Donostia - "Me cuesta mucho ganarme la vida honradamente". La aseveración no pertenece a un ciudadano al uso, sino al expresidente español José María Aznar, y en declaraciones a El País Semanal con motivo de la celebración de su último Consejo de Ministros como máximo dirigente del Ejecutivo. Quien fuera líder del PP, ahora ejerciendo en la sombra, se vanagloria además de pagar "hasta el último de mis impuestos", y avisa, aludiendo al funeral de Estado rendido a uno de sus antecesores en el cargo, Adolfo Suárez, que él no quiere pompa ni boato, en un ejercicio de curiosa humildad. "¿Pasar a la historia? Yo, de lápida, nada, y de inscripciones, menos. No quiero ni tumba ni panteón, ni nada de nada", advierte.

Señala Aznar que no echa de menos el poder ya que "el secreto" para poder superar la retirada es una cuestión que se encuentra "en la cabeza", y que en esos lances toca evitar dejarse llevar "por la melancolía". Algo que logró, sostiene, porque "tenía muchas cosas por hacer, muchos intereses, muchas ilusiones", rememora en un repaso vital a su lado más personal. "Tenía claro que ser presidente de mi país era lo más importante que podría ser en mi vida y a partir de ahí tenía que construirme una nueva existencia. Y demostrar que hay una vida después de La Moncloa. Y lo he conseguido. Tengo mucho trabajo y soy razonablemente feliz", manifiesta en la entrevista.

Admite que le gustaría tener más a su lado a su esposa, Ana Botella, alcaldesa de Madrid, cuando pasa temporadas en el extranjero, y que lo importante en política es "una continuidad cimentada en ideas, convicciones y valores", es sin "bandazos ni empezar de cero cada cuatro años". "Así nos ha ido en España con esos cortes históricos", lamenta. Dicho esto, alude a que aprendió inglés con 50 años de edad merced al "método de las tres pes, paciencia, prudencia y perseverancia", y que le hace "mucha gracia" las críticas a aquel discurso que se soltó con un acento irrisorio porque "parece que uno es el único que habla mal inglés y que todos los españoles se manejan como nativos de Oxford o Cambridge. Hablo el idioma a mitad de camino porque soy centrista".