El acuerdo presupuestario entre el Govern de Pere Aragonès y el PSC ha sacudido los cimientos políticos en Catalunya, sobre todo dentro del mundo independentista, que en buena medida, y principalmente desde Junts, acusa a Esquerra de regresar a los tiempos del tripartito. Josep Rius (Barcelona, 2-I-1974), vicepresidente y portavoz de la formación posconvergente, reprocha a los republicanos su giro copernicano en materia nacional por despreciar la unidad estratégica del soberanismo, así como su blanqueamiento al reformismo penal del Gobierno español que, a juicio de JxCat, no supone ni desjudicializar el conflicto ni da cauces certeros a la resolución del mismo. En su día estrecho colaborador dentro del gabinete de Carles Puigdemont, Rius pone en valor la reciente sentencia del tribunal europeo respecto a la situación de los exiliados y las euroórdenes.

¿Ha entrado la política catalana en un punto de inflexión?

No es por el hecho puntual solo de los Presupuestos sino que es la constatación de lo que ya veníamos viendo desde hace meses. Ha habido un cambio de ciclo porque se ha abandonado la mayoría independentista del 52%, en este caso la ha abandonado Esquerra para abrazar una mayoría autonomista junto al PSC y los comunes. Y digo que no es algo coyuntural sino estructural porque ya lo vimos en primera instancia en Madrid, donde ERC ha sido un sostén del Gobierno de Pedro Sánchez; también en Barcelona, donde ha ejercido de respaldo de Ada Colau y Jaume Collboni; y ahora se consolida con este pacto con el PSC en el Parlament de Catalunya.

Acusan a ERC no ya de retroceder al momento previo al 1-O sino de volver a los tiempos del tripartito.

Es que esto se vivió ya en Catalunya en 2004, donde hubo gobiernos conformados por estos mismos espacios políticos. Me atrevería a decir que es incluso peor ahora porque en aquel momento dentro del espacio del PSC había dirigentes con un claro acento catalanista que actualmente no están ahí sino que recabaron en partidos como Junts, como Toni Comín o Marina Geli, o en el propio ERC, como el conseller de Interior Joan Ignasi Elena.

Horas antes de que Pere Aragonès y Salvador Illa suscribieran su acuerdo, el secretario general de Junts, Jordi Turull, tendió la mano a los republicanos por carta. ¿Fue un ofrecimiento serio?

Absolutamente. De hecho, no fue únicamente esta carta que Turull mandó al president, ya que nosotros fuimos los primeros en presentar una propuesta y hemos ido a todas las reuniones a las que se nos ha citado, por cierto, muchas menos de las que ha mantenido con el PSC. Lo que no ha sido sincero ni serio ha sido la posición de ERC, que ha querido marear la perdiz asegurando que buscaba pactar las Cuentas con Junts cuando tenía decidido de antemano que quería aprobar los Presupuestos con los socialistas.

"El Tribunal de Justicia de la UE ha centrado la pelota para que el Tribunal Europeo de Derechos Humanos remate"

Sostiene Aragonès que, pese a este pacto presupuestario, la mayoría independentista no queda diluida.

Lo que es el 52% de mayoría independentista sigue existiendo. Pero ha habido un partido, ERC, su cúpula, su actual dirección política, que ha decidido abandonar esta mayoría y ha renunciado a seguir adelante con el proceso de independencia. Junts es la alternativa a liderarla, y quien se sienta independentista tendrá que sumarse a ella.

¿Ha priorizado Aragonès preservar su mandato en perjuicio de un proyecto nacional catalán?

La suya es una estrategia por mantenerse en el poder a cualquier precio renunciando a sus principios en un doble sentido: en el ámbito sectorial, ya que ERC siempre se había negado a la ampliación del aeropuerto de El Prat, al complejo turístico Hard Rock o al cuarto cinturón; y también en la parcela nacional. El pasado jueves le advertía Salvador Illa de que no va a haber ningún referéndum pactado con el Estado, ni quebequés, ni montenegrino ni de ningún tipo. Por eso Aragonès tiene que aclarar si ha pactado con el PSC a cambio de renunciar al referéndum que dice defender a diario.

¿Todo pacto con Sánchez supone un retroceso para Catalunya?

Cuando uno negocia con alguien hay que tener una posición de fuerza. La reacción del Estado español a los hechos de octubre de 2017 ha sido de represión, persecución política, atentado contra derechos fundamentales, etc, y lo que hace Sánchez es blanquear todo lo que el Estado hizo al margen de los principios democráticos más básicos. Por ejemplo, con una reforma del Código Penal donde solo cambia el nombre de los delitos, e incluso la misma Fiscalía, Abogacía del Estado y el fiscal del Supremo dicen que van a continuar persiguiendo a los exiliados, a todo aquél que quiera la independencia de Catalunya. Por lo que esa estrategia de la desjudicialización de ERC no existe. Así que, ¿se puede negociar con Sánchez? Sí, pero con una mesa de diálogo de verdad, con un relator independiente que levante acta de esos acuerdos.

"En Barcelona hay hartazgo con la gestión que también ERC ha respaldado, y Trias lidera esas ansias de cambio"

Hay quien sospecha que esta reforma está pensada para que Sánchez pueda extraditar a Carles Puigdemont antes de acudir a las urnas y emplearlo como baza electoral. 

Sánchez no lo ha escondido nunca. Ya dijo en campaña que traería a Puigdemont para que cumpla por sus presuntos delitos. Es más, él ya emite una sentencia culpabilizándolo. Pues lo tiene mal Sánchez. Si nos fijamos en el fallo del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE), el mismo fiscal general del Estado ha pasado de la euforia inicial a decir que el escenario es incierto respecto a cómo se desarrollarán los acontecimientos. Si el juez Llarena quiere presentar una nueva orden de extradición va a ser denegada. 

La defensa del president en el exilio argumenta que la resolución les aporta más argumentos a su favor.

El juez Llarena perseguía que la Corte europea le dijera que el tribunal belga no puede denegar una extradición. Y se ha encontrado con que, en términos generales, es verdad que debe haber una relación entre los países en materia de extradición, pero hay supuestos en los que se puede denegar. Y hace una fotografía de ellos que es claramente la de los exiliados. Dice además que el Tribunal Supremo no tenía ninguna base legal para ser quien emitiese las euroórdenes, e incluso que no era el competente. Y lo que es más importante, abre una puerta, la de identificar a la persona que se pretende extraditar como parte de un grupo objetivamente identificable, la llamada minoría nacional catalana a la que se está persiguiendo penalmente por la defensa de su proyecto político. Ese grupo somos el ellos del A por ellos que hizo el rey español el 3 de octubre; somos los que nos queremos presentar a unas elecciones europeas y de entrada vinieron a impedir que lo hiciéramos o luego a impedir que cogiéramos el acta de eurodiputado; somos los que el Estado nos acecha con déficit fiscal de 20.000 millones de euros al año; los que nos impiden emplear la lengua catalana en todos los ámbitos... Lo que ha hecho el TJUE, de alguna forma, es centrar la pelota para que la acabe de rematar el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, que es quien tendrá que hacer la revisión del juicio del procés.

¿Puede aferrarse Aragonès a algo de su discurso de investidura tras perder el respaldo de casi todo el polo soberanista? ¿O, ante esa soledad, no le queda otra que convocar elecciones?

Es una buena pregunta que le corresponde responder al president de la Generalitat. Yo sí que puedo decir que esta cúpula de ERC ha decidido apostar por un conformismo autonomista. En Catalunya hablamos mucho de la cultura del esfuerzo, de quien se levanta a las seis de la mañana para levantar la persiana de su negocio, y ese es el modelo de Junts. Nosotros no estamos para hacer autonomía sino para hacer país y conseguir la independencia, nuestra única salida.

"Se quiso presentar a Junts como un partido ruidoso y lo sucedido viene a justificar nuestra salida del Govern"

¿Todo lo acontecido viene a justificar la salida de Junts del Govern?

Totalmente, el tiempo nos ha dado la razón. Suscribimos un acuerdo de legislatura con ERC, y ERC hizo otro con la CUP, sumando 74 diputados que formaban una mayoría robusta, pero conforme pasaban los meses veíamos que ERC no quería cumplirlo. Tuvimos muchísimas reuniones con ellos y les instamos a hacer dos cosas que creíamos fundamentales: un frente común en Madrid, y configurar una dirección estratégica con todo el mundo independentista que incluía a las entidades civiles y a la que se negaron en redondo. Esquerra tendrá que rendir cuentas de toda esta política suya ante sus electores. Su giro ha sido de 180 grados en materia nacional.

Y mientras, Sánchez y sus ministros se vanaglorian de que gracias a ellos el ‘procés’ es ya historia.

La política de ERC contribuye a que el Ejecutivo español pueda hacer ese discurso de que ya no hay conflicto. Por aquel 2017 Sánchez ya hablaba de que en Catalunya lo que había era un problema de convivencia cuando no era verdad. Lo que hay es una mayoría del 80% que quiere resolver su futuro político votando. La estrategia de Junts de internacionalizar el conflicto, de hacer una confrontación inteligente con el Estado, unido a las resoluciones judiciales europeas, es lo que Sánchez no se esperaba y contra lo que no puede hacer nada. Es verdad que hace este discurso de que el procés ha muerto, pero creo que es algo que no se lo puede creer ni él. Sánchez sabe perfectamente cuál es la realidad y lo que se le viene encima.

¿Junts ha hecho autocrítica de sus pasos en todo ese proceso?

Por supuesto. Quien diga que lo hace todo bien, se equivoca. Nosotros apostamos honestamente por un Govern independentista porque ERC nos dijo que quería hacerlo. El que ha incumplido los acuerdos es quien pudo ser president de la Generalitat gracias a ellos. Por tanto, si Esquerra hubiese cumplido, hoy habría un Ejecutivo independentista en Catalunya y unos Presupuestos aprobados el pasado 1 de enero, tal y como pasó el año anterior.

"La vuelta al tripartito es peor ahora que en 2004 porque en el PSC había entonces líderes con claro acento catalanista"

Si nos atenemos a lo que señalan los sondeos, ¿Junts puede dar un golpe encima de la mesa con la victoria en Barcelona de Xavier Trias, a quien desde su formación han dado libertad de maniobra?

Barcelona lleva ocho años con un gobierno de Colau y los socialistas, y el apoyo imprescindible de Esquerra, y lo que hay en la ciudadanía es hartazgo y ansias de cambio, y ese cambio se vislumbra en la figura de Xavier Trias. Partimos en una buena posición y confiamos en ganar. Barcelona es la capital de Catalunya y tiene que ejercer de capital, que no lo ha hecho en todo este ciclo. Tiene una responsabilidad con el resto de municipios y Trias, por su forma de ser, asume esa responsabilidad y la contagia al resto del territorio. 

Otra cosa será que pueda gobernar. Quizás en este acuerdo presupuestario entre ERC y PSC también pueda existir un principio de alianzas futuras en la ‘joya de la corona’. Aunque también a ustedes les acusan de tener un pacto con el PSC en la Diputación de Barcelona.

No se puede comparar el ámbito municipal y supramunicipal, que es la Diputación de Barcelona, con el Govern de Catalunya. Y nosotros no renunciamos desde esa Diputación a nuestros principios. La aritmética de los resultados ahí está, pero hay que ir con cuidado porque el consenso en Barcelona de que tiene que haber un cambio es enorme. Y el partido que decida contribuir a mantener todo lo que ha ido mal en Barcelona todos estos años tendrá un fuerte castigo electoral.

"¡Que aclare Aragonès si ha renunciado al referéndum! Se lo dice Illa: no lo habrá, ni montenegrino ni quebequés"

Parece que ha ido desapareciendo el ruido interno que se le achacó a Junts durante meses.

Existió una voluntad de presentar a Junts ante la opinión pública como un partido ruidoso y que tenía divergencias internas, pero estamos lejos de eso. Somos un partido plural y transversal pero luego las decisiones se están tomando todas por unanimidad y cerrando filas. Lo que da miedo e incomoda a algunos es que Junts se mantiene firme y coherente con sus principios, algo que ellos no hacen. Junts ayuda a que el conflicto político no resuelto siga vivo. Vamos a ver, en 2023, ¡Catalunya tiene a un president y a consellers en el exilio! Quien quiera hacer ver que esto no existe se equivoca.

El próximo viernes arranca el juicio del caso de Laura Borràs. ¿En qué medida puede afectar a la organización interna del partido?

Nosotros siempre hemos defendido que nos encontramos ante un caso claro de persecución política. En cuanto un dirigente independentista saca la cabeza empieza a funcionar la maquinaria de las cloacas. En un procedimiento tan lleno de irregularidades, como señala su propio abogado, Gonzalo Boye, estamos absolutamente confiados en que la única sentencia posible es la absolución de Laura Borràs.