Una línea de barco recorre todos los días en pocos minutos el trayecto entre Hondarribia y Hendaia, y une de esa manera a Hegoalde e Iparralde. Está en el Paseo de Butrón, en Hondarribia, en pleno estuario del río Bidasoa, y hasta allí se ha dirigido el PNV para arrancar la campaña de las elecciones europeas del 9 de junio y visualizar que es el único partido que se presenta en los 7 herrialdes vascos con sus propias siglas, tras la decisión de EH Bai, la marca de la izquierda abertzale en Iparralde, de no llevar su papeleta a los colegios en el Estado francés. El presidente del EBB, Andoni Ortuzar, puso en valor que el PNV es “el único zazpiak bat de estas elecciones”, y apuntó las oportunidades que brinda Europa para articular las relaciones y reconocer a Euskadi y su lengua. En el mismo sentido, la cabeza de lista, Oihane Agirregoitia, reclamó la macrorregión atlántica que agruparía a territorios como la comunidad autónoma vasca y la navarra y la región de Nueva Aquitania, y que ejercería como lobby en Europa para defender sus intereses. Y clamó contra los cierres de fronteras que tuvieron que vivir en propias carnes los vascos por la decisión del Elíseo de echar la persiana. “No podemos permitir que nuestro pueblo, el pueblo vasco, quede dividido entre dos estados y sufra cierres de fronteras como ha venido ocurriendo”, denunció. La abstención preocupa, y el PNV buscó la movilización con el mensaje abertzale y pidiendo que los ultras no “arruinen” Europa.

Los jeltzales vuelven a reivindicarse como la voz genuina de Euskadi en la Unión Europea porque, por un lado, el lehendakari José Antonio Aguirre estuvo en la génesis del proyecto y, por otro, se presentan en los 7 territorios. En Hegoalde, lo hacen con la Coalición Ceus que lidera la jeltzale Oihane Agirregoitia y que se podrá votar en la comunidad autónoma vasca, en la navarra y en todo el Estado español porque las elecciones se celebran por circunscripción única; y, en Iparralde, lo hacen con la coalición Écologie Positive et Territoires que lleva en novena posición al secretario del PNB, Jean Tellechea. El propio Tellechea intervino en el acto y defendió que una Euskadi sin fronteras es posible gracias a Europa, y puso sobre la mesa retos como la agricultura y la transición ecológica, claves también en Iparralde. EH Bildu concurre en el Estado español con la coalición Ahora Repúblicas que lidera ERC, pero EH Bai no ha logrado forjar al otro lado de la muga una alianza ni ecologista ni con naciones no reconocidas. Como gesto, EH Bildu lleva en un puesto sin opciones de salida a Oier Imaz, de EH Bai, pero el hecho es que su papeleta no estará en los colegios de Iparralde ni se puede votar desde allí una plancha de Hegoalde.

La amenaza de la abstención

Estos son unos comicios marcados por la amenaza de la abstención. El PNV se enfrenta al reto de movilizar, hacer ver a la ciudadanía que desde Bruselas y Estrasburgo se toman decisiones que afectan a sus vidas. Y tratará de encontrar un hueco en una contienda que ya de por sí es complicada por la circunscripción estatal y porque, además, el PSOE va a tratar de polarizar el debate con la extrema derecha sacando chispas a su choque con el presidente argentino, Javier Milei. El PNV lidera una plancha plurinacional, la Coalición por una Europa Solidaria, en alianza con Coalición Canaria, Geroa Bai y Proposta per les Illes, y cuenta con los apoyos externos del sector pragmático de la antigua Convergència (el exlíder del PDeCAT, David Bonvehí, cierra las listas), socios gallegos (Compromiso por Galicia y Espacio Galego) y valencianos (Demòcrates Valencians). 

Con una suma similar, hace cinco años, el PNV logró un escaño, el de Izaskun Bilbao, y más de 600.000 papeletas en todo el Estado. Pero, esta vez, los comicios no coinciden con las elecciones municipales y forales, que empujaban la movilización. De todos modos, cuando la participación baja, el número de votos necesarios para lograr el escaño también se reduce. Así, por ejemplo, en 2014, con una participación de poco más del 40%, del total de listas que lograron escaño en el Estado español, la que menos votos obtuvo pasó el corte con unas 300.000 papeletas. El PNV, solo en la CAV, ya logró 208.987 ese año.

El PNV quiere hablar sobre Europa, frente a los intentos de leer estos comicios como una segunda vuelta española o bien de las vascas, tras aventajar a EH Bildu en casi 30.000 votos. Sin citarla en ningún momento, los jeltzales sí sacaron pecho de presentarse en los siete territorios. En un acto que contó también con las intervenciones del lehendakari Urkullu y las candidatas Aitana Agirre y Rakel Molina, Ortuzar denunció que, para quienes están cómodos “con la vieja Europa, en la Europa de los estados, el río Bidasoa es una frontera, una línea divisoria; en cambio, para nosotros y nosotras, este río une las dos orillas de un mismo pueblo, Euskadi”.

Ultras de izquierda o derecha

Además, Ortuzar llamó a la movilización para hacer ver “a la gente normal” que su voto es decisivo para que Europa “siga avanzando”. “No se pueden quedar en casa, hay que votar, votar a opciones europeístas, para que Abascal, Meloni o Le Pen no sean quienes lleven a Europa al desastre. Euskadi tiene que mandar un mensaje claro: ¡Euskadi, por una Europa unida, fuerte, abierta, solidaria, la Europa de los pueblos, la Europa de las libertades!”, pidió. Alertó de la corriente euroescéptica y de los ultras, “da igual de derecha que de izquierda”. “El PNV y la coalición Ceus tienen que estar ahí para impedir que los ultras arruinen Europa”, avisó.

La macrorregión y los fondos europeos

Agirregoitia se volcó también en pedir la movilización ante los ultras y contrapuso a sus recetas fáciles las “propuestas reales y concretas” del PNV. Defendió una Europa fuerte “que esté con las personas y la democracia, unida en toda su diversidad, incluida la que aportamos lenguas, instituciones y culturas de realidades nacionales como la vasca”, una Europa agente de paz y avanzada socialmente. Reivindicó la labor de Izaskun Bilbao durante quince años.

El lehendakari pidió la gestión de los fondos Next Generation desde Euskadi, una Europa sin fronteras, la macrorregión atlántica, la “participación directa de las regiones y naciones que contamos con competencias legislativas” y la oficialidad del euskera.