La portería de la Real tiene un dueño claro y se llama Gerónimo Rulli. El argentino puede convertirse hoy en jugador txuri-urdin a todos los efectos hasta 2022, en lo que supondrá el contrato de mayor duración de toda la plantilla, lo que confirma el peso estratégico que tiene su continuidad para el club. El hecho de que va a afrontar una operación que rondará los diez millones de euros si se tienen en cuenta todos los pagos a afrontar, incluidos sus emolumentos, es otra señal inequívoca de que con su contratación buscan un óptimo rendimiento inmediato y de futuro.
Lo único que falta para su firma es que el presidente de Estudiantes de La Plata, Juan Sebastián Verón, dé su aprobación para que cobre el porcentaje -20%- que tiene estipulado desde su venta al fondo de inversión, propietario del Deportivo Maldonado.
Rulli ha cerrado su segunda temporada cedido en la Real con el mismo cartel de indiscutible. Al igual que el equipo, el argentino no ha logrado mantener la misma regularidad que su primer curso, pero, sobre todo en la recta final de la Liga, ha vuelto a completar actuaciones muy solventes. Se trata de un portero fiable, con una proyección importante y con un margen de mejor notable. Sus puntos fuertes siguen siendo los reflejos bajo palos y los unos contra uno. Todavía le falta por progresar en dos aspectos claros: el dominio del juego aéreo y del área y el golpeo con los pies.
Eso sí, sus estadísticas son irrebatibles. Esta campaña ha disputado 36 encuentros, todos ellos completos, menos el del Espanyol, en el que fue expulsado por cometer un penalti en una ocasión manifiesta de gol. Esta jugada le hizo mucho daño, sobre todo en lo que respecta al capítulo de la confianza, tal y como reconoció abiertamente el platense. Por motivo de la roja, se perdió el choque en Granada, además de la visita del Getafe por acumulación de amonestaciones, al ver la quinta amarilla después de protestar al árbitro en Eibar una vez terminado el encuentro en Ipurua. Su mejor actuación, con diferencia, fue en la visita del Barcelona, cuando fue seleccionado por la UEFA como el mejor portero de la semana.
Oier Olazabal no ha podido ser profeta en su tierra. El irundarra, que ya ha manifestado públicamente que no va a volver a la Real, tiene contrato en vigor con el Granada, aunque no está nada claro que vaya a continuar.
Tampoco se puede decir que haya tenido mucha suerte. En su estreno ante el Espanyol, aparte del tanto desde los once metros que encajó como bienvenida nada más salir, recibió otros dos y Moyes le señaló como responsable, sobre todo de la diana que recibió en la prolongación y que costó la derrota. El mensaje no sorprendió en el club, ya que el escocés pidió el fichaje de un meta británico veterano y se tuvo que conformar con Oier, que era una apuesta de la dirección deportiva. El irundarra brilló en la Copa, sobre todo en Las Palmas, pero luego cometió un error grave ante el Getafe.
ficharán un meta Ahora el club busca otro meta para ser el segundo de Rulli. Porque los canteranos no acaban de convencer. Bardají se ha estancado y le supera la presión cuando juega. Giralt, que para muchos es el que mejores condiciones tiene, ha estado cedido en el Portugalete y tiene difícil quedarse. Sisniega ha completado una buena campaña en el Sanse; y Tanis Marcellán, que salió a préstamo a la Peña Sport, deberá luchar por quedarse en Zubieta. La dirección deportiva no parece fiarse aún de ninguno de ellos como segundo de Rulli.