No se esconde Pedro Sánchez. El presidente del Gobierno, y secretario general del PSOE, hace tiempo que comprendió que defender su posición de forma firme y sin complejos siempre es mejor que condicionar la acción política para complacer a la derecha y a su entorno político y mediático porque nunca tendrá suficiente.

La moción de censura en Pamplona es el último ejemplo. El PSN ha dado un paso inédito, arriesgado y valiente. Y lo ha hecho en parte porque ha perdido el miedo a la reacción de la derecha. A los efectos electorales de una reacción que se preveía dura y agitada, pero que más allá de los insultos y descalificaciones que tanto UPN como el PP han dedicado los últimos dos días a los socialistas –Esparza llamó ayer “escoria” a la dirección del PSOE –, tampoco es muy diferente a la oposición que ya venían haciendo las últimas semanas.

Así que Sánchez dio ayer un paso al frente para defender la decisión del PSN en Pamplona, avalada por la dirección del PSOE en un contexto de acercamiento progresivo a EH Bildu en Pamplona y en Madrid. Una relación que el Gobierno de España ya no solo no esconde, sino defiende abiertamente. Y que da un paso más en la capital Navarra para llevar a Joseba Asiron a la Alcaldía y superar la situación de “parálisis” y de “bloqueo” institucional en la que se encuentra el Consistorio.

Sánchez tomó la palabra antes de la cumbre del Consejo Europeo que se celebra entre ayer y hoy en Bruselas, la última que se lleva a cabo durante la presidencia española del Consejo de la UE. Un contexto lejano en el que sin embargo no quiso eludir la posición de su partido en Pamplona, y que defendió en primera persona una decisión que aunque solo sea por la secuencia temporal, está muy vinculada también con su propia investidura.

El líder socialista justificó así la moción de censura señalando expresamente a UPN y a la alcaldesa, Cristina Ibarrola, a quien reprochó que haya sido incapaz de crear puentes y construir complicidades. El “problema”, explicó Sánchez, está en la alcaldesa de UPN, la parálisis, el bloqueo y la falta de entendimiento. Una situación en la que al PSN ha tenido que actuar con responsabilidad para superar el bloqueo y hacer que Navarra avance. “En Pamplona, lo que sufrimos es desde hace cinco años una parálisis, un bloqueo, la no aprobación de presupuestos municipales. Por tanto creo que aquellos que reprochan esta moción de censura lo que tienen que hacer es hacérselo mirar, porque si esta moción de censura se produce es por la incapacidad de UPN, de la derecha navarra, de tejer complicidades, de construir puentes con otras formaciones políticas para hacer avanzar a Pamplona”.

La respuesta de Sánchez no contentó a la derecha, ni a UPN ni al PP, que ayer mantuvieron la tensión política y anuncian próximas movilizaciones. Feijóo incluso estará este domingo en Pamplona. Pero supone un apoyo expreso al PSN, que no oculta el vértigo que implica el paso que está dando en Pamplona. La decisión en todo caso es firme, y las dudas internas que podía haber parecen disiparse con la propia reacción de la derecha, que empuja a un cierre de filas dentro del Partido Socialista con su secretario general y presidente del Gobierno al frente.

Esparza llama “escoria” a los socialistas

Esta reacción de la derecha vivió otro capítulo ayer en el parlamento foral. En su turno de pregunta a la presidenta, María Chivite, el líder de UPN, Javier Esparza, aprovechó para denunciar la situación y cargar duramente contra el Partido Socialista, a quien calificó de “escoria”. Tras su intervención, todos los parlamentarios de UPN abandonaron el pleno.

“Aquí se queda”, le dijo Javier Esparza a María Chivite, advirtiéndole de que ahora queda en manos de EH Bildu y de Geroa Bai, que suman 16 escaños frente a los 11 del PSN. El líder de UPN cargó especialmente, contra Chivite, a quien acusó de “mentir a sus votantes” y de “no tener vergüenza”. De “pactar con terroristas condenados” como Otegi y de “no tener más principio” que “mantener el poder y mantener el sueldo”. “No sé cómo no vomita por la noche, hay que tener un estómago especial”, prosiguió Esparza, que acusó a los socialistas de haber “roto la convivencia”.