Las deserciones que está padeciendo Vox –el primero en dejar su escaño fue el portavoz en el Congreso Iván Espinosa de los Monteros y después quien debía ocupar su escaño, Juan Luis Steegmann– están debilitando a pasos agigantados a la formación de ultraderecha. Lastrado por estos últimos movimientos y, sobre todo, por los malos resultados del 23-J –caída de 19 escaños y más de 600.000 votos– , cada vez son más destacadas las voces que han tenido responsabilidad en el partido –Alejo Vidal Quadras o el exvicepresidente Juan Jara– que apuntan a una desintegración del partido a imagen y semejanza de Ciudadanos. El cisma abierto amenaza con hacer hundir a Vox, hasta el punto de que incluso se han alzado contra el líder Santiago Abascal, que pese a la marejada sigue de vacaciones en Cádiz.

El último en elevar la voz para censurar la grieta abierta ha sido su exvicepresidente Juan Jara, quien no duda en lamentar la “violencia institucional” que ejerce Abascal, un dirigente que “ya tiene un cementerio de cadáveres políticos tan grande que posiblemente le estamos preparando un sitio en este cementerio de gente válida”. Tildando al líder de “estorbo para crear una alternativa a Pedro Sánchez”, Jara no dudó en calificar al dirigente de vago. “Abascal tiene un grave problema de pereza. No le gusta trabajar. Le gusta vivir bien, pero no le gusta trabajar. Y este país necesita gente que trabaje por España. Necesitamos gente que se deje el alma, que se deje la vida. Esto no es un trabajo a tiempo parcial”, manifestó en una entrevista publicada ayer en Elplural.com.

emulando a ciudadanos

Síntoma de que corren tiempos difíciles para la formación de ultraderecha es que Alejo Vidal Quadras, uno de los participantes en la fundación de Vox en 2013, deba salir al paso para tratar de corregir el errático rumbo del partido. A su juicio, “está cundiendo la idea de que Vox está prescindiendo de figuras más ubicadas en el liberalismo para dar todo el poder a una parte del partido más conservadora y más tradicional”. Las pérdidas que se vienen acumulando en sus siglas –Olona, Borrás, Espinosa de los Monteros, Steegmann...– deberían ser tomados en consideración por la sede central de Vox en Bambú. “Vox tiene que ir con mucho cuidado. Así empezó Ciudadanos con el declive. Esta percepción de que Vox es un espacio del que la gente se va es una imagen muy negativa. Deberían procurar corregirlo”, aseguró Vidal Quadras.

Por el contrario, la dirección actual del partido de ultraderecha prefiere echar balones fuera. Lejos de reconocer la crisis interna por la renuncia de Espinosa de los Monteros y Steegmann –el escaño será ahora para la tránsfoba Carla Toscano–, el secretario general Ignacio Garriga afirmó que “Vox está en uno de sus mejores momentos”. La culpa es de las “burdas manipulaciones” de la prensa, que son un “intento más de enterrar” a Vox.

“Desterremos la teoría de facciones y ficciones del terror. Vox sigue fuerte (...) dejen de ver cosas donde no las hay”, afirmó en RNE, en la que recalcó que Espinosa “no ha abandonado” Vox y sigue siendo un “activo crucial” del partido”. Según profundizó, su decisión de dejar el Congreso y los cargos internos se debe exclusivamente a motivos personales. Asimismo, lanzó una advertencia a quienes están “teledirigiendo esta campaña de acoso, manipulación, mentiras y derribo” que no van a “arriar ninguna de sus banderas”. “No vamos a dar ni un paso atrás a pesar de los intentos de demonización, estigmatización y arrinconamiento”, resumió Garriga.