El Gobierno vasco procedió este domingo a la entrega de los restos de dos milicianos asesinados durante la Guerra Civil que han sido localizados en la fosa común del cementerio de Begoña, en Bilbao. Luis Gauna Urrutia y Ángel Pérez Puertas, quienes desaparecieron en la primavera de 1937 en las batallas que se estaban librando para defender la capital vizcaina del avance franquista, ya pueden descansar junto a sus familiares. Junto a ellos, el Instituto Vasco de la Memoria Gogora ha logrado proceder a la identificación de un tercer miliciano, el navarro Lucas Galbete Gainza, cuyos restos serán entregados de forma privada, por expreso deseo de la familia.

El acto de entrega de los cuerpos de Gauna y Pérez se hizo realidad en el homenaje anual que ofrecen los grupos memorialistas a los gudaris y milicianos en el entorno de la escultura La Huella de Artxanda. En la conmemoración, la consejera de Igualdad, Justicia y Políticas Sociales del Gobierno vasco, Nerea Melgosa, afirmó que el de ayer era “un día de memoria y de homenaje y, al mismo tiempo, de mirar al futuro. 'Agur eta ohore' a los gudaris y milicianos que lucharon por la libertad y el autogobierno en Artxanda”, resaltó. E incidió en que, “como símbolo de este homenaje que les tributamos, hemos entregado a dos familias los restos de sus antepasados”. “La suma de voluntad política, tesón de las familias y ciencia han permitido su localización y exhumación, primero, y posteriormente, su identificación”, aplaudió.

"La voluntad política, el tesón de las familias y la ciencia han permitido su localización, exhumación y su identificación"

Nerea Melgosa - Consejera del Gobierno vasco

En el caso de Gauna -nacido en Artzentales el 13 de julio de 1913, aunque en el momento de su desaparición residía en Zalla-, ha sido fundamental una muestra de ADN aportada por un sobrino. “Una vez hecha la primera comprobación positiva, Gogora quiso confirmar el resultado obteniendo una nueva muestra de un segundo sobrino. El resultado de la prueba confirmó la primera identificación”, tal y como aseguraron desde Gogora. Se sabe que Gauna murió un 13 de junio de 1937 en el monte Artxanda y que perteneció al Batallón nº 52 Capitán Casero. En lo que respecta a Pérez Puertas, este miliciano -natural de Valladolid, pero afincado en Barakaldo- desapareció con 40 años en el monte Artxanda mientras combatía en el Batallón nº 48 UGT - 8 Jean Jaures.

Dignidad restituida

Junto a Melgosa, en el acto celebrado en Artxanda estuvo presente José Antonio Rodríguez Ranz, viceconsejero de Derechos Humanos, Memoria y Cooperación del Gobierno vasco; además de una nutrida representación de partidos vascos, asociaciones, fundaciones y grupos memorialistas que año a año organizan el acto en el monte de Bilbao para honrar a quienes lucharon contra el bando sublevado y en defensa de la democracia durante la Guerra Civil. La consejera no quiso dejar pasar la oportunidad para poner en valor la dignidad de las familias de los fallecido.

"La nueva Ley vasca de Memoria Histórica se aprobará muy pronto y con el máximo consenso"

Nerea Melgosa - Consejera del Gobierno vasco

Todo ello representa, según destacó Melgosa, “la dignidad restituida, la dignidad de aquella generación y la de todo un país”, ahondó. Acto seguido, ensalzó la “memoria de las víctimas de la guerra, de la lucha en defensa de tu país. Memoria de lucha por la libertad, la democracia y la justicia social. Memoria viva”, prosiguió. “Esta es también la memoria que reivindica y hace suya la nueva Ley vasca de Memoria Histórica y Democrática”, que Melgosa confía en aprobar “muy pronto” y “con el máximo consenso en el Parlamento”. Esta ley tiene ya el apoyo de PNV, PSE, EH Bildu y Elkarrekin Podemos-IU. “Es, sin duda, la mejor de las noticias para apuntalar nuestro futuro sobre el pilar de la memoria”, manifestó.

Antes del acto en Artxanda, la consejera Melgosa y el viceconsejero Rodríguez Ranz también tomaron parte en un acto previo que se celebró en el centro de Bilbao. Junto a la escultura del lehendakari Aguirre, se organizó una ofrenda floral. Mientras sonaba el Agur Jaunak, con un aurresku se rindió homenaje al lehendakari y a los batallones que subieron a Artxanda para retrasar el avance franquista y tratar de evitar su captura de la capital vizcaina.