Creo que alguna vez os he contado que hace años, por estas fechas, paseaba por la plaza de la catedral en Castellón de la Plana. Con motivo de las fiestas navideñas habían montado un sonoro (megafonía a tope) mercadillo de productos gastronómicos, ropas y juguetería a disposición de quien quisiera acercarse y claudicar.

De los juguetes, paso. De la ropa, lo mismo, porque nunca hay de mi talla, salvo calcetines de diez por un euro. Sin embargo, los puestos de guirlaches, turrones y polvorones decían “cómeme, cómeme”. Menos mal que acabábamos de desayunar en el bufé del hotel y que, con las tripas tranquilizadas, la ansiedad es menor y la compra compulsiva, también.

Los mostradores estaban montados de película. Atractivos a más no poder. La geografía te enseña que cada territorio explota sus virtudes gastronómicas y del mismo modo que no hay humano que pida pulpo en Aranda de Duero, tampoco hay quien solicite lechazo en O Bastiagueiro. En cuestiones de almendras y mazapanes, el Mediterráneo sabe mucho y bien.

Nos detuvimos en el más singular y grande. Una señora con su delantal blanco impoluto atendía a la clientela. Los ojos se hacían chiribitas. Debían decidir y decidieron. Un poco de todo y dátiles. Unos enormes dátiles que se anunciaban como rey Salomón (dátil Medjoul). Rojizos, brillantes y caros de narices. Creo que a quince euros el kilo. Ya en el hotel no pude aparcar la tentación y antes de salir en coche a Vila-Real saboreé uno, el más grande.

La primera sorpresa es que no había hueso dentro. Luego, el sabor intenso, los aromas y el sofocón, porque en nada de tiempo comencé a sudar y los sonrosados pómulos se tornaron rojos de pasión. Una vez de vuelta en casa, busqué en Internet la información correspondiente y descubrí un mundo sin fronteras: “Es el mejor dátil del mundo, de enorme riqueza energética, con unas cuantas vitaminas del grupo B (B1, B2, B6), acción vigorizante, minerales (potasio, hierro, magnesio, fósforo y calcio). No faltan algunas proteínas y fibra vegetal”.

Sigues leyendo y compruebas, según el texto, que estos dátiles casi milagrosos son recomendables para las afecciones respiratorias (catarros, tos seca), dietas hipoproteínicas y dietas energéticas con efectos tonificantes y vigorizantes para adolescentes, jóvenes deportistas y mujeres embarazadas o que lactan. Vamos, completísimos, como si los usara Superman todos los días.

El pasado viernes di una vueltita por Zubieta y tuvieron a bien enseñarnos las instalaciones, increíbles por cierto. Entre ellas pasamos por el comedor de todos los días, donde desayunan y almuerzan los chicos. Allí hay de todo, frutas, verduras, tisanitas, un saco de nueces? pero no vi dátiles. Y debería, sobre todo, si es verdad que producen ese efecto multiplicador de poderío y que te ponen como una moto cuando más gripado estás. Efecto milagroso. El equipo necesita esa dosis de poderío para hacer mejor el fútbol que practica, aportando al juego un poquito más de tensión y chispa que es lo que muchas veces marca la diferencia, tanto a nivel individual como colectivo.

Contra equipos como el amarillo todo es necesario, porque los de Marcelino García no son el Pecholata FC, sino una plantilla que juega el fútbol moderno, con riqueza táctica y capacidad de resolver partidos en cuanto el contrario se despiste o cometa el error que ayude a determinar el resultado final. Bastó con un fallo en el despeje para que Denis Suárez apagara el foco de la ilusión.

No estuvo bien la Real en la primera mitad y sí en la segunda donde mereció mucho más que una derrota cruel y amarga. Eusebio ha llegado en un momento malo del calendario, porque le toca medirse a equipos más fuertes y europeos. El equipo desperdició el comienzo de la liga ante rivales asequibles y que debieran habernos dado un colchón de puntos del que ahora no disponemos.

Por eso, cada encuentro es un pequeña final. Más allá del acierto o desacierto de unos y otros, no queda más que seguir convencidos, y con actitud inmensa, el camino que ha trazado el nuevo entrenador. Y si además se comen unos dátiles?