DONOSTIA. El Gobierno español informó ayer que a los condenados por crímenes del GAL no se les podría aplicar la exigencia de pedir perdón e indemnizar a las víctimas que ahora se tiene en cuenta al aplicar beneficios penitenciarios a miembros de ETA, pues aquellos no fueron condenados por pertenencia a banda armada y porque, a diferencia de los militantes de ETA, no se mostraron orgullosos de formar parte de una organización terrorista.

El Ejecutivo español respondió así a una pregunta del diputado de Amaiur Sabino Cuadra, que había pedido cuentas al Gobierno por los periodos efectivos de cumplimiento de las penas impuestas a los responsables del secuestro de Segundo Marey y del asesinato de José Antonio Lasa y José Ignacio Zabala, acciones llevadas a cabo en 1983 por los GAL, y si llegaron a indemnizar a las víctimas y reconocieron el daño causado.

En su respuesta, el Gobierno español señaló que en las sentencias de los casos Marey (1998) y Lasa y Zabala (2001) se impusieron condenas de entre cinco y 30 años de privación de libertad, sin que hubiera referencias al delito de pertenencia a organización terrorista.

Según añadió, en el momento de producirse las clasificaciones a tercer grado o las excarcelaciones en libertad condicional, no estaban en vigor los artículos de la Ley Orgánica General Penitenciaria y del Código Penal que contemplan, además de otras, las dos condiciones citadas por Amaiur. Ambas exigencias, recordó el Gobierno español, se incorporaron a las leyes mencionadas en la reforma de junio de 2003 para el cumplimiento íntegro y efectivo de las penas.

Pero, además, subrayó que en los testimonios de esas sentencias "no aparecen referencias a que las personas citadas formaran parte o integraran una o más organizaciones terroristas, razón por la que, aun en el supuesto de haber estado vigente la legislación mencionada, no habría sido de aplicación". En todo caso, el Ejecutivo recalca que, a diferencia de lo que ocurre con los presos de ETA, los condenados por esos crímenes nunca presumieron de formar parte de una organización terrorista.