Donostia - En otros tiempos, cuando la comunión de la federación nacionalista (CiU) mantenía su equilibrio y en el Estado existía una rendija dentro de su inmovilismo, Pere Macías (Girona, 14-VI-1956) habría abrazado una vía intermedia que reforzara la identidad y las arcas de Catalunya. Pero tras una legislatura caracterizada por el portazo desde Madrid, el portavoz de CDC, que delega su tarea en el Congreso para contribuir a la refundación del partido, solamente contempla ya la apuesta soberanista que lidera Mas.
Que lo deje en puertas de la legislatura más efervescente, ¿obedece a una lectura extrapersonal?
-No. Llevo más de 30 años en político y he vivido otros momentos históricos. Justo este no puede servir como pretexto ahora que Convergència se halla en plena refundación. Toca irse.
¿Cómo afronta el partido su regeneración acosado por las acusaciones del 3% y con registros a su sede?
-En marzo haremos un congreso de cara a la refundación. Nos han pasado cosas importantes que no podemos esconder, como el caso de Jordi Pujol u otros. Cosas duras que nos obliga a corregir errores. Ya hemos pedido disculpas y tomado las decisiones que debíamos. Nuestros miles y miles de militantes y simpatizantes se merecen confiar en dirigentes y personas que valgan la pena.
¿Comparte, como dice Artur Mas, que son objeto de “caza mayor”?
-Palabra por palabra. Somos objeto de caza mayor dentro de una operación sobreactuada y que responde al momento político que atravesamos.
Entrega el testigo en el Congreso sin saber a quién. ¿Apuesta por trasladar la fórmula de Junts pel Sí?
-Abogo claramente por repetirla. Fue una experiencia muy positiva para el 27-S, ganando con holgura, y además muy participativa, con la mejor campaña electoral que yo recuerde. A ello se suma que el principal trabajo que toca en Madrid es poder dialogar acerca de cómo desarrollar el procés, y eso requiere de un grupo parlamentario que ofrezca su respaldo.
Puede que haya presidente español antes que president del Govern.
-No lo creo. El 9 de enero es el plazo máximo para investir al president, y en el Estado será a partir del día 15. Confío en llegar al acuerdo bastante antes y que Artur Mas sea el president.
¿Mas y solo Mas?
-Sí. Desde el punto de vista de CDC no contemplamos ninguna otra posibilidad. Todo el mundo sabe que Mas ha sido el máximo exponente de cómo han cambiado las cosas en Catalunya. Otra cosa no tendría sentido.
La CUP parece dispuesta a tensar la cuerda y se habla -como hizo Raül Romeva- de unas diferencias “abismales” en materia económica.
-La CUP puede hacer la propuesta que quiera, y es lógico y legítimo que lo haga ya que se presentó a las elecciones cuestionando la figura de Mas. Pero está mucho más legitimado quien ha sacado 62 escaños.
La misma noche del 27-S no tardaron, principalmente desde Madrid, en exigir la dimisión de Mas.
-Las reacciones en Madrid siempre tienen un punto de surrealismo. Le han dado por muerto y enterrado en más de cuatro ocasiones, y luego nunca ha sido así. También hablaban de la gran victoria unionista y al siguiente día una persona nada sospechosa de ser antiindependentista como es el expresidente Aznar hizo una lectura ajustada de los comicios: que el independentismo salió muy reforzado.
Afirmó usted recientemente que le habría gustado la existencia de una ‘tercera vía’ seria.
-Efectivamente. Me habría gustado que la hubiera. Pero con ese tiempo verbal, en su momento. Ahora es algo tarde. Hay en marcha un proceso donde el que ha ganado las elecciones tiene la responsabilidad de conducirlo.
Siempre se hablaba de que Catalunya estaba repleta de federalistas, pero los números lo han desmentido.
-En Catalunya hay dos modelos claros: el que nosotros defendemos y el unionista que propugnan sobre todo el PP y Ciutadans, que consiste en recentralizar todo lo que se pueda. Y luego hay una serie de no modelos, desiderátum, propuestas oníricas como la de vamos a reformar la Constituciones. Un escenario este último donde el moderador pregunta hasta cuatro veces en qué consiste esa reforma y al otro lado solo hay un no sabe no contesta. Si existiera una propuesta para modificar la Constitución que recogiese el derecho de autodeterminación, pues yo me apunto. Pero si no es más que para decir que en lugar de un rey hay reina, no me emociona.
¿Siguen pensando en el Estado que el proceso soberanista es solo cuestión de Mas y un puñado?
-Empiezan a darse cuenta de que es un tema extendido y asumido por la ciudadanía catalana. Pero aún creen que descabezando el movimiento pro independentista por el lado de su líder más representativo, esto se acabará. Pero es solo su ilusión óptica.
El desprecio llega al punto de tachar de “majorettes” a quienes arroparon al president en funciones camino de su declaración ante el tribunal.
-Si hiciera caso a todas las barbaridades que se escriben no me quedaría espacio para el asombro. Desde luego, era un titular fuertemente ofensivo porque muchos eran alcaldes que representan a millones de ciudadanos de gran parte de los municipios de Catalunya. Estamos acostumbrados al insulto, aunque prefiero lo de majorette a que nos llamen nazis, que lo hacen casi a diario.
