La Real volvió a hacer el ridículo en la Copa al caer con estrépito en su primera aparición. Otro fracaso más. Son ya demasiados. Esta vez la responsabilidad es de todos los estamentos del club. De todos. No se libra ninguno. La enfermedad parece incurable y continúa su avance cada año, sin que se note mucha mejoría salvo hace tres años con Jagoba Arrasate. Es inconcebible que este equipo, con una plantilla compuesta por 25 jugadores, la más cara de su dilatada y legendaria historia, haya sido eliminado por un rival que básicamente pasaba de la competición desde que se enteró del sorteo. Porque no tiene perdón que en el encuentro de ida Eusebio alineara un once compuesto por todo suplentes debido a las exigencias ligueras y a que todavía "estaba conociendo a los jugadores". Impresionante. Es que muchas veces se nos pasan este tipo de declaraciones sin darle la importancia que tiene. Dice que se toma muy en serio el torneo y que lo afronta con mucha ilusión, y después no se ruboriza al afirmar que sacó un once para seguir conociendo a la plantilla. Pues no señor.

Pero la culpa y la responsabilidad de que lo hiciera en la ida la tienen los técnicos que ya estaban en el club y que no le advirtieron del peligro que corría. Que en este club no funciona lo de modificar en bloque las alineaciones. Que siempre que se ha hecho no han tardado en pifiarla. Que, aunque la situación en la Liga no era la mejor, era obligatorio ir con muchos titulares a las islas para intentar volver con un buen resultado, y, en caso de que se pusieran medianamente bien las cosas, incluso sentenciar el envite. Pero no, un año más, después de 27 años alimentando la mancha negra más ridícula que ha arrastrado esta entidad, la Real volvió a salir con todos los reservas o no habituales y no regresó con la eliminatoria perdida porque su portero, Oier, lo único salvable en los dos duelos, completó una actuación sobresaliente. ¿Ustedes saben cómo afronta el Athletic, que ha disputado tres finales en los últimos años, todos los partidos de ida contra adversarios de Primera desde hace ya mucho tiempo? Han solido reservar a uno o dos futbolistas, pero en el campo les aseguro que, de no mediar lesión, ahí están los mejores. Y, claro, luego recogen la recompensa. Eso es tomarse en serio la Copa y no lo que hace la Real, a la que parece que ya no le hace ni daño ser eliminada ante rivales en teoría inferiores mientras a sus aficionados se les cae la cara de vergüenza.

Pese a todo, el conjunto txuri-urdin regresó con un marcador aceptable, ya que un 2-1 es fácilmente remontable. Bueno, si no llevas 17 años sin darle la vuelta a una eliminatoria. Pero el fútbol es así. Nadie se acuerda del pasado cuando el sentimiento es tan fuerte como el que profesamos por el escudo txuri-urdin. Todos renovamos el espíritu positivo y hacemos incluso nuestras cábalas de los posibles enemigos que te puedes ir encontrando camino de una soñada final, sobre todo tras la eliminación de uno de los dos gigantes inabordables en duelos a 180 minutos, como el Madrid. Por eso, la sensación que se nos queda es la de humillación, porque nos venimos arriba pensando que este equipo es tan grande como otros que han defendido esa camiseta y no lo es. No tiene alma. No sabe competir en un encuentro de Copa donde se exige otra actitud, otra forma de jugar y ver el fútbol. ¿Alguien vio la víspera la segunda parte del Sporting ante el Betis? ¿Alguien se cree que la Real hubiese conseguido acercarse a remontar un 3-0 a la Ponferradina? Por favor... ¡Hubiese empezado perdiendo seguro!

Así es esta Real, que tiene que llegar con un gol de desventaja y, en lugar de salir con el cuchillo entre los dientes, sale sin personalidad, a verlas venir, con una actitud contemplativa inaguantable e insufrible. Que consigue que su propia afición se lo recrimine porque no entiende cómo sus jugadores no demuestran el orgullo suficiente y se comen la hierba para seguir adelante en una competición que invita a soñar por las noches. Que ya está bien, que la reincidencia en el fracaso resulta absolutamente inaceptable cuando se invierte tanto.

Volvamos a Eusebio, y a su concepto de tomarse muy en serio la Copa. Lista de convocados y deja fuera a Agirretxe. Tenía un golpe en el pie. Tremendo. La sensación del campeonato y lo sigue desde la grada. ¿Ustedes se imaginan que el Athletic tiene que remontar un 2-1 a Las Palmas y Aduriz se queda fuera por un golpe en el pie que no le convierte ni en duda para el duelo de Liga ante el Villarreal? Sinceramente, uno no puede dejar de pensar que los entrenadores viven más cómodos así, solo con la Liga. Así que luego dice que no piensa pedir fichajes ni loco. Si lo que va a tener que hacer es aligerar el plantel. La víspera aseguró que sacaría al mejor once posible para seguir adelante y mintió, no lo hizo.

Y lo que es peor, se quedó sin balas para alcanzar un éxito a la heroica, porque no disponía de una última. Tampoco parece que Bruma, que es uno de los futbolistas que más y mejor revolucionan los partidos en lo que llevamos de temporada, podía haberse sentado en el banquillo en lugar de varios de los que estaban, que ya pueden buscarse destino en enero porque aquí no van a jugar ni un minuto más.

Y en esta búsqueda de responsabilidades, no podemos olvidarnos de los jugadores. El año que están completando muchos de ellos y su falta de compromiso y de ambición, que ha quedado manifiesta una vez más cuando ha aparecido la Copa, invitan a hacer una limpia histórica este verano. Ya vale de tanta palabrería y tanto mensaje vacío de que "este año sí" o de que aspiran a "luchar por un título". Es echar la vista atrás y repasar sus declaraciones y que te entren ganas de llorar.

Vuelta a las andadas Lo que sucedió en el partido es una historia ya conocida. La Real regresó a los males de antaño, con un híbrido de planteamiento extrañísimo, al no saberse si quería presionar o esperar atrás a su adversario, ya que fueron muy pocas las veces que sus futbolistas molestaron la salida del balón de los canarios, y, sin embargo, y ante el enfado de su afición, la mayoría del primer acto actuó agazapada en su campo, víctima de no tener el control del balón.

Las Palmas jugó muy bien haciendo lo que, en realidad, pensábamos que pretendía realizar la Real. La verdad es que no se puede olvidar que Jonathas dispuso de ocasiones muy buenas para marcar, pero sigue gafado ante el gol. Era la primera noche en la que se le esperaba con muchas ganas y la decepción fue importante. Los amarillos jugaban mejor y disfrutaron de buenas opciones en las botas de Nauzet, Valerón y de nuevo Nauzet, que se topó con un paradón de un Oier que, pese a acabar expulsado, cuajó una buena actuación.

Inmediatamente después de esa jugada, Willian Jose cabeceó a la escuadra un saque de esquina con los pies en el suelo y sin oposición (segundo tanto de saque de esquina en 180 minutos). 0-1 y la cosa pintaba muy mal.

En la reanudación, ya con Vela en el campo, los realistas salieron a quemar todas sus naves y a los 40 segundos Canales ya había igualado de un trallazo que se coló con violencia en la portería. A partir de ahí no pararon de intentarlo y generaron alguna ocasión nítida sin que sus delanteros acertaran de cara al marco. Xabi Prieto y Vela reclamaron sendos penaltis que fueron demasiado dudosos. El arreón txuri-urdin fue perdiendo fuelle y, pese a que Chory Castro lo reactivó en los minutos finales, Las Palmas resistió sin excesivos sudores. Casi en la última jugada, Oier vio la roja para evitar un ataque que iba a terminar en gol.

En definitiva, otro fracaso más. Así es la Real en la Copa y así va a seguir siendo mientras en el club no se den cuenta de que hay que afrontar de otra manera el torneo. Da igual, lo decimos hoy y le daremos vueltas durante unas jornadas, pero en el año que viene se les habrá olvidado. Al igual que ocurrió con el Mallorca en 2011, el equipo realista es el único que consigue caer eliminado ante adversarios que preferían no seguir adelante en la Copa. Tiene mérito, sin duda.