Las personas que conocen a Nerea Melgosa (Gasteiz, 1970) dicen que sale de casa con la batería del teléfono móvil al 100%, y no ha pasado ni la mitad del día cuando tiene que echar mano del cargador por haber agotado todas las reservas. Este periódico ha consultado varias fuentes que han conocido a la nueva consejera de Igualdad, Políticas Sociales y Justicia en distintas etapas de su trayectoria profesional, y todas coinciden en presentarla como una “todoterreno” y una fuente inagotable de ideas, con una “gran capacidad de trabajo”, y con una dedicación a causas sociales a las que ha contribuido también como voluntaria. 

Las anécdotas recabadas reflejan a Melgosa en situaciones tan variopintas como repartir agua en un triatlón, visitar a personas sin hogar en las calles en una noche de invierno para repartir café y asegurarse de que conozcan los recursos a su disposición, participar en ceremonias de minorías religiosas, idear unos bombones de chocolate con forma de balón para promocionar a Gasteiz como capital del basket; o irrumpir con el sudor acumulado de una intensa jornada de trabajo en un corrillo rebosante de glamour, con el diseñador Modesto Lomba, para plantearle una colaboración turística. De Melgosa fue la idea de los embajadores turísticos de Gasteiz, rostros famosos que acuden a la feria Fitur en Madrid para publicitar la ciudad. La dinámica se ha mantenido en el tiempo, incluso aunque esta concejalía la gestionen ahora los socialistas. Suya también es la creación de la feria de ilustración Mazoka. “La cabeza le funciona tan rápido que a veces se atropella al hablar”, dicen.

Otros coinciden en su inventiva y en que tiene semejante agenda de contactos que le proporciona un bagaje y una perspectiva amplia para resolver problemas. “Tiene puesta la antena social”, recalcan.

Melgosa pasó 12 años en el Ayuntamiento de Gasteiz, parte de ellos en la oposición. Fueron años de crispación política y social por la campaña del popular Javier Maroto en contra de los supuestos abusos de la población migrante en el cobro de la Renta de Garantía de Ingresos. Las aguas se encontraban aún muy revueltas cuando el jeltzale Gorka Urtaran se hizo con la alcaldía. Urtaran, no obstante, tuvo que gobernar en una situación de absoluta minoría, con solo 5 escaños sobre un total de 27. En ese contexto, Melgosa recibió el encargo de gestionar la concejalía de Convivencia y Diversidad, un debate sometido a fuertes tensiones durante la época de Maroto. Ahí pudo bregarse en cuestiones sociales y nutrir más aún su agenda, de manera que ninguna de las áreas que tiene que gestionar ahora en la consejería le son ajenas. Todavía se le reconoce cercanía a colectivos africanos y a los ucranianos.

Allí “se vio a Nerea en estado puro”. Se destapó como una “todoterreno”, con una capacidad de trabajo “fuera de lo normal” que suponía que enviara correos electrónicos a las 2.00 horas de la madrugada y no conociera horario alguno. Al mismo tiempo, tiene cuatro hijos por los que “se desvive”, también solía comer con su abuela, fallecida hace unos días; y algunos compañeros de trabajo la han conocido en su faceta más detallista al verse sorprendidos por un libro o un ramo de flores en un día especialmente difícil para ellos. ¿Cómo lo hacía para tener esa ubicuidad? “Robando horas al sueño y a la comida”, dicen.

Ronda nocturna

Quienes la conocen aseguran que se ha implicado en la protección de los más débiles. Ha colaborado como voluntaria con el proyecto Berakah, que trabaja con migrantes, y los ha acompañado en cenas y desayunos. También protagonizó varias noches de ronda, en pleno invierno, para entregar cafés e informar a las personas sin hogar. “No acudía en calidad de concejala”, matizan. En materia de memoria, ha viajado varias veces a Madrid para tratar de arrancar un acuerdo sobre el memorial de la matanza del 3 de marzo en Gasteiz. Sobre la igualdad, durante su etapa en el Parque Tecnológico de Araba, tuvo relación con la federación de empresarias Enpresariak, y ha diseñado campañas del 8-M. “Va a gestionar un macrodepartamento, pero nada le suena a nuevo”, recalcan.

A ella le atribuyen una práctica muy extendida en la actualidad en el alumbrado navideño. Si ahora son habituales las grandes bolas de luz en las plazas de las capitales, a Melgosa le atribuyen el precedente: en 2015, se le ocurrió colocar una caja gigante de regalos con un lazo y realizó gestiones para movilizar los fondos. “Fue tal su éxito, que ahora se hace en todas las ciudades”, dicen.

Apasionada de la literatura, el chocolate negro y los cafés italianos, conduce poco y prefiere moverse en transporte público, tiene un humor sarcástico, y es “firme en sus convicciones”.