GASTEIZ - La izquierda abertzale quiso dar un golpe electoral ayer en Gasteiz por las últimas condenas a Segi pero el relato de los hechos, en realidad, comenzaba el pasado día 6, cuando la Audiencia Nacional ordenaba la detención de Xabat Moran, Bergoi Mardenaz, Marina Sagastizabal y Ainhoa Villaverde, los cuatro condenados a penas de seis años de prisión por pertenencia al colectivo Segi.

El navarro Ibon Esteban y los gasteiztarras Aiala Zaldibar e Igarki Robles también fueron condenados a la misma pena de prisión, pero ese día no se les llegó a arrestar. Se conoció entonces la sentencia judicial, consecuencia del juicio celebrado contra un total de 28 jóvenes vascos el pasado otoño -nueve de ellos fueron absueltos y al resto la Fiscalía les había retirado los cargos-, que venía de alguna manera a enmendar la plana al fallo dictado también por la Audiencia Nacional española en junio del año pasado contra otros 40 jóvenes acusados de la comisión de los mismos delitos.

Desde ese día a hoy, han mediado denuncias de las cuatro primeras personas arrestadas ante los juzgados de guardia de Bilbao y Gasteiz al considerar que deberían recobrar la libertad porque la sentencia de la Audiencia Nacional no es firme. Un proceso que, en paralelo, ha desembocado en la puesta en escena de un nuevo muro popular -ya existían varios precedentes en Euskadi-, que ayer se conformó en la plaza de la Virgen Blanca de Gasteiz para evitar la detención de los citados Ibon Esteban, Aiala Zaldibar e Igarki Robles.

Bajo la iniciativa #ResistGasteiz, en la jornada de ayer domingo se celebró una manifestación al mediodía desde la plaza Bilbao de la capital alavesa, con el lema Basta de políticas de excepción. Libres a través de la desobediencia, en la que miles de personas se sumaron a la protesta por las detenciones ataviados de vestimentas de color naranja y disfrazados con todo tipo de pelucas, una parafernalia que a la postre sirvió para confundir entre la multitud a las tres citadas personas condenadas que, según informó Ahotsa.info, citando un comunicado de la organización, se sumaron también a la marcha.

De manera que Gasteiz se convirtió así, ayer al mediodía, en escenario del cuarto muro popular, después de los ya organizados anteriormente en las localidades de Donostia, Ondarroa y Gernika.

La de ayer fue una acción que, al margen de otras consideraciones, supone todo un desafío para la Er-tzaintza -encargada de ejecutar las detenciones de las tres personas en cuestión- y el Gobierno Vasco, más aún en un periodo electoral como el actual. Baste recordar, por ejemplo, la intervención desarrollada en la localidad vizcaina de Ondarroa para detener a Urtza Alkorta en mayo de 2013, con un dispositivo de varios centenares de ertzainas; un operativo policial, a instancias del poder judicial, que fue duramente criticado por la izquierda abertzale, algunos de cuyos representantes se encontraban allí presentes -Laura Mintegi o Maribi Ugarteburu, por ejemplo.

Ayer también acudieron a la convocatoria diversos líderes de la izquierda abertzale, como el presidente de Sortu, Hasier Arraiz, los parlamentarios de EH Bildu, Julen Arzuaga, Belén Arrondo, Unai Urruzuno y Estitxu Briñas, así como los candidatos de la coalición soberanista en tierras alavesas, el aspirante a diputado general de Araba, Kike Fernández de Pinedo, y la que opta a alcaldesa de Gasteiz, Miren Larrion.

Manifestación Poco después de comenzar la manifestación de Gasteiz, la madre de Igarki Robles manifestó que los siete condenados han sido “represaliados por luchar por los derechos civiles y políticos” y que esta protesta persigue que no haya “más juicios contra militantes políticos”. Un portavoz de la organización, Txerra Bolinaga, denunció que las únicas pruebas contra los siete encausados son las declaraciones “obtenidas bajo tortura”.

La concentración en la céntrica plaza de la Virgen Blanca se conformaba en torno al mediodía y unas horas después, las furgonetas de la Ertzaintza abandonaban las inmediaciones. También los dos celedones solidarios que se habían encaramado a la Torre de San Miguel a primera hora del sábado abandonaban su encierro pasadas las 16.00 horas, iniciándose así una tensa espera de acontecimientos, sin que al cierre de esta edición se tuviera noticia de ninguna intervención policial relativa al caso.

Los organizadores de la protesta llevaron a cabo varios simulacros para prepararse para el momento en el que pudiera intervenir la Er-tzaintza e invitaron a los asistentes a mostrar una resistencia pasiva y no identificarse para dificultar la labor de la policía vasca.

La organización anunciaba por megafonía hacia las 15.00 horas la presencia de los tres jóvenes y uno de ellos, Igarki Robles, tomó la palabra para agradecer a los asistentes su solidaridad. Asimismo, se dirigió a la Audiencia Nacional y al Gobierno español para decir que los allí presentes no consienten “que sigan deteniendo, encarcelando y torturando a ciudadanos vascos” y que van a continuar siendo “disidentes”. Asimismo, Robles solicitó al Gobierno Vasco que mantenga una actitud “firme y coherente” ante estas “leyes de excepción” y que dé pasos prácticos para solucionar el conflicto político. “Es hora de vaciar las cárceles y no llenarlas más”, concluyó Igarki Robles. - N.G./Efe.