Jesús Méndez/Plataforma SINC. El 18 de marzo, la Organización Mundial de la Salud presentó el que ya es el mayor ensayo clínico en la búsqueda de un tratamiento eficaz contra el nuevo coronavirus. "Elogiamos a los investigadores de todo el mundo que se han unido para evaluar de forma sistemática los tratamientos experimentales", anunció su presidente, Tedros Adhanom. Porque "es posible que múltiples ensayos pequeños con diferentes metodologías no nos brinden la evidencia clara y sólida que necesitamos sobre qué tratamientos ayudan a salvar vidas ", completó.

El megaensayo, al que han llamado SOLIDARITY, probará cuatro de los tratamientos más prometedores e incluirá miles de pacientes de al menos diez países -entre ellos España-, aunque se espera que muchos más se unan tras su inicio.

El megaensayo probará cuatro de los tratamientos más prometedores, incluirá miles de pacientes y no tendrá un diseño doble ciego, porque la OMS cree necesario reducir cierto rigor científico en favor de la velocidad

Según declaraciones de la experta en vacunas de la OMS Ana María Henao Restrepo a la revista Science, ha sido organizado en un tiempo récord de apenas dos semanas desde que la idea empezó a tomar forma. La rapidez es un requisito indispensable teniendo en cuenta la situación, pero no es la única particularidad.

De entre todas las opciones posibles, los cuatros tratamientos han sido escogidos no tanto por su potencial final como por la urgencia del momento. Básicamente se han fijado en medicamentos que ya se usaban para otras enfermedades pero que podrían ser útiles contra el SARS-CoV-2S. A esto se le llama reposicionamiento de fármacos y tiene la ventaja de que se conocen su seguridad y perfil de toxicidad, lo que permite acelerar enormemente su aprobación. Además, se ha tenido en cuenta que puedan existir en cantidades suficientes como para tratar a millones de personas.

"Es un diseño pragmático que me parece muy adecuado en estos momentos", opina Antoni Torres, responsable de la Unidad de Vigilancia Intensiva Respiratoria del Hospital Clínic de Barcelona. "Es la mejor forma de obtener información rápida y que no haya retrasos", añade, lo cual no implica que no se estén desarrollando paralelamente múltiples ensayos con los mismos fármacos de forma más lenta y convencional.

Los cuatro tratamientos seleccionados

Remdesivir

Este compuesto fue desarrollado por la farmacéutica Gilead Sciences para tratar el virus del Ébola, aunque no dio buenos resultados cuando se probó durante 2018 y 2019 en la República Democrática del Congo. Sin embargo, un año antes sí se había mostrado eficaz en el laboratorio contra los virus del SARS y el MERS, primos hermanos del nuevo coronavirus.

Aunque parece bastante seguro, Remdesivir es caro e intravenoso, y es el único de los fármacos escogidos que no había sido aprobado aún para su uso

El remdesivir es un inhibidor de la ARN polimerasa, la proteína que permite al virus replicarse y multiplicarse en nuestras células. Según una publicación en la revista New England Journal of Medicine (NEJM), fue el tratamiento escogido cuando empeoró la situación del primer paciente diagnosticado de COVID-19 en los Estados Unidos. Al día siguiente, su situación mejoró. Y lo mismo pareció suceder con un paciente de California. Sin embargo, son solo casos anecdóticos que no sirven para hacer una valoración.

Aunque parece bastante seguro, es caro e intravenoso, y es el único de los fármacos escogidos que no había sido aprobado aún para su uso. Paradójicamente, la farmacéutica logró su aprobación rápida como medicamento huérfano destinado a una enfermedad rara, ya que cumplía el criterio por el cual aún no se habían registrado 200.000 casos de la enfermedad en los Estados Unidos. Esto concedería ventajas comerciales a la empresa al tiempo que podría limitar su disponibilidad.

Tras las críticas, unos días después del anuncio la farmacéutica dio marcha atrás a su solicitud y la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE UU (FDA) retiró la designación de medicamento huérfano.

Ritonavir/Lopinavir

Esta combinación de fármacos fue aprobada en el año 2000 para el tratamiento del VIH. Funcionan como inhibidores de la proteasa del virus, una proteína que este necesita para madurar y poder volver a infectar una vez que se ha replicado en nuestras células. Y parecen actuar también contra los coronavirus. Ha mostrado eficacia contra el MERS en monos titís y contra el SARS en humanos, aunque los resultados no llegaron a ser concluyentes.

La eficacia de los fármacos puede depender del momento de la enfermedad en que se utilicen y también de las posibles combinaciones

Las primeras noticias contra la COVID-19 no son positivas. En un ensayo clínico publicado en la revista NEJM con 199 pacientes, la combinación no mejoró los resultados del tratamiento estándar. Sin embargo, los autores alertan de que los participantes estaban gravemente enfermos y que el tratamiento podría haberse dado demasiado tarde, de ahí que los responsables de SOLIDARITY hayan decidido seguir estudiándolo.

Ritonavir/Lopinavir más interferón-beta

La eficacia de los fármacos puede depender del momento de la enfermedad en que se utilicen y también de las posibles combinaciones. Otro de los grupos de tratamiento del megaensayo consistirá en añadir interferón-beta al dúo ritonavir/lopinavir.

El interferón-beta es un inmunomodulador con cierta capacidad antiviral que también mostró eficacia contra el MERS en monos titís. Por su naturaleza, es necesario determinar el momento adecuado para su utilización. Como sucede con los corticoides, que reducen la inflamación, su uso puede ser positivo en ciertas fases de la enfermedad, pero perjudicial en otras.

Un ensayo enorme y flexible

El diseño y condiciones del estudio se han simplificado en lo posible para que los hospitales encuentren facilidades y el procedimiento se agilice. Eso puede implicar dificultades a la hora de interpretar la información, no solo por no ser doble ciego en su diseño, sino también porque la selección de pacientes pueda ser menos estructurada de lo habitual.

El diseño y condiciones del estudio se han simplificado en lo posible para que los hospitales encuentren facilidades y el procedimiento se agilice

Pero se confía en que los grandes números salgan en la ayuda del análisis, corrigiendo por acumulación las posibles distorsiones. "El hecho de que se incluya un número muy elevado de pacientes ayudará en este sentido. Es una muy buena iniciativa", apunta Torres.

Paralelamente se ha iniciado también un gran ensayo a escala europea, llamado Discovery, capitaneado desde el INSERM francés. Incluirá 3.200 pacientes de siete países diferentes, entre ellos también España. Los tratamientos escogidos han sido esencialmente los mismos, con la excepción de que la cloroquina no se administra aislada sino junto con la combinación ritonavir/lopinavir (este dúo de fármacos no se probará si no es en combinación con cloroquina o interferón-beta). Los datos de este estudio se podrán añadir a los procedentes de SOLIDARITY, aumentando así la potencia del trabajo.

Además, el diseño del megaensayo es dinámico y flexible. Se analizarán continuamente los resultados para decidir si un fármaco parece eficaz o puede descartarse, siendo en este caso sustituido por otro de la lista de candidatos en reserva.

Ninguno de ellos parece que será una bala mágica, un tratamiento de efectividad ideal. Sin embargo, cualquier resultado positivo sería bienvenido. Ya sea por reducir la mortalidad en los pacientes más graves, por acortar el tiempo de estancia hospitalaria, por proteger a los sanitarios o por dificultar las cadenas de contagio, ayudando a lo que ya se conoce como "aplanar la curva".

Para eso habrá que analizar los datos cuidadosamente cuando lleguen, sin confundir urgencia con lo que podría ser una peligrosa precipitación. Porque el mundo entero está a la espera, a la caza de cualquier buena noticia con absoluta y lógica avidez.