donostia - Mikel Merino -Pamplona, 22 de junio de 1996- ha vuelto cuadrado de Alemania. Se marchó como un centrocampista con talento y habilidades para buscar espacios para la llegada, caminos hacia la portería, y ha añadido a sus señas de identidad las exigencias del campeonato teutón. Más kilos -ocho más de músculo- por el trabajo en el gimnasio y horas de dedicación, unidos a una mayor versatilidad tras haber sido probado como central, componen la figura de un futbolista prometedor, al que se le asigna el mejor de los futuros y al que colocan en la diana del interés de un montón de equipos, entre ellos una Real que parece dispuesta a pujar por contar con sus servicios, aunque sea en forma de cesión.
Un año en Dortmund y su nombre suena en el mercado veraniego. ¿Su futuro inmediato es seguir en el Borussia?
-Sí, claro. Tengo contrato largo -hasta 2021- y ahora, cuando termine el Europeo sub’21, en principio volveré allí, a hacer la pretemporada con mis compañeros. Pero nunca sabes lo que puede pasar: los planes que pueden tener contigo, qué idea van a tener para el nuevo año, qué va a pensar el nuevo entrenador... En principio, mi futuro está ligado al Borussia de Dortmund, aunque todo tiene unas variables, que tienen que ver con lo que quiera el club, con el interés de otros equipos, con lo que me transmitan a mí y con lo que yo piense. Yo quiero jugar. A ver qué pasa.
Le han salido muchas ‘novias’, entre ellas la Real. ¿Da valor a las opciones que se comentan?
-Al final, de estas cosas te enteras porque te llegan por varios sitios los rumores. Pero, como siempre he hecho, cuando estaba en Osasuna y durante toda mi carrera, me voy a mantener al margen, porque si te centras en rumores te desvías de tu nivel futbolístico. Lo que tengo que hacer es pensar en el fútbol, y el resto se lo dejo a mis representantes. Así es como debe ser.
¿Qué balance hace de su primer año futbolístico en el Borussia de Dortmund?
-Siempre que hago un balance, intento sacar el lado positivo, porque es lo que sirve para aprender. Sí que es verdad que ha sido un año duro, que he jugado menos de lo que esperaba. No he tenido oportunidades por parte del míster, pero, dentro de todo esto, he aprendido mucho, porque estoy en uno de los mejores equipos del mundo y cada día, entrenando con los compañeros, mejoras un montón. Me quedo con esto, con que he tenido una primera toma de contacto con el mundo profesional al más alto nivel. A partir de ahora, espero que las cosas vayan mejor.
Ha jugado muy pocos partidos.
-No sé el número concreto, creo que he jugado alrededor de ocho encuentros. Pero, siempre que lo he hecho, he disfrutado al máximo. Me gusta jugar al fútbol e insisto en que ha sido una experiencia muy buena.
¿Ha tenido que cambiar incluso físicamente para competir en ese fútbol alemán que, desde fuera, parece más exigente en ese plano?
-Sí, es un fútbol muy distinto al español, hay algunas diferencias. En la Bundesliga el fútbol es muy físico, hay muchos contactos; se trata de un estilo de juego en el que hay muchas ayudas, estás siempre con rivales cerca, y esto te obliga a tener más fuerza. Yo me he intentado adaptar a todo ello. He metido horas extras en el gimnasio, trabajando después de los entrenamientos, porque al final te tienes que preparar. Estoy más alto y más fuerte -que hace dos años-, con más kilos de músculo. Es lo que requiere el fútbol profesional. Debes estar a tope en el plano físico.
Se ha ido el entrenador del Borussia y llega uno nuevo. ¿Esto es un cambio favorable para usted en Dortmund?
-No he tenido muchas oportunidades por parte de Tuchel, así que el hecho de que haya un cambio de entrenador, con un nuevo técnico que viene a conocer a los jugadores, hace que todo el mundo parta de la misma posición. Es algo con lo que se abren nuevas puertas, nuevas opciones, y creo que puede comenzar una experiencia bonita.
¿Qué quería de usted Tuchel para que no tuviese más oportunidades?
-La verdad es que, sinceramente, todavía no tengo muy claro qué es lo que esperaba de mí, lo que me pedía. Tampoco tuvimos muchas conversaciones sobre ello. Se trata de un tema un poco raro. Empecé la temporada entrenando todos los días de central y jugando de central. Más adelante, sí se dieron cuenta de que tenía condiciones para jugar en una posición más adelantada, o incluso de interior, y me pusieron ahí algunas veces. Pero ha sido un año difícil, porque no he podido jugar mucho en mi posición. Me quedo al menos con que he aprendido a jugar atrás y con que, cuando me pidan que actúe en esa demarcación, lo sabré hacer.
La experiencia del atentado en el autobús del equipo debió de ser traumática...
-Si tener un accidente pequeño con un coche, por ejemplo, hace que te suba la adrenalina, que te hayan intentado matar poniendo una bomba en tu autobús la verdad es que es una locura. Si lo piensas fríamente, dan escalofríos. Estábamos todos en el autobús, para ir a jugar el partido. Íbamos más o menos concentrados, con los cascos (de música) puestos. Yo estaba sentado en la parte de en medio del autobús, llevábamos diez metros arrancados, súper despacio, para ir hacia el estadio desde el hotel. Y, de repente, se escuchó un ruido ensordecedor. Yo, con los cascos, con la música a tope, sentí un ruido que no había oído en mi vida.
¿Y qué recuerda después?
-Mucho humo, el autobús que casi vuelca... Nos tiramos al suelo, no sabíamos qué pasaba, estábamos muy asustados, con toda la gente gritando. No sabíamos qué hacer. Pensábamos de todo: que ahí parados podía venir alguien con armas, que podían comenzar a disparar... No sabíamos si había más bombas delante. Fueron momentos de mucha incertidumbre y frustración, una locura que por suerte se ha quedado en una anécdota. Pero si llegan a explotar bien las bombas, creo que no estaría aquí para contarlo.
El Europeo sub’21 le deja sin vacaciones, pero integra una selección que es favorita.
-Es otro año sin tener muchas vacaciones pero, mientras sea por cosas como éstas, por tener que jugar un Europeo o ascensos, cosas de éstas, no importa. Tengo por delante un campeonato de Europa bonito -empieza el jueves-, al que llego con ganas de hacer cosas importantes y, porqué no, volver a ganarlo con España.
¿Es la selección un equipo en el que se siente a gusto?
-En la selección siempre me encuentro muy cómodo, porque me dan confianza. Y, al final, eso es algo que le gusta a un jugador. Me dan libertad para jugar como yo quiero, como me gusta: subir, defender... Además, con los compañeros tengo una muy buena química. Son muy buenos. Y así es muy difícil no sentirte cómodo.