Mungia - Arropadas por sus familiares -ubicados en primera fila de los asientos reservados al público- y decenas de vecinos de Mungia que coparon el salón de plenos y las escaleras de acceso al mismo, la alcaldesa de Mungia, Izaskun Uriagereka, y la concejala de Cultura, Miren Begoña Bilbao, renunciaron ayer a sus cargos ante la imposición de colocar la bandera española en la balconada de la Casa Consistorial. En un discurso entrecortado por la emoción, la ya ex primera edil mungiarra lanzó una dura acusación al delegado del Gobierno español en la CAV, Carlos Urquijo, a quien acusó de querer humillar al pueblo de Mungia y por extensión a los ciudadanos vascos. Urquijo fue quien solicitó la ejecución forzosa de la sentencia que obligaba a Mungia a izar la española, fallo recurrido sin éxito por Uriagereka ante el Tribunal Constitucional.

La alcaldesa por el PNV, que cimentó su discurso de despedida en euskera, cambió repentinamente al castellano para “dirigirse a quien ha provocado mi dimisión” -por Urquijo-, a quien invitó a “comprender al pueblo vasco”, aunque ella misma aseguró que “estamos lejos de comprendernos en estos momentos”. “Habla el señor delegado del Gobierno de cumplir y hacer cumplir la ley, una ley que nada aporta al pueblo que dice servir, pero al que no pretende sino humillar. Una ley trasnochada que no genera sino malestar y crispación en nuestro pueblo”, aseguró.

La primera edil afirmó que, frente a la postura de Urquijo, ella prefiere “hablar de esperanza, de confianza en nuestras gentes, de construir un país libre y soberano en base al acuerdo entre diferentes”. “Prefiero hablar de un país donde sus hombres y mujeres sientan y hablen su cultura, su lengua, vivan sus costumbres y tradiciones y sus símbolos, sin necesidad de leyes que les obliguen a sentir lo que no son ni nunca serán”, manifestó. Asimismo, abogó por la unidad de los abertzales porque “juntos pondremos fin a sus humillaciones y a sus imposiciones”.

único motivo La exalcaldesa de Mungia quiso dejar claro en su despedida del cargo que el “único motivo” que le ha llevado a tomar la decisión de abandonar la Alcaldía ha sido la imposición de colocar la bandera española en el Ayuntamiento, algo que “nunca ha querido el pueblo Mungia” y, en este sentido, recordó que, de los 17 concejales que componen la corporación municipal, “catorce somos abertzales”. “Y mientras el pueblo de Mungia favoreció mi designación como alcaldesa hace casi cuatro años, Urquijo ha violentado esta decisión de los vecinos de Mungia con su actitud y su posición política a tres meses de terminar la legislatura”, apostilló.

Con la voz entrecortada debido a la emoción, recordó que apenas unos días después de tomar posesión del cargo comenzó el calvario al que se ha sometido al Ayuntamiento, a ella como alcaldesa y a los vecinos de la localidad. “Desde el 5 de julio de 2011 Carlos Urquijo se ha empeñado en contrariar la voluntad de este pueblo”, aseguró.

Sus últimas palabras fueron para su familia -su madre, su marido, su hermano y sus suegros estaban en la primera fila- y los vecinos de Mungia, a quienes “agradeció de todo corazón” el apoyo que le han proporcionado a lo largo de los ocho años en los que ha ostentado el bastón de mando de la corporación municipal y en especial estos últimos días desde que trascendió su decisión de abandonar el cargo.