Pese a que las dos partes mantienen un mínimo resquicio de cara a unir fuerzas en la próxima cita electoral en Euskadi, todo indica que Sumar Mugimendua y Podemos concurrirán por separado.

¿Por qué no ha sido posible la coalición electoral entre Podemos, Sumar y el resto de fuerzas a la izquierda del PSE en Euskadi?

Lo que hemos hecho después de muchos meses de negociaciones es firmar un preacuerdo con Sumar Mugimendua y Equo Berdeak para presentarnos a las elecciones autonómicas. Se presenta como un acuerdo abierto a la suma de otras fuerzas políticas, otros actores sociales y personas a título individual que vean con interés la candidatura, el proyecto y una propuesta de presente y de futuro para Euskadi.

Pero la posibilidad de que Podemos vaya a sumarse a estas alturas resulta harto improbable.

Tenemos la puerta abierta a todo el mundo y lógicamente también a Podemos. Compartimos grupos municipales y forales, y no nos vamos a retractar de lo que hemos dicho en los últimos meses, que lo ideal es la configuración de una candidatura unitaria en la que quepan todas las fuerzas políticas, gente que a título individual también quiera participar y otros grupos sociales.

El hecho de firmar ese preacuerdo a tres, ¿ha ido en detrimento de esta posible confluencia?

Yo lo veo al revés, como una forma positiva de consolidar una negociación, una coalición. El día anterior ellos presentaron a su candidata a lehendakari, a Miren Gorrotxategi, y eso tampoco lo vemos como una afrenta sino como un proceso del partido político Podemos. A nivel de la coalición Sumar llegamos a la conclusión de que teníamos que avanzar hacia la firma de este preacuerdo que, insisto, es abierto.

En lo que sí coinciden es en que concurrir por separado mermará sus resultados.

Lo que sí podemos constatar es que tanto en las elecciones municipales y forales como en las generales este espacio político tiene un suelo estable, sólido, que aspiramos a consolidar. Además, en un escenario abierto como el de estas elecciones autonómicas el espacio de Sumar y el conjunto de la izquierda vasquista, de la izquierda federal, está llamado a jugar un papel muy importante. Por muy pocos votos se van a decidir muchos escaños y, sobre todo, la posibilidad de abrir mayorías de gobierno alternativas a las que en los últimos 40 años hemos conocido en el Parlamento Vasco, que son PNV y PSE.

Comparten la misma base social pero todo apunta a que habrá varias opciones para elegir en la cita con las urnas.

Si finalmente hay una competición electoral, desde Sumar explicaremos cuál es nuestro proyecto, que es de presente y de futuro, que aspira a abarcar el espacio político de la izquierda, el feminismo, el ecologismo y a conectar con las principales preocupaciones de la ciudadanía.

¿Qué sitúa en primer lugar en el ranking de esas preocupaciones?

La crisis de proyecto que hay en Osakidetza con las malas condiciones laborales y las listas de espera; la educación, donde somos el único espacio que defiende nítidamente la escuela pública; unas políticas climáticas a la altura de las circunstancias; también unas políticas feministas a la altura del momento histórico que estamos viviendo; y tenemos que hablar ya de la creación de un sistema público de cuidados con condiciones laborales dignas.

¿Cómo valora el trabajo desarrollado en esta legislatura en la coalición Elkarrekin Podemos-IU en el Parlamento Vasco?

Hemos tenido una influencia muy grande por ejemplo en el acuerdo educativo, aunque desgraciadamente luego se fue desdibujando. También en la mejora de la renta de garantía de ingresos, en la Ley de Juventud, y el jueves que viene se aprobará la Ley de Infancia y Adolescencia. Hemos acompañado a los movimientos sociales y sindicales al Parlamento, hemos hecho un trabajo ingente en materia de sanidad y conseguimos aprobar los descuentos en el transporte, doblando el brazo al PNV. Creo humildemente que hemos contribuido con la fuerza que nos había dado la ciudadanía a mejorar la política de Euskadi.

Entonces, ¿no habría sido más natural que acudieran a las autonómicas con Podemos en lugar de con Sumar Mugimendua? ¿Fue una imposición de Madrid?

Ezker Anitza-IU es una fuerza vasca federal pero que toma sus decisiones en Euskadi con autonomía, y así lo hemos hecho.

Según Podemos Euskadi, uno de los principales problemas a la hora de acordar la coalición fue el veto a Miren Gorrotxategi como candidata a lehendakari.

No ha habido ningún veto a ninguna persona en la negociación por parte de nadie.

¿Le molesta a nivel personal que Podemos tenga intención de usar la marca Elkarrekin de cara a las elecciones autonómicas?

Obviamente no nos gustaría que se utilizase la marca común para el proceso electoral, de hecho así lo tenemos recogido en los acuerdos electorales, que solo se puede utilizar cuando estamos el conjunto de las fuerzas políticas. En todo caso, lo que me preocupa es presentar una candidatura lo más fuerte y unitaria posible, con un programa y unos candidatos que representen lo mejor de este espacio y que consigamos la mayor fuerza posible en el Parlamento Vasco para poder transformar la sociedad, que es para lo que estamos en Euskadi. A la gente no le interesan los temas tan internos.

Si tras los comicios en Euskadi el voto de su grupo fuera determinante para decantar un gobierno u otro, ¿qué opción elegiría?

Vemos con preocupación que EH Bildu está apelando al cambio pero para gobernar con el PNV. Nosotros podemos hablar y acordar con prácticamente todas las fuerzas políticas, como hemos hecho en esta legislatura. Pero si queremos un cambio en Euskadi que necesita de políticas transformadoras, que defiendan a los trabajadores y los servicios públicos, lógicamente a nivel estructural eso no se puede hacer de la mano del PNV. La alternativa pasa por el entendimiento de todas esas fuerzas políticas que se autodenominan de izquierdas o progresistas, no por el Gobierno con el PNV que es lo que está defendiendo EH Bildu. Por tanto, una coalición de Sumar fuerte en el Parlamento Vasco es garantía de poder transitar hacia nuevas mayorías de izquierdas y progresistas.

El candidato de EH Bildu, Pello Otxandiano, eludió una autocrítica por el pasado de violencia de ETA al afirmar que la banda “ha asumido toda su responsabilidad política”. La polvareda que se generó fue considerable.

La definición de ETA como un ciclo político no es acertada por parte de Otxandiano. Es verdad que la izquierda abertzale ha dado pasos en el reconocimiento del daño causado, pero tenemos que avanzar hacia la reconciliación y una memoria inclusiva que ponga en el centro a las víctimas independientemente de quién haya sido el victimario. Es un trabajo continuo y lógicamente colectivos que en el pasado han tenido algún tipo de responsabilidad en estos fenómenos tienen mucho más que decir que el resto de la sociedad. Por tanto, confío en que en los próximos años sigamos asentando la cultura de la paz en Euskadi.

¿Cree que la legislatura en el Estado español peligra ante el aumento de la presión de Junts al presidente Pedro Sánchez?

Junts se está comportando como una fuerza política totalmente irresponsable. Tiene que reconsiderar su posición, dejar de ser un partido cortoplacista y apostar por el camino de la convivencia y la democracia. Con las mayorías que hay, esa es la forma de mantener la legislatura, que es a lo que se ha comprometido el Gobierno, Pedro Sánchez y también Yolanda Díaz.

¿Qué le parece la ley de amnistía como instrumento para facilitar la convivencia en Catalunya?

El trabajo que se ha hecho con la ley de amnistía por parte del Gobierno de España y de las fuerzas políticas que lo apoyan es muy arduo. Ha requerido de muchísima negociación, asesoramiento jurídico y legal, y de las mejores cabezas jurídicas y políticas de este país para presentar un proyecto de ley que camine hacia el objetivo de convivencia y resolución política de los conflictos, en este caso territorial en Catalunya. Además, avanzaba hacia la despenalización de una tipificación de delitos que nunca se debería haber producido en el contexto del referéndum ni del procés independentista.

En este sentido, se está retorciendo el concepto de terrorismo con el fin de mantener vivo el proceso judicial contra Puigdemont.

En un país en el que venimos de una Guerra Civil, de una transición en la que murieron cientos de personas en manifestaciones pacíficas a manos de la Policía y de los grupos de extrema derecha, del terrorismo de ETA y de los GAL; que hechos que se pueden tipificar de otra manera en el marco de unas protestas haya jueces que los califiquen como terrorismo a mí me parece descabellado, irresponsable y desmemoriado. Ese problema viene heredado porque no hubo una transición completa en el sistema judicial y hay vicios del pasado que están pendientes de corregir y que nos parecen preocupantes.

¿Cómo valora la utilización por parte de la derecha de la calle para agitar el malestar con Moncloa?

Es una estrategia populista que, al igual que ya lo vimos con ciertas movilizaciones del transporte, lo estamos viendo ahora con el agro. Estoy seguro de que la inmensa mayoría de los trabajadores del campo y del transporte están reivindicando unas justas condiciones laborales, y el PP y Vox son los que votaron en contra de la ley de la cadena alimentaria, donde se señala claramente que está prohibida la venta a pérdidas. Hay que señalar a los culpables, que son la política agraria común, los tratados de libre comercio y las grandes comerciales.

Bruselas se ha implicado como mediador entre el PSOE y el PP para desbloquear la renovación del CGPJ. Ello no deja en muy buen lugar a ambas formaciones.

A quien deja en mal lugar es al PP, que lleva un porrón de años incumpliendo la Constitución y el deber de renovar el CGPJ. Si esa mediación lleva a una solución en términos justos y democráticos, bienvenida sea. Pero el verdadero culpable de esta situación y el que históricamente más ha intentado manipular el sistema judicial es el PP.