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La estrategia de Ayuso y los barones más duros arrastra al PP a laminar lo vasco

Antes de plantar a Pradales, ya tildó de “racista” al PNV. Feijóo deja hacer, y boicotea los traspasos y el euskera en Europa

La estrategia de Ayuso y los barones más duros arrastra al PP a laminar lo vascoEuropa Press

Alberto Núñez Feijóo es el único candidato a la presidencia del PP, de modo que el congreso que celebrará su partido a principios de julio en Madrid no va a deparar ninguna sorpresa en ese sentido, y él seguirá al frente de la formación sin que nadie le dispute el cargo. Al menos, en sentido estricto. La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, se ha vuelto a convertir en el referente de los sectores más duros por su plante al lehendakari Pradales cuando se disponía a hablar en euskera en la conferencia de presidentes autonómicos del pasado viernes. El PP de Feijóo ha dejado hacer a Ayuso porque, en su comunidad, tiene la fortaleza que le brinda su mayoría absoluta, una mayoría que a Feijóo se le resistió en las elecciones generales; y a los populares les conviene hasta cierto punto alguna estridencia para recuperar el voto que se ha fugado hacia la ultraderecha de Vox. No en vano, Feijóo mantiene las espadas en alto recurriendo transferencias ante el Constitucional, y ha tenido contactos diplomáticos para rechazar la oficialidad del euskera en las instituciones de la Unión Europea.

Pero la estrategia de laminar lo vasco (y lo catalán) condiciona en la práctica al conjunto del PP, incluso a algunos barones teóricamente moderados. Y se genera una confluencia contradictoria de intereses: el PP de la comunidad autónoma vasca o el catalán quedan en una posición comprometida y difícil de defender en sus territorios, y Feijóo ve cómo la relación con el PNV y Junts se deteriora hasta niveles inéditos aunque los necesita para construir una alternativa al socialista Pedro Sánchez.

La ofensiva de Ayuso viene de lejos y es una cuestión de convicciones personales, por su concepción del Estado español como una “nación” única y homogénea. Pero también es consciente de que el PNV es un socio clave para la estabilidad de Sánchez. Ya en la legislatura pasada, con Iñigo Urkullu como lehendakari, Ayuso provocó tres enfrentamientos. En 2023, sin que nadie lo viera venir, desvió el foco hacia el PNV para responder a las acusaciones de racismo contra el Estado español tras los insultos al futbolista del Real Madrid Vinicius Junior. Dijo que puede haber conductas “racistas en la política”, pero no citó a Vox, sino al PNV: “Es fundamento del Partido Nacionalista Vasco, ahí lo llevan”. También llevó a los tribunales una remesa de los fondos europeos que iba dirigida a cuatro comunidades (la CAV y Nafarroa, entre ellas) para proyectos de emprendimiento joven, microempresas y colectivos vulnerables; y endureció el dumping fiscal con la supresión de varios tributos menores y la reducción del IRPF. Urkullu se desmarcó de ese modelo por considerarlo neoliberal y por el matiz de competencia desleal que lleva implícito, ya que Madrid cuenta con el atractivo adicional de ser la capital del Estado para atraer a los contribuyentes y las empresas, y podría recurrir a los fondos de rescate de La Moncloa si se quedara sin dinero por recortar los ingresos. 

El viernes, en la conferencia de presidentes, Ayuso abandonó la sala cuando Pradales anunció que iba a hablar en euskera, y el fin de semana llegó a decir que “las dictaduras entran a sorbos, poquito a poquito, de manera aparentemente inofensiva” con decisiones como “quitar el nombre en castellano” de la Universidad del País Vasco. En realidad, el nombre en castellano se va a mantener, y lo que cambia son las siglas, que quedan únicamente en euskera como EHU para evitar confusiones con la universidad Politécnica de Valencia, que se da a conocer como UPV. Este lunes seguía diciendo que el uso del euskera es un “sueño húmedo” del PNV.

El PP de la CAV se enreda con el euskera y la conferencia

Feijóo no desautorizó a Ayuso, y tanto él como varios barones y el PP de la CAV han intentado justificarla con la idea de que nunca en 21 años de conferencia de presidentes se había solicitado hablar en euskera o en catalán, y creen que Sánchez vive de la confrontación entre territorios. “Ahora resulta que el lehendakari actual es más vasco que los lehendakaris anteriores, y el president de la Generalitat actual es más catalán”, lanzó Feijóo. En la reunión del viernes se permitió por primera vez la utilización del euskera y, si hubiera sido posible utilizarlo antes, la representación vasca lo hubiera hecho. 

Al día siguiente, por la tarde, en un mitin en Bilbao, Feijóo estuvo acompañado por el líder del PP de la CAV, que trató de maquillar lo sucedido con una introducción en euskera y diciendo que “los independentistas son los que quieren que el euskera no sea una lengua española”. Este lunes, en Onda Vasca, De Andrés deslizó que el problema es que se haya insistido en hablar en euskera cuando la reunión era a puerta cerrada, nadie la iba a grabar, y era innecesario “marcar perfil” de esta forma. Pero el PP también veta el euskera a puerta abierta. Ahí están sus resistencias al reconocimiento de las lenguas cooficiales en el Congreso, o las que muestra ahora para frenar su extensión a más supuestos en el Senado. Eso sí, De Andrés añadió que un lehendakari puede hacer lo que quiera, y que él se siente “más identificado con la mayoría de presidentes que se quedaron ahí y escucharon con respeto”. De manera indirecta, se desmarcó de Ayuso.

Sin unidad en el PP

En la cumbre, el plante de Ayuso no fue secundado por nadie más, pero seis de los líderes autonómicos del PP sí se negaron a utilizar el pinganillo para entender lo que decía Pradales, incluido el presidente de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco. Antes era tenido por moderado, después fue socio de Vox y, tras la ruptura de los gobiernos de coalición, ha escenificado que marca distancias con la ultraderecha arrugando y tirando al suelo ante las cámaras el pacto presupuestario firmado en Valencia... pero no se puso el pinganillo. Además, tildó de “absolutamente insolidaria e injusta” la propuesta de Pradales para discriminar positivamente a los territorios industriales con el suministro eléctrico.

Pradales dijo tras la reunión que cuatro comunidades la habían respaldado, Cantabria entre ellas, y está gobernada por el PP. Fue una de las cuatro comunidades que se pusieron el pinganillo. También lo hizo Galicia, con quien, paradójicamente, la relación es fluida desde la etapa del propio Feijóo, y con quien hubo un intenso diálogo para buscar soluciones comunes en el caso del tax lease de los astilleros. Su sucesor Alfonso Rueda acababa de participar en un foro de debate con Pradales, y Osakidetza y Galicia compartían experiencias en materia de protonterapia hace unos días.

Del mismo modo, usó el pinganillo Andalucía, unas horas después de que Juanma Moreno ejerciera de anfitrión en Sevilla para la comisión del arco atlántico, que está liderada por el Gobierno vasco. Moreno comparte el objetivo de crear una macrorregión en Europa, un empeño vasco. Ceuta también utilizó la traducción simultánea, y se ha destacado estos meses por apoyar la propuesta migratoria de la CAV y Canarias. A pesar de estas dinámicas de colaboración con territorios que afrontan retos comunes, la dirección del PP sigue espoleando los recursos en los tribunales contra las transferencias a la CAV, como la que afecta a los interventores municipales, y rechaza el reconocimiento del euskera.