Les vemos jugar todas las semanas. Pero luego hablas con ellos y descubres que son gente normal. Tanto Vela como Aranburu, dos tíos agradables y bastante tímidos”, recuerda Calvo.
“Quince días antes de aquel acto, falleció nuestro presidente de honor y Vela tuvo unas palabras para él en su breve discurso. Fue un detalle por su parte”, agrega este aficionado, quien a la hora de analizar la trayectoria txuri-urdin del mexicano distingue dos etapas muy diferenciadas. “Ha permanecido durante seis años y medio en el club. Tratándose de un extranjero, es mucho tiempo y habla bien del nivel que ha ofrecido. El balance general es muy positivo y así pienso que tenemos que reconocérselo esta noche en Anoeta. Pero también me queda esa pena de que en los últimos tres años ha ofrecido un rendimiento decreciente. Es como si estas últimas temporadas hubieran sobrado”.
Calvo sostiene que “desde fuera ha dado la sensación de que se ha acomodado en el club”. “Pero Vela es como es. Y también es cierto que parece que, si hubiera puesto más empeño, podía haberse marchado antes y a un club con aspiraciones más importantes”, concluye. - M.R.