donostia - Mikel Antía es una de las personas que mejor conoce a Roberto Olabe. El donostiarra, que acaba de firmar como ayudante de Rafa Benítez en el Newcastle, ha sido su ayudante en el Almería, el Valladolid y el Real Unión, además de haberse convertido en su mano derecha durante los últimos cuatro años en su periplo en Aspire Academy de Catar. En los micrófonos de Onda Vasca, y ante otro gran amigo suyo como Iñaki de Mujika, no quiso confirmar de inicio si el nuevo director de fútbol le propuso entrar con él en la Real: “Ha tenido la posibilidad de venir a San Sebastián y yo la de marcharme a Newcastle. Hay cosas de las que, por él, no me gustaría hablar”.

El exdefensa no escatimó elogios con el vitoriano: “Le debo mucho, no solo a nivel profesional, pero yo he progresado y evolucionado gracias a él. Soy Robertista porque considero que hay pocos profesionales en el fútbol con su capacidad y conocimiento. Además, me une una relación de amistad, que lo refuerza. Le defenderé siempre porque tengo argumentos para hacerlo. Es muy, muy bueno en lo que hace y un gran compañero”. Pese a que no duda de que introducirá cambios, piensa que su aterrizaje no va a ser revolucionario: “No sé cómo va a venir, pero no tengo la sensación de que vaya a entrar como un elefante en una cacharrería”.

En su opinión, el fichaje es un gran acierto de la Real: “Yo le hubiese traído sin dudar. Si fuese presidente de un club, me gustaría tener a los mejores y creo que él es uno de ellos. Va a aportar organización, evolución, proceso... Una de sus cualidades es que nos hace salir a todos de la zona de confort. Siempre quiere un paso más, porque además lo necesitamos. Tiene muchas cosas para aportar”.

Lo que no admite comparación es la materia prima que se va encontrar aquí a la de Catar: “Es diferente el trabajo que va a hacer aquí que el de Catar. Aquí los niños quieren venir a entrenar y jugar en la Real, tienen un concepto de esfuerzo muy diferente al de los niños cataríes. Estos tienen desde que nacen chóferes y sirvientes. Les dan todo lo que necesitan. Hay diferencias cuando para conseguir cosas tienen que esforzarse”.

A Zubieta regresa un técnico mucho más preparado que el que se marchó por la puerta de atrás en 2005: “Yo no puedo hablar de lo que ha cambiado desde que salió de la Real. Del de Almería sí que le veo evolucionado en varios matices. Me cuesta hablar de Roberto. Sé lo que he visto, pero debería hablar él. Se trata de un líder indiscutible. Tampoco sé lo que le ha dicho a la Real. Tengo claro cómo trabajábamos y no sé dónde puede estar lo mejor. No sé lo que hay que mejorar en el club, solo lo que le oí el otro día a Jokin Aperribay”.

Pese a todo, la fama de experto en metodología le precede: “Todo lo que hemos trabajado en Catar es exportable. Lo que hay que hacer es adaptar tu trabajo al concepto guipuzcoano. Allí nos costó unos meses entender el contexto. Allí al principio el problema que teníamos era que el niño no iba a entrenar. Allí tenía a su cargo unas 150 personas. Es increíble, pero le entraban todos en su cabeza”.

En la academia de elite catarí trabajó con las maquinarias más avanzadas: “A nosotros nos ha ayudado, hemos podido adaptar en Doha diferentes herramientas que hay en el mundo para que los críos mejorasen. He evolucionado en ese sentido también, porque conozco máquinas que te ayudan a progresar. Eso es bueno. En Doha contábamos con un presupuesto alto y casi siempre nos concedían las cosas que pedíamos. Éramos unos privilegiados”.

Sus recursos no tenían límite: “Después de meses allí normalizas cosas que no lo son. En cada staff contábamos con primer entrenador, un segundo, un entrenador de porteros, un preparador físico, un videoanalista... ¿Dónde vas a encontrar eso? A partir de ahí te puedes imaginar todos lo demás, nos daban todas las facilidades. No sé si hay en el mundo un sitio con más recursos para poder a trabajar, a todos los niveles. Por ejemplo, contábamos con una máquina diferente, que en su día solo la tenía el Borussia Dortmund y luego el Benfica, en la que te vienen muchos balones y tienes que controlarlos y meterlos en unas ventanas”.

En el apartado psicológico, el donostiarra destaca su capacidad de liderazgo de Olabe: “Creo que es una persona que ha sabido gestionar a un gran número de personas a su cargo, que nos ha puesto a todos en el camino adecuado para el desarrollo de las cosas que buscábamos, que gracias a él diferentes personas hemos crecido a muchos niveles... Yo le considero capaz de gestionar personas y grupos, sin lugar a dudas. Ni idea de si pueden saltar chispas con Loren y Luki. A la prensa os gusta mucho el morbo, el buscar cosas donde a priori no las hay. Allí ha llevado adelante un grupo con notaza. No manda mucho, manda bien. Decide por convicción, por consenso... Un líder tiene que tomar las decisiones en base a lo que ve y a la gente que le rodea”.

El exrealista coincidió con Benítez en la cantera blanca y ahora le ha fichado como su segundo en para el Newcastle: “He firmado por tres años. No va a condicionar mi vida la posibilidad de poder irme a casa en unos meses. Creo en el trabajo, en el día a día. Si es bueno, habrá posibilidades de lograr lo que consigues”.

Lo que no puede ocultar es que le da pena abandonar el proyecto catarí: “Lo he visto nacer y crecer. Estábamos viendo los resultados ahora ya. Trabajaba doce horas al día. Hubiese deseado en muchos momentos que el día tuviese más horas. Empezábamos a sentir la satisfacción personal de ver cómo llegaban jugadores a la selección de Catar. O que el Villarreal fiche a uno de esos futbolistas, que antes era algo impensable”.

Pese a todo, las dos llamadas que más ilusión le han hecho en su carrera en los banquillos fueron “la primera de Olabe para irme al Almería y la del Berio para entrenar. Han sido las más importantes en mi vida”.