Hoy en día, en un fútbol tan corrupto y podrido de trampas, lo más importante en las últimas jornadas cuando no tienes nada en juego es intentar no ganarte enemigos. Ser honrado, centrarte solo en lo tuyo, estar a la altura de tu escudo, ser consciente de lo que a ti no te gustaría que te hiciesen e intentar competir. No puedes perder ni un segundo en analizar la situación del que se pone en frente, porque hemos comprobado en demasiadas ocasiones que nadie va a hacer nada por ti. Que la competición en Primera la juegan 19 enemigos y la Real. Que las ayudas están prohibidas por muy bien que nos caiga y, aunque nos reciban de maravilla en Vallecas, el Rayo no va a bajar por el equipo realista. Seguro que bastantes de los 2.000 fantásticos seguidores franjirrojos que se dejaron la garganta en la grada animando a los suyos, fruto de la impotencia, pensarían por momentos “si no se juegan nada”. Es lógico y normal, si además tenemos a un impresentable exseleccionador como Camacho que lo dijo cuando Rulli subió a rematar el córner ante el Madrid, cómo no lo van a pensar cuando tu equipo se está jugando la vida.

Lo sentimos mucho, pero la Real sí se jugaba cosas. Porque la temporada que ha firmado en Anoeta ha sido un desastre intolerable, con un lamentable bagaje de puntos pese a contar con la plantilla más cara de su historia. Hubiese sido realmente inaceptable que los blanquiazules regalaran los puntos y echaran el telón a su campaña con tres derrotas consecutivas tras las cosechadas ante Getafe y Real Madrid.

al menos venció La Real ganó. Hizo un partido bastante pobre, pero venció. Y era lo que tenía que hacer. En este tipo se situaciones no vale con ser honesto, también hay que parecerlo. La única noticia destacable de su triunfo es la aportación estelar de sus delanteros canteranos Oyarzabal y Bautista, que fueron los autores de los goles. Como su ilusión se encuentra fuera de toda duda, con la intensidad con la que se emplearon en todas sus acciones pusieron en evidencia a muchos de sus compañeros que se encuentran con la mente puesta en las vacaciones. Lo de Oyarzabal es la mejor noticia de la campaña con diferencia. Se trata de un diamante en bruto que hay que cuidar y saber llevar, porque lo hace todo bien. Aparte de contar con un físico privilegiado y desarrollado a sus 19 años, tiene asimilados y domina a la perfección todos los registros básicos de este deporte. No es normal la madurez que demuestra en todas sus apariciones. Por si fuera poco, su talento extraordinario le permite ser capaz de todo. Estamos todos de enhorabuena, porque nos ha tocado el gordo.

Sin olvidar a un Aritz infranqueable en la banda que también se ha asentado en el primer equipo con un dorsal superior al 25, Jon Bautista se erigió en la grata sorpresa de la despedida y cierre en Anoeta. El chaval marcó un gran gol, trabajó mucho y confirmó que no hay nadie en la plantilla que vaya mejor por arriba que él. A Eusebio le ha costado darle minutos con los delanteros lesionados y el tiempo ha demostrado que se ha equivocado esperando tanto tiempo a Vela, porque tiene gol y muchas posibilidades, como ha venido apuntando en el Sanse.

El de Errenteria entró en el descanso en lugar del mexicano. La gran estrella de la Real en los últimos cinco años culminó su annus horribilis con un fallo sonrojante. Por tercera vez en las últimas semanas se quedó solo delante del portero y no convirtió. Es decir, el hombre destinado a marcar las diferencias y a dar puntos al equipo se ha convertido en un estorbo que ahora cuesta partidos. Una pena, porque talento no le falta, como acreditó al sentar al portero; el problema es que no se toma el fútbol con la suficiente seriedad. No es normal que definiera con dos vaselinas en Eibar y Vila-real o, como ayer, que esperara a los defensas con la portería vacía. Además, tras ser cambiado en el descanso, se duchó y a las 18.13 minutos estaba marchándose del estadio. Pero no se confundan, en realidad Vela había abandonado la Real muchos meses antes. Pudo reinar hasta el final y salir por la puerta grande, pero optó por partir del que va a ser casi seguro su último duelo en Anoeta por la puerta de atrás y a escondidas. Y lo peor de todo es que no parece importarle mucho. “Yo soy así”. Pues nada, que te aproveche chico. La Real necesita jugadores comprometidos. Pero de verdad, no como dice Aperribay que lo está Vela.

Incluso, en un momento de máxima sensibilidad, puso el foco de la sospecha sobre el equipo sin venir a cuento con su lamentable acción. Lo realmente grave no estuvo ahí, sino en la preparación del encuentro. A falta de dos jornadas para el final de la Liga no parece la mejor idea marcharse de despedida de soltero gracias a la permisividad del presidente. El mismo que es cómplice sin ruborizarse de que su boletín oficial saque fotografías en exclusiva a escondidas y mintiendo a los demás periódicos para salir en su portada. El mismo que permite que se filtre información sin pudor semana sí y semana también. El mismo que vive aterrado para no fallar nunca al medio más poderoso e influyente de Gipuzkoa. Así funciona esta Real. Es un club sin alma, sin orgullo y con miedo. Miedo a fallar constantemente, algo que les sucede a los poco competentes y a los que no confían en sus posibilidades. “Este verano va a haber muchas novedades que no son deportivas que os van a gustar”, anunció en Hernani. Mientras espera, uno no sabe si empezar a temblar o echarse a llorar. Unos gestores que llevan tres años deteriorando y vulgarizando al equipo sin asumir responsabilidades. Al menos, en este tema sí que viene bien que te hagan sentir de otro equipo tantas veces y que te tachen de loco cuando lo haces, porque no te da tanta pena que, a ellos, no a la Real, les salgan las cosas de forma rematadamente mal como esta temporada. Si hacen eso por una fotografía corriente y vulgar, ¡qué no habrán hecho!

ocasiones en ambas áreas La Real ganó al Rayo, pero pudo perder perfectamente. Al equipo vallecano le pudo la presión al verse en inferioridad y sentirse que estaba fallando a los más de 2.000 hinchas que habían viajado para arroparle. Oyarzabal adelantó a los locales con un buen disparo a botepronto que se tragó Juan Carlos. Los vallecanos se llevaban todos los duelos individuales y los rebotes, sobre todo cerca de Rulli. Pablo desperdició una ocasión clarísima y Embarba se encontró con el argentino al toparse con un rechace. Tras la oportunidad imposible que erró Vela, el propio Embarba estuvo cerca de igualar en un testarazo pero volvió a toparse con la misma respuesta del meta. Poco antes del descanso, el rayista gozó de una tercera opción, aunque esta vez su chut se marchó desviado. En la otra portería, Oyarzabal, tras una buena combinación entre Vela y Prieto, remató desviado con su pierna mala.

En la reanudación, nada más empezar, Zurutuza a centro del capitán cabeceó en plancha alto. Fue la primera jugada en la que se apreció con nitidez el desorden táctico del Rayo, cuya zaga defendía en inferioridad numérica. A Bautista solo le hicieron falta cinco minutos para estrenarse como goleador con un buen disparo tras una asistencia de Oyarzabal al que había proyectado con un buen pase Zurutuza. El Rayo se vino abajo. Le entraron las prisas y el vértigo, y se convirtió en un desastre de equipo, al que no le salía nada y que no paraba de perder balones. Javi Guerra, con un precioso disparo con rosca, hizo el 2-1 en una jugada en la que no encontró apenas oposición. En los últimos 20 minutos y después de la exagerada expulsión de Granero, los vallecanos intensificaron su dominio, pero no lograron empatar. No se puede decir que no tenían una oportunidad de oro para ganar y la desperdiciaron.

Una pena, porque como es lógico, a la mayoría de los realistas nos entristece comprobar que se quedan con un pie en Segunda tras caer en Anoeta. Sobre todo por su gente, que viaja y no genera ni el más mínimo problema y porque la postal de la fiesta de Champions con los 3.000 blanquiazules no se nos olvidará nunca a los que estuvimos allí. Pero la Real cumplió con su cometido y, a su manera, se llevó los tres puntos que al menos le permiten evitar sellar su segunda peor campaña en el estadio de Amara desde su inauguración. Así estamos. El flamante proyecto de Aperribay y Loren con la plantilla más cara ha resultado tan decepcionante como desesperante. Un fracaso en toda regla, que no van a poder maquillar ni el club ni sus acólitos.