sestao - A las 20.30 horas, media hora después de iniciada la concentración organizada por la Asociación de vecinos Txabarri Garbi que reunió a unas 2.000 personas en apoyo al alcalde de Sestao, Josu Bergara, por su ardua defensa de la convivencia en la parte baja del municipio, aún permanecían en la plaza del Kasko numerosos corrillos de vecinos intercambiando impresiones sobre lo acontecido desde que el pasado jueves SOS Racismo denunció al regidor por su negativa a empadronar a inmigrantes conflictivos.
"No ha hecho más que lo que los vecinos le hemos pedido", repetían varios vecinos de la otrora milla de oro de Sestao, hastiados de una situación de degradación de la convivencia que se manifiesta en los testimonios de sus residentes. "No hay derecho lo que están haciendo con el alcalde, no se merece el trato que le están dando", señalaba una y otra vez, micrófono en mano, el presidente de la asociación vecinal, Manolo Fernández, cuyas alocuciones en defensa del regidor eran contestadas con encendidos aplausos.
Arropado por dos pancartas de apoyo a Bergara y contra los calificativos de racismo empleados por la organización humanitaria denunciante, el dirigente vecinal acusó a los medios de comunicación estatales y a algunos dirigentes políticos -"que son unos señoritos que viven del dinero público y que no tienen que preocuparse por su seguridad ni la de su familia"-, de haber orquestado este "linchamiento mediático al único alcalde que está haciendo algo por los vecinos".
Un sentimiento que se plasmaba en las decenas de carteles que los vecinos exhibieron en la concentración, en los que podía leerse Josu el pueblo está contigo o Josu. Gracias por defender a tus vecinos. Frente a los oradores, un vecino portaba su propia pancarta en la que podía leerse No somos racistas, somos realistas que, junto al "No queremos familias conflictivas", fueron dos de los argumentos más coreados por los cientos de asistentes a a concentración vecinal. Asistentes como Ramiro Alonso, un pequeño empresario de que tuvo que cerrar hace 12 años cuando la llegada masiva de familias de etnia gitana al barrio "creó una situación similar a la que se está produciendo ahora" con los inmigrantes conflictivos de otros países. "Txetxu Milla (exalcalde socialista) nos vendió el pueblo y los que vinieron después lo remataron", señalaba Ramiro, que harto de pelarse contra los molinos del abandono institucional, "aquí los alcaldes no hicieron nada para apoyar a la gente trabajadora", decidió volverse a la provincia de Burgos, de donde es natural. Una triste historia para la zona baja de este pueblo trabajador que en aquella época vio cómo se cerraban desde "una de las mejores ferreterías de Bizkaia a la que venía gente de Bilbao y de todos los sitios, hasta tiendas de ropa, de alimentación o bares", relataba Ramiro a los presentes desde uno de los peldaños del kiosco de la plaza.