“No quería venir de listo y decir a los demás lo que tienen que hacer”. Andoni Ortuzar quiso dejar claro desde el comienzo de su intervención en una charla celebrada este jueves en Barcelona que no pretendía dar lecciones, sino poner sobre la mesa un posible modelo para el reconocimiento nacional de Catalunya y Euskadi, partiendo de la premisa de que puede haber otros y de que cada territorio tiene sus ritmos. El presidente del EBB del PNV acudió como invitado al foro de La Vanguardia, donde planteó los ejes que a su juicio son determinantes en el caso vasco: el reconocimiento nacional de Euskadi, la clarificación del fondo de las competencias, y una nueva manera de solucionar los conflictos que pasaría por una reforma del Tribunal Constitucional o por un nuevo órgano paritario al estilo de la Comisión Arbitral, que dirime conflictos entre el Gobierno vasco y las diputaciones. 

Le añadió un método para aprobar ese nuevo marco que comenzaría por un acuerdo entre vascos, después con Madrid, y que ese pacto sea “ratificado por el pueblo vasco en un ejercicio de decisión de su futuro pactado”. Ya a preguntas de los periodistas y en clave más catalana, apostó por un modelo de financiación diferente para Catalunya.

En un coloquio bajo el título “un horizonte posible para el reconocimiento nacional de Catalunya y Euskadi”, explicó que el término “posible” hace referencia también a que se puede hacer con voluntad política, y recordó que el punto 4 de su pacto de investidura con el presidente español, Pedro Sánchez, recoge el compromiso de impulsar las reformas necesarias para adecuar la estructura del Estado al reconocimiento de las identidades territoriales, atendiendo a los sentimientos nacionales de pertenencia. “Es una carpeta cerrada, pero creo que es una carpeta que hay que abrir”, reclamó. Para ello, pidió generar un clima político propicio, no ir a la mesa de negociación “con un folio en blanco ni con los puñales”.

Los ejes del PNV

El PNV llevaría a esa mesa los conceptos ya conocidos que desarrolló en la Ponencia de Autogobierno del Parlamento Vasco. Citó el reconocimiento de Euskadi como nación, apostó por más autogobierno y también por que ese autogobierno sea mejor, es decir, que las competencias no queden laminadas por el Tribunal Constitucional o las leyes del Estado. Por ello, apostó por blindar y clarificar el reparto de competencias, y también establecer una colaboración entre los territorios del euskera (con Nafarroa e Iparralde) “desde el respeto a la voluntad de cada una de las comunidades”. 

Añadió otro “elemento muy importante”: un árbitro imparcial en caso de conflicto con el Estado. Recordó que, hasta ahora, ha sido el Tribunal Constitucional pero, haciendo un símil futbolístico en Barcelona, rechazó que el árbitro sea siempre del Real Madrid. “No quiero abrir un frente sobre su legitimidad porque afortunadamente se ha cerrado el paréntesis”, dijo sobre el TC, que ya ha sido renovado, y al que quiso reconocer como un “buen órgano” para decidir sobre los derechos individuales. “Pero no es el ideal para los conflictos entre administraciones. Nos gustaría una reforma o el surgimiento de un nuevo núcleo de decisión para casos de conflicto”, matizó. Puso como ejemplo que, en el caso vasco, existe un órgano paritario, que resuelve los conflictos entre el Gobierno vasco y las diputaciones. Es la Comisión Arbitral, de la cual destacó que tiene tres integrantes nombrados por el Gobierno y tres por las diputaciones, y que las decisiones se toman por mayoría: al menos cuatro tienen que estar de acuerdo. Aclaró que está dispuesto a hablar de otros modelos. Ortuzar aseguró que sus propuestas no suponen “una claudicación” ni tampoco “un desguace” del Estado como dicen los sectores centralistas, sino que es “una oportunidad”.

"Para ayudar y no para condicionar a Catalunya"

Aseguró que el PNV estará “para ayudar” y no para “condicionar” a Catalunya. En la ronda de preguntas, sobre la financiación, reconoció que el sistema “no es justo con Catalunya”. Criticó el café para todos, y defendió que “la diferencia entre ser nación y no ser nación tiene que tener también un reflejo en la forma de financiarse”, de manera que “Catalunya necesita un modelo de financiación distinto”. Aclaró que los ciudadanos del territorio tendrán que proponer su fórmula y, cuando le preguntaron si podría ser el Concierto vasco, matizó que los catalanes tendrían que analizarlo bien porque su economía tiene una presencia mayor en el Estado, con empresas en otros puntos del mapa, lo que complica recaudar el Impuesto de Sociedades.