donostia. La afición realista no gana para disgustos este año, pese a que tradicionalmente ha sido modélica y poco dada a meterse en líos. La de Málaga es la quinta salida seguida en la que sufren incidentes. Todo comenzó en el derbi de San Mamés, cuando al término del mismo los agentes de seguridad de Prosegur cargaron contra un grupo de jóvenes seguidores realistas sin que mediara ninguna provocación por parte de estos. Después les golpearon violentamente mientras les desalojaban de la grada. La historia no acabó ahí, ya que fuera del estadio les aguardaba la Ertzaintza, que también repartió varios porrazos sin que ninguno de los hinchas respondiera.
Dos semanas después, la Real visitó Getafe y, en los momentos previos al encuentro, un grupo de ultras atacó al grupo de seguidores que habían viajado en el autobús organizado por la Peña Mujika. Varios testigos confirmaron que les lanzaron de todo, como tuercas de vehículos, y que, sorprendentemente, los policías que les vigilaban habían desaparecido cuando aparecieron los agresores. Los seguidores realistas se defendieron como pudieron y cuando salieron corriendo fueron interceptados por unos policías que les identificaron y cachearon con una actitud hostil y agresiva. La sorpresa llegó cuando, a los pocos días, la Comisión Antiviolencia propuso una multa para los 39 seguidores realistas por participar en una "pelea multitudinaria", aunque, sospechosamente, no detuvieron a ningún radical del Getafe.
La siguiente salida fue el Bernabéu. Los 200 hinchas realistas fueron situados en lo más alto del coliseo blanco, en donde no pararon de recibir insultos y cánticos de "A Segunda, a Segunda". Incluso varios seguidores denunciaron a través de Twitter que cuando abandonaban el estadio con la camiseta txuri-urdin recibieron el vomitivo cántico del Frente Atlético "por eso yo voy a pinchar al guarro de la Real".
En Cornellá, los 300 aficionados blanquiazules sufrieron un trato vejatorio y casi humillante en los accesos al estadio, pese a que el grupo estaba compuesto en su mayoría por familias que estaban pasando sus vacaciones en el Mediterráneo. En la puerta del campo les hicieron descalzarse a casi todos y a varias mujeres les obligaron a levantarse la camiseta que llevaban. Los agentes de seguridad les reconocieron que esas no eran las medidas habituales y que era debido a "temas políticos". Curioso que, al contrario que en Bilbao, donde denunció a Prosegur y elogió al Athletic, el Consejo se quejó al Espanyol por lo sucedido.