Agirretxe es un cheque en blanco
goleada la real logró su primer triunfo en la quinta jornada tras imponerse con claridad al granada gracias a un ‘hat-trick’ del delantero de usurbil
A la quinta fue la vencida y la Real inició la reconquista en Granada con un triunfo solvente y apabullante. Imanol Agirretxe sacó su disfraz de superhéroe para firmar su primer hat-trick en la elite. Su caso es digno de análisis. Año tras año le traen un punta que provoca que tuerza el morro, pero poco a poco va ganando terreno y el fichaje, que sobre el papel estaba llamado a ser titular indiscutible, de repente se topa con que tiene una competencia feroz y probablemente inesperada en uno de la casa.
El tema estrella en la previa en relación con la polémica de los porteros fue lo que se pagaría por que un jugador actuase en un solo encuentro. Esa cuantía es complicada de concretar, pero lo que está claro es que Agirretxe ha terminado siendo un cheque en blanco para la Real. Un delantero de Zubieta, que cumple temporada tras temporada, que siente el club como ninguno y que lleva marcando goles con el primer equipo desde el curso 2004-05. Sus tres dianas fueron suficientes para noquear a un Granada en un encuentro en el que los donostiarras siempre parecieron encontrarse a otro nivel. La goleada pudo e incluso debió ser mayor.
David Moyes decidió que jugara Oier Olazabal. En lo que se refiere al criterio deportivo, nada que objetar. El irundarra es el segundo guardameta de la Real para esta temporada y la portería es una demarcación con connotaciones especiales. Una mala noche de un portero de la cantera como Bardají, que además no ha tenido la confianza del cuerpo técnico, tal y como se lo ha demostrado en reiteradas ocasiones el pasado verano, puede mediatizar toda una carrera. Eso sí, aunque la Ley de Murphy fue una vez más implacable con la Real, no se puede olvidar que por la cesión del irundarra ya se han pagado 300.000 euros más su ficha. Es decir, más o menos la misma cantidad que se ingresará en el derbi, que ha sido declarado medio día de club, por lo que los socios pasaran por caja. Da qué pensar, sin duda.
El escocés recuperó a Iñigo, que no tardó en acreditar que es vital en este equipo (por este sí que hay que pagar lo que haga falta), mientras que el resto del once fue el mismo que perdió ante el Espanyol, con la única novedad de la entrada del añorado Zurutuza en lugar de Bruma. Sí que sorprende el hecho de que el pelirrojo haya pasado de la grada al once titular, puesto que no parece la mejor fórmula para sacar el mejor rendimiento a un futbolista, pese a que ayer cuajara una actuación notable. Una vez más, y van tres consecutivas, dejó en la grada a Markel, el único medio defensivo que hay en la plantilla.
Moyes ha repetido en estas dos últimas semanas que el equipo ha tenido mala suerte. Un argumento al que suelen recurrir los perdedores, y el británico podrá ser muchas cosas, pero este defecto no parece tenerlo. En su comparencia del lunes, dejó una declaración que pasó inadvertida, a lo que resultó inevitable acudir cuando comenzó el encuentro: “Es lo mismo que pasa en todos los clubes. Hacemos un gran trabajo, los jugadores entrenan bien, pero a veces en el fútbol las cosas cambian en el momento menos esperado. Cuando no aguardas nada acabas ganando y a veces ocurre lo contrario”. Minuto 7 de partido: Iñigo arrancó desde la cueva, metió un balón en profundidad a Zurutuza y el centro perfecto de este lo acarició con su bota derecha Agirretxe para alojarlo en las redes. Menos mal que Carlos Vela, que ayer estrenó capitanía, no alcanzó a remacharlo porque se encontraba en posición de fuera de juego. Lo dicho, de repente, en un instante, encajan las piezas y la cosa empieza a funcionar.
La Real no tuvo excesivos problemas para controlar al Granada en la primera parte. Los realistas siempre parecieron ser superiores y llegaban con mucha más claridad a los aledaños de la meta contraria, pese a que también les costara generar oportunidades. Con los dos centrales infranqueables, el riesgo en la primera media hora se vivió en el lateral derecho, donde Edgar le buscó las cosquillas a un dubitativo Aritz. El canario debía de conocer la bisoñez de su marcador, porque su objetivo fue provocar el penalti como fuera. En su primera acción exageró tanto un mínimo contacto en carrera que no era punible que, en la segunda, un indiscutible derribo del beasaindarra, el colegiado no le creyó. En plena obsesión local con el colegiado, alimentada por un desquiciado Sandoval que se olvidó de la caballerosidad que demostró en el Bernabéu, el lateral Lopes también se dejó caer ante un Iñigo que le había ganado la posición.
En el minuto 32, Doria confirmó que los rojiblancos estaban fuera del encuentro, al ceder un balón incomprensible al portero, que intuyó mucho antes Agirretxe. El canterano hizo doblete con suspense, ya que Andrés Fernández rechazó su primer remate antes de que anotara llevándose el balón con el costado y no con la mano como reclamaban los histéricos locales. La única intervención antes del entreacto de un seguro Oier fue una parada a disparo cruzado de El-Arabi desde fuera del área.
En la reanudación, el Granada decidió jugarse todo a una carta, casi a lo suicida, y la realidad es que apenas ganó presencia en el área, donde no lograba superar a dos centrales extraordinarios. Por el contrario, las contras de la Real eran casi en superioridad numérica. Como tantas otras veces, los realistas no sentenciaron, sobre todo en ocasiones de Vela, Canales y Agirretxe, y el duelo siguió abierto hasta que, en el minuto 79, el punta lo cerró con una maniobra y finalización extraordinarias marca de la casa. El pase fue obra de Pardo.
El triunfo llega en el momento preciso que aguardaba Moyes. Ahora, que pase el siguiente, que, casualmente, es el Athletic. Un nuevo triunfo ante el vecino sería ideal para encauzar de forma definitiva la campaña y confirmar que el nivel real de la plantilla es el que casi todos los aficionados realistas habíamos soñado en verano. Ya no se puede mirar atrás.