Mikel Oyarzabal protagonizó el susto de cada semana en Zubieta. El del canterano fue de los gordos, ya que en un salto cayó mal y se hizo daño en la rodilla. Cuando estaba tendido en el suelo se encendieron las alarmas al ser llamado de forma urgente el médico. Tras ser atendido, hizo unas pruebas con Larburu y se pudo reincorporar al grupo.