La Justicia hizo un comunicado en el que aseguraba sentir atacada su independencia con esas manifestaciones de apoyo a los imputados por el proceso participativo del 9-N.
-¿Y cuando aparecen imágenes de gentes del PP acompañando a sospechosos de haber incurrido en corruptelas? ¿O de socialistas haciéndolo a condenados por los GAL? ¿También son presiones? No tiene ninguna base. O se es demócrata convencido o no. O admites la libertad de expresión y manifestación para todos o no. Todo lo demás es no tener claros los fundamentos de la democracia. Lo que pasa en Catalunya ha puesto de relieve el tema más preocupante: la falta de convicción democrática por parte de muchos políticos importantes.
Y el ministro Rafael Catalá ha vuelto a amenazar con la suspensión de la autonomía. ¿Les ve capaces?
-Son capaces de todo. El PP atraviesa su momento más complejo y convulso. En la sesión de control de la pasada semana varios ministros perdieron los papeles y Margallo le espetó a nuestro diputado Jordi Xuclà que vaya al psiquiatra, conminándole el presidente de las Cortes a que retirara esa expresión. Denota nerviosismo porque saben que el 21-D no gobernarán. El pueblo valorará el retroceso democrático y su falta de sensibilidad con quienes pasan dificultades. Mi peor experiencia en el Congreso fue ver a unos cuantos diputados del PP riéndose de una socialista que hablaba de pobreza infantil. Me pareció una auténtica vergüenza. Esto es el PP, hay ganas de que se vayan a su casa.
¿Y si Ciudadanos propicia un ‘Rajoy, segunda parte’?
-Si su marca blanca le ayuda a sumar mayoría absoluta tendremos más de lo mismo, o peor. Pero estoy convencido de que los números no les darán.
¿Un cambio en Moncloa sería esperanzador para Catalunya?
-Tampoco tengo grandes esperanzas en Pedro Sánchez. Los socialistas tienen formas más amables y son más aplicados en convicciones democráticas, no harían la persecución del PP respecto al catalán y el valencià. Pero la realidad hay que juzgarla en base a los hechos y ahora solo podría hacer un juicio de intenciones con el que me gustaría equivocarme.
Aunque a los españoles les parezca una ilusión emergente, los catalanes conocen bien, desde hace una década, al partido de Albert Rivera.
-Mire si son conocidos que en las municipales no lograron ni una sola alcaldía. Sus vecinos les conocen bien. A ellos y al PP, que solo gobierna en Pontons, de 500 habitantes. Ciutadans, con un disfraz amable, se aprovechó en el 27-S de la pésima campaña del PP, y de Rajoy en concreto, que se dedicó a insultar, amenazar, asustar y mentir. Pero, insisto, Ciudadanos es su marca blanca.
Sostiene que Convergència se siente en el Congreso tan vetado como lo pueda estar Amaiur.
-Lo digo con todo el rigor. Se ha vetado a Jordi Xuclà para el puesto de vicepresidente cuarto del Congreso que nos correspondía habiendo dimitido Jordi Jané. El razonamiento del PP es que esa persona es independentista, es decir, un veto que se aplica también a la izquierda aber-tzale. También ha pasado lo mismo con ERC en la comisión de secretos oficiales.
¿Cómo es la relación con Duran i Lleida tras la quiebra de CiU? ¿A qué obedece su visceralidad con Mas?
-Habría jugado un papel muy importante en estos tiempos pero optó por distanciarse y, para mí, no tomó el camino acertado. Lo acaban de decir los ciudadanos. Me duele porque hemos estado años colaborando.
La Defensora del Pueblo Europeo, Emily O’Reilly, acaba de señalar que la secesión de Catalunya no comporta directamente su salida de la UE.
-Europa es un proyecto inclusivo de construcción común y lo ves en problemas como el de Grecia, donde lo más normal es que se saliera del euro, y se hizo lo imposible para que no se bajara del barco. Cuando a alguien no se le presiona o se le obliga a decir una frase, lo más normal es este tipo de posicionamientos. Además, en Catalunya nació la concepción moderna de Europa como ciudad puntera que es del continente. Catalanes y vascos impulsamos el europeísmo como nadie. Tiene gracia que solo una mentalidad inquisitorial diga que saldríamos de ella con la independencia.
Ustedes mismos han reconocido que de disponer del Concierto vasco quizás estarían en otro estadio.
-Yo me alegro de que Euskadi disponga de esta herramienta y lo hago con un punto de sana envidia. Por cierto, ahora que por desgracia algunos lo cuestionan gravemente por una cuestión electoral. Ahí hay que ser solidarios con la defensa del lehendakari Urkullu ante los ataques que se están formulando. En campaña sale todo, y es parte de ese retroceso que nos ha llevado a intervenir poderes como el judicial. El Concierto fue uno de los grandes pactos de Estado.
¿Contempla que, en vez de en Catalunya, haya que repetir las elecciones en el Estado español?
-Todo puede ser (ríe). Pero mientras sigamos siendo parte del Estado toca defender la calidad democrática.