donostia - Hoy todo se ve de color de rosa. Pero el análisis tras el sorteo de calendario, a mediados del mes de julio, resultó prácticamente unánime. Existía coincidencia en que a la Real le aguardaba un muy exigente inicio liguero, con visitas a Celta y Deportivo, y el aterrizaje en Anoeta de dos escuadras potentes como Villarreal y Real Madrid. Sin embargo, a falta del encuentro ante los merengues, el balance es espectacular: nueve puntos sobre nueve posibles, en una serie de partidos que la pasada campaña se le atragantó a los txuri-urdin. Con creces además.

El equipo de Eusebio perdió en Riazor, donde cayó goleado (5-1). Encajó otra dolorosa derrota en Anoeta frente al Villarreal (0-1), recibiendo el tanto amarillo en el último segundo del encuentro. Y sumó un punto, importantísimo eso sí, en Balaídos contra el Celta (2-2), resultado que a la postre le otorgó la sexta plaza. Las cuentas respecto a entonces implican en el presente campeonato un adelanto de ocho puntos en comparación con el curso anterior, que resultó notable. Y la estadística es susceptible de verse alimentada en mayor medida el domingo que viene (20.45 horas) en Anoeta. La Real se medirá al Real Madrid en un encuentro que los blancos vencieron en la primera jornada de la pasada Liga (0-3). Así que si los txuri-urdin consiguen un nuevo triunfo, además de firmar el mejor arranque de toda su historia, se verán con doce puntos de doce en la tabla, logrados en partidos que en la campaña anterior implicaron la obtención de solo uno.

Eso en cuanto a cifras, en cuanto estadísticas. ¿Y qué hay de las sensaciones? Hasta la fecha ha habido de todo un poco. La Real Sociedad ha ganado un partido que directamente no mereció llevarse, el de Balaídos contra el Celta. Los txuri-urdin se impusieron a los gallegos recurriendo a su potente pegada, pero se vieron superados en el juego durante la mayor parte del encuentro. Una semana después, ante el Villarreal, firmaron su mejor actuación en este inicio de campaña y obtuvieron una victoria que no encontró ningún tipo de discusión. Y el de ayer en Riazor, finalmente, fue un encuentro que atravesó distintas fases.

Empezó bien la Real. Marcó dos goles en cuatro minutos y aprovechó después, durante el primer cuarto de hora, el golpe que ello supuso para el Deportivo. A los gallegos, como es lógico, les costó reaccionar tras un arranque tan negativo, y los txuri-urdin mostraron una superioridad total. Pero el panorama cambió en cuanto los de A Coruña se decidieron a elevar su intensidad y a buscar sin tapujos un tanto que les volviera a meter en el encuentro. Poco a poco, comenzaron a someter a la Real a un dominio territorial que los guipuzcoanos acusaron por partida doble. Actuaban los de Eusebio con tres puntas, dos de los cuales no acostumbran a relacionarse con la circulación de balón en la medular, Januzaj y Juanmi. Y Willian José fue frenado con constantes faltas cuando bajaba a posiciones muy retrasadas para recibir el balón de espaldas. Además, el panorama obligó a los realistas a defender muy cerca de Rulli, una faceta en la que no se sienten tan cómodos como cuando logran situar su zaga prácticamente a la altura de la línea divisoria.

La fase de superioridad gallega se vio interrumpida durante los primeros minutos de la segunda mitad, gracias a que la Real volvió a hacerse con el centro del campo. El cambio de Canales por Juanmi le permitió ganar un efectivo en la zona ancha. Coincidió además con la arriesgada sustitución de Mel que implicó el ingreso de Lucas Pérez por Bruno Gama. Y al cambio de panorama contribuyó también el 2-2, que hizo que el Deportivo tuviera al menos un punto que conservar. Los txuri-urdin recuperaron el dominio y ya no lo cedieron hasta el final del encuentro, completando una buena media hora final que les llevó a merecer la victoria lograda